“Se está construyendo un complejo de fortificaciones en la línea de contacto, la llamada ‘línea Wagner’”, ha informado este miércoles el fundador del grupo paramilitar ruso Wagner, Yevgeny Prigozhin, en las redes sociales.
El empresario no ha ofrecido más detalles sobre la longitud de esa línea, pero ha subrayado que “se trata de una defensa a varios niveles”.
Prigozhin ha resaltado que las unidades Wagner operan como un muro infranqueable frente al Ejército de Ucrania, argumentando que, debido a esta mera presencia, la línea no debería ser “necesaria”.
El anuncio se produce un día después de que el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, confirmara que las Repúblicas Populares de Donesk y Lugansk (en el este de Ucrania) y las provincias de Zaporiyia y Jersón están protegidas y su seguridad está garantizada al mismo nivel que el resto del territorio ruso.
El pasado 5 de octubre, el presidente ruso, Vladimir Putin, firmó la ley de anexión de las cuatro regiones y nombró a jefes interinos, después de que las poblaciones de dichas zonas votaran a favor de la adhesión a Rusia en referendos celebrados el mes pasado.
Pese a que ciertas voces tachan de ilegales los referendos en dichas regiones, Moscú argumenta que, en 1991, las élites decidieron disolver la antigua Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) sin consultar la voluntad de los ciudadanos, y ahora, las personas han elegido a volver a su patria.
Efectivamente, desde el inicio del conflicto, el 24 de febrero, el Kremlin ha dejado claro que Rusia no tiene planes para ocupar Ucrania, o provocar una guerra nuclear, sino que, el objetivo de su misión es la “desmilitarización” y la “desnazificación” del país vecino, dado que las potencias occidentales lo están utilizando para invadir el territorio ruso.
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