"Un fantasma persigue a Occidente: el fantasma de una alianza chino-rusa, real o imaginaria", opina el doctor de la Universidad de Stanford e investigador jefe del Instituto de Estudios Estadounidenses de Shanghai, Yu Bin.
Mientras Occidente se apresura a suministrar armas letales a Ucrania, Washington está pensando en cómo resolver el dilema de la neutralidad de Pekín, porque para ellos es una cuestión de éxito o fracaso. Sin embargo, para China "la neutralidad es crucial, no sólo en términos de protección de los intereses nacionales, sino también para garantizar la estabilidad en el mundo", indicó el experto en un artículo publicado en la revista especializada Russia in Global Affairs.
Mientras Occidente se apresura a suministrar armas letales a Ucrania, Washington está pensando en cómo resolver el dilema de la neutralidad de Pekín, porque para ellos es una cuestión de éxito o fracaso. Sin embargo, para China "la neutralidad es crucial, no sólo en términos de protección de los intereses nacionales, sino también para garantizar la estabilidad en el mundo", indicó el experto en un artículo publicado en la revista especializada Russia in Global Affairs.
Neutralidad al estilo chino
La neutralidad de China en el conflicto de Ucrania es "bastante sincera", indica Bin, debido al hecho de que tanto Rusia como Ucrania son "socios estratégicos" de China. De hecho, la operación militar en curso "socava seriamente los intereses de Pekín, incluido su extenso programa de inversión extranjera en el marco de la iniciativa de la Franja y la Ruta, para la cual Ucrania ha sido un importante centro regional" resaltó.
Esta posición de neutralidad no es puramente comercial, según el experto, sino que se debe a una combinación de "humanismo, pragmatismo y realismo político", ya que a muchos les preocupa que la actual retórica de escalada hacia el conflicto en Ucrania pueda llevar a una guerra mayor. Por lo tanto, en la era de las armas de destrucción masiva, la neutralidad de China "no es simplemente pasiva, sino fundamental para garantizar una seguridad equilibrada y duradera para todas las partes" aseguró el experto.
"El crecimiento constante de China se acompaña de su regreso al pasado confuciano en busca de sabiduría en un mundo de caos" señala Bin. Desde 1982, China, al negarse a unirse a alianzas, ha seguido una política exterior independiente. Según él, esto se ha aplicado al conflicto actual en Ucrania, la crisis entre Ucrania y Crimea de 2014 y el conflicto entre Georgia y Rusia de 2008, así como a la península coreana desde la década de 1980.
"Si no está con nosotros está en nuestra contra"
Entre los diversos puntos de vista que compiten en el espacio público chino sobre la cuestión ucraniana se encuentran los de los realistas occidentales como el exsecretario de Estado de EE.UU. Henry Kissinger, que señaló que "la supervivencia y prosperidad de Ucrania debería basarse en su neutralidad como 'puente' y no como campo de batalla entre Rusia y Occidente", recordó Bin. Asimismo, mencionó al diplomático estadounidense George Kennan, que advirtió hace 25 años que la expansión de la OTAN hacia el este representa "el peor error de la política norteamericana en la era posterior a la Guerra Fría".
Para muchos en China, la ausencia de realismo político en el discurso occidental sobre Ucrania es extraña. "Si estas opiniones moderadas, aunque políticamente incorrectas, hubieran sido escuchadas en Occidente, el actual conflicto en Ucrania podría haberse evitado", asegura el experto.
Por lo tanto, Bin insiste en que la afirmación de Occidente de una "invasión no provocada" de Ucrania por parte de Rusia no convence a muchos en China. El orden político de Pekín puede no ser tan liberal como el de Washington, "sin embargo, la mente china es mucho más abierta si la comparamos con lo que Henry Kissinger describe como solipsismo estadounidense: la incapacidad de imaginar siquiera una visión diferente del mundo", agregó.
Asimismo, la operación militar en curso en Ucrania, con todas sus consecuencias, "es probable que se prolongue e incluso se intensifique", aseguró el experto. "Bienvenidos al nuevo mundo distópico de Kissinger, las armas de destrucción masiva y la inteligencia artificial, por no hablar del ultimátum estadounidense 2.0: 'el que no está con nosotros está en nuestra contra'", agregó.
El alineamiento Rusia-China
Uno de los factores clave del esquema de asociación estratégica amistosa y flexible entre Moscú y Pekín son las lecciones del pasado, señala el experto. Entre 1950 y 1989, la relación entre los dos gigantes comunistas "fluctuó violentamente" entre la alianza y el enfrentamiento con un gran coste para ambas partes. "Desde entonces, Rusia y China han transformado una relación militarizada, ideologizada y altamente peligrosa en una coexistencia pragmática", indicó Bin.
Por lo tanto, Bin insiste en que la afirmación de Occidente de una "invasión no provocada" de Ucrania por parte de Rusia no convence a muchos en China. El orden político de Pekín puede no ser tan liberal como el de Washington, "sin embargo, la mente china es mucho más abierta si la comparamos con lo que Henry Kissinger describe como solipsismo estadounidense: la incapacidad de imaginar siquiera una visión diferente del mundo", agregó.
Asimismo, la operación militar en curso en Ucrania, con todas sus consecuencias, "es probable que se prolongue e incluso se intensifique", aseguró el experto. "Bienvenidos al nuevo mundo distópico de Kissinger, las armas de destrucción masiva y la inteligencia artificial, por no hablar del ultimátum estadounidense 2.0: 'el que no está con nosotros está en nuestra contra'", agregó.
El alineamiento Rusia-China
Uno de los factores clave del esquema de asociación estratégica amistosa y flexible entre Moscú y Pekín son las lecciones del pasado, señala el experto. Entre 1950 y 1989, la relación entre los dos gigantes comunistas "fluctuó violentamente" entre la alianza y el enfrentamiento con un gran coste para ambas partes. "Desde entonces, Rusia y China han transformado una relación militarizada, ideologizada y altamente peligrosa en una coexistencia pragmática", indicó Bin.
En este sentido, Bin sugiere que es fundamental la ausencia de ideología, que exageró la amistad entre el periodo de "luna de miel" (1949-1959) y exacerbó las divisiones durante los treinta años de "divorcio" (1960-1989). "De cierta forma, la actual asociación estratégica ruso-china, ilimitada o limitada, es una relación normal después de los mejores y peores tiempos" añadió.
Según el experto, China, quizás más que cualquier otro país del mundo, comprende los enormes riesgos, retos y dificultades de la "dolorosa" transformación de Rusia en las décadas postsoviéticas. Y a diferencia de algunos occidentales, Pekín se abstiene de explotar la debilidad de Moscú para obtener beneficios a corto plazo.
En este sentido, la actual neutralidad imparcial y de principios de Pekín es "encomiable", rescata Bin. "En una época de mezcla tóxica de armas de destrucción masiva y de difusión masiva de noticias falsas de todo tipo, es hora de dejar espacio para el diálogo, la paz y la neutralidad hacia una seguridad global, indivisible y duradera para todos", concluyó.
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