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domingo, 12 de junio de 2022

EEUU construye el submarino nuclear más avanzado y letal de la historia

Comienza la construcción del nuevo submarino de ataque de los EEUU: la clase Columbia será el submarino más avanzado y sigiloso del planeta cuando esté operativo en 2030


El Pentágono acaba de comenzar la construcción del submarino nuclear más avanzado, sigiloso y letal de la historia: el Distrito de Columbia, un arma del futuro con un nombre que no inspira el terror que debería y que reemplazará a los actuales submarinos de ataque con armas nucleares de la clase Ohio.

La nueva clase Columbia estará formada por 12 submarinos que tomarán el relevo de los 14 de la clase Ohio en 2030, uno de los tres vértices de la tríada nuclear norteamericana: bombarderos estratégicos, silos y submarinos estratégicos cargados con misiles balísticos intercontinentales.

Ni China ni Rusia tienen una idea clara de dónde están los submarinos americanos, un factor que se agrandará gracias a las nuevas tecnologías de propulsión silenciosa que supuestamente incorpora la clase Columbia y que los harán más furtivos que nunca. Este sigilo, unido al hecho de que estos submarinos nucleares transportan la gran mayoría de las cabezas atómicas de los EEUU, convierte a estas máquinas de guerra en el vértice más poderoso de la tríada nuclear norteamericana.

El diseño de la clase Columbia comenzó en 2007 y, si todo va según el plan, el Distrito de Columbia se entregará a la US Navy en 2027, que lo pondrá a punto para entrar en servicio en 2030. Por primera vez en la historia, estos nuevos submarinos permanecerán en activo hasta 2080 sin tener que recargar combustible de su reactor nuclear, como ocurría con la clase Ohio y ocurre con los submarinos nucleares del resto de países. Según la naviera, General Dynamics Electric Boat, esto hará que la nave sea menos costosa de mantener y ampliará su vida útil a un total de 60 años.

El 70% de la capacidad nuclear americana

Los Columbia tienen 170,68 metros de eslora y desplazan 20.810 toneladas, lo que los convierte en el submarino más grande que jamás ha servido en la marina norteamericana. Solo los Typhoon soviéticos de 171.90 metros —construidos a principios de los 80 y que ahora sirven en la armada rusa— son más grandes, con un poco más de un metro de ventaja. Según Estados Unidos, los Columbia llevarán 16 misiles balísticos intercontinentales cada uno, el 70% de su arsenal nuclear.

Aparte de estos datos, ni el Pentágono ni la naviera comparten cuál es la tecnología que les permite ser tan silenciosos ni ninguna otra capacidad avanzada. Los últimos solo aseguran que “contará con un rendimiento acústico superior y sensores de última generación para convertirlo en el submarino más capaz y silencioso jamás construido”.

También estarán equipados con la última versión de los torpedos pesados Mark 48 que comenzaron a desarrollarse en 2003 y todavía permanecen como un ‘top secret’. Están diseñados especialmente para hundir submarinos nucleares enemigos y grandes barcos de superficie usando sonar y sensores capaces de detectar campos eléctricos y magnéticos, así como resistencia a contramedidas electrónicas. El resto de funciones, como la rumoreada posibilidad de navegar sigilosamente usando baterías eléctricas en lugar de los motores de pistón tradicionales, son todavía confidenciales.

Letales para el enemigo y ellos mismos

Según el Pentágono, los nuevos Columbia serán clave en la doctrina de disuasión nuclear: hay que tener la capacidad atómica más avanzada para disuadir al enemigo de que use sus armas atómicas, sabiendo que cualquier ataque acabaría con la destrucción mutua asegurada.

Los críticos —principalmente representados por el Boletín de Científicos Atómicos, la organización no gubernamental contra la proliferación nuclear que cada año actualiza el reloj del juicio final— siguen diciendo que esta doctrina es una falacia que pone a la humanidad en peligro de extinción. Un argumento que se ha visto reforzado por la nueva doctrina nuclear rusa, que ahora justifica sin pudor los ataques nucleares contradiciendo décadas de acuerdos establecidos por EEUU y la antigua Unión Soviética.

Estas nuevas armas son parte de una escalada armamentística hacia la nada, como los misiles y planeadores hipersónicos nucleares supuestamente imbatibles, pero que terminarán en la misma destrucción global que el resto de armas nucleares ya existentes.

Carrera armamentística hacia el desastre

Como publicamos en marzo, el único camino real para alejar la posibilidad de un evento de extinción autoinfligido es el desarme, como apunta Daniel Holz, profesor de Física, Astronomía y Astrofísica en la Universidad de Chicago, el Instituto Enrico Fermi y el Instituto Kavli de Física Cosmológica: “Tan pronto como terminen las hostilidades [en Ucrania], los líderes occidentales deben comprometerse con Putin y el líder chino Xi Jinping para elaborar acuerdos sobre control de armamentos y prácticas de mando y control nuclear que reduzcan en gran medida la posibilidad de que cualquier persona pueda tomar medidas que pongan en riesgo a toda la civilización humana”. Algo que, vistas las acciones y palabras de Vladímir Putin en la brutal invasión ilegal de Ucrania, es una quimera.

Sharon Squassoni —profesora de Política Tecnológica y Ciencia Internacional en la Universidad George Washington y codirectora de la mesa de seguridad del Boletín de Científicos Atómicos junto a Holz— es otra de las científicas que apunta lo obvio: no hay otro camino que el desarme y un nuevo acuerdo. “Cuando lo impensable se vuelve pensable, es una crisis. Y, cuando lo impensable sucede, es una catástrofe”, afirma. Ahora, estamos en una crisis, argumenta, con unos crímenes de guerra que eran impensables en Europa después de la invasión de Hitler. “Si la guerra que Rusia sigue librando contra Ucrania termina sin que se dispare un arma nuclear, no será una victoria para la disuasión, sino para el desarme”, afirma. “Tal resultado demostrará que las armas nucleares siguen siendo, 75 años después de su invención, inutilizables, irrelevantes y una terrible pérdida de dinero, esfuerzo y vidas”.
Callejón sin salida

De hecho, las armas nucleares se han convertido en la amenaza del abusador, el matón que las esgrime como respuesta en caso de que alguien acuda a la defensa del débil, en este caso de Ucrania. Si Rusia no tuviera armas nucleares, la guerra no habría ni empezado, sabiendo la absoluta superioridad militar de la OTAN en la guerra convencional.

Sea como sea, el desarme es y será imposible. Los hechos tangibles, las acciones de Rusia y China ahora mismo, demuestran que ni quieren ni les interesa jugar con las mismas reglas del juego internacional que las democracias occidentales quieren aplicar. Por eso parece que la única solución es que a norteamericanos, OTAN, Corea del Sur o Japón no les quede otra que hablar el mismo lenguaje que estas dos autocracias imperialistas y, desgraciadamente, armarse hasta los dientes.

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