"En la situación actual, un embargo de gas natural sería un verdadero desastre", dijo Wansleben en una entrevista con la emisora de radio alemana Deutschlandfunk.
Según Wansleben, este embargo "superaría cualquier cosa" a la que se haya enfrentado Alemania, y las comparaciones con el impacto de la pandemia del COVID-19 son incorrectas.
"Esto será mucho más difícil", advirtió.
Numerosos países condenaron la operación militar que Rusia lanzó el pasado 24 de febrero para, según el presidente ruso, Vladímir Putin, "desmilitarizar" y "desnazificar" Ucrania, y activaron varias baterías de sanciones individuales y sectoriales que buscan infligirle a la economía rusa el mayor daño posible para presionar a Moscú a que detenga las hostilidades.
Así, la Unión Europea (UE) impuso restricciones que prohíben comprar, importar o transferir carbón y otros combustibles fósiles sólidos al bloque comunitario si se originan en, o se exportan desde, Rusia, a partir de agosto de 2022.
Hasta ahora no se aplican restricciones de la UE a las importaciones de petróleo y gas de Rusia, pero los políticos europeos hacen de vez en cuando llamamientos similares. Estados Unidos ya impuso un embargo a los suministros energéticos rusos, a excepción del uranio.
No obstante, Rusia afirma que podrá desviar sus suministros a mercados alternativos, como el de los países de Asia.
El vice primer ministro ruso Alexandr Nóvak previamente destacó que sin el gas y el petróleo ruso en el mundo tendría lugar un colapso, y los precios del combustible serían imprevisibles.
Según el representante de la Cancillería rusa Dmitri Birichevski, Europa depende mucho del gas y el crudo de Rusia, y en el mejor de los casos, la UE podría reponer esa necesidad con suministros de otros países, así como utilizando fuentes de energía renovable, solo en un 80%, aunque en realidad esa cantidad sería incluso menor, y ese paso provocaría una subida adicional de los precios.
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