El portavoz del Ministerio de Defensa de Rusia, el mayor general Igor Konashenkov, ha afirmado este sábado que las unidades de cohetes y artillería de las fuerzas terrestres del país atacaron y destruyeron un campo de entrenamiento de las fuerzas especiales ucranianas cerca del lago Sasyk en Odesa.
Según Konashenkov, las fuerzas rusas también destruyeron 43 baterías de artillería y morteros, así como dos lanzacohetes múltiples Grad, 10 municiones y un sistema de defensa aérea Buk-M1 en la región de Járkov, cerca de Mayaki.
Rusia destruye gran cantidad de armamento occidental en Ucrania
El alto cargo ruso, asimismo, ha informado de la destrucción de una gran cantidad de armas y equipos suministrados a Kiev por Estados Unidos y ciertos países europeos, que iba dirigida al contingente de tropas ucranianas destacadas en Donbás (este de Ucrania).
“En la zona de la estación ferroviaria de Malín, en la región de Zhitomir, fue destruido con misiles de emplazamiento marítimo de largo alcance y alta precisión ‘Kalibr’ una vasta provisión de armamento procedente de Estados Unidos y países europeos”, ha resaltado.
Ha dicho, además, que los sistemas de defensa aérea rusos derribaron un avión Su-25 ucraniano cerca del pueblo de Belítskoe, en Donbás, y otro del mismo modelo, fue interceptado cerca de Novoaleksándrovka, en la provincia ucraniana de Jersón. De igual modo, la defensa aérea rusa destruyó 14 aviones no tripulados (drones) en distintas partes del territorio ucraniano.
La aviación rusa pulverizó cuatro puestos de mando, un arsenal junto a la localidad de Drobyshevo, en el norte de región de Donetsk, y atacó 47 zonas de concentraciones de tropas y vehículos militares ucranianos. También, dos almacenes de combustible fueron destruidos cerca de Odesa.
Es más, más de 270 nacionalistas ucranianos habían muerto y 52 unidades de Ucrania habían sido destruidas como resultado de los ataques aéreos rusos en las últimas 24 horas, ha agregado el portavoz castrense.
Moscú inició su “operación militar especial” en Ucrania el pasado 24 de febrero, en reacción a la conducta agresiva de Kiev en la región de Donbás y a petición de los líderes independentistas de la aludida zona ucraniana, además tras la negativa de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) a garantizar la seguridad de las fronteras rusas. El país euroasiático ha dejado claro repetidamente que su objetivo es la “desmilitarización” y la “desnazificación” del territorio ucraniano.
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