Buscar en este blog

martes, 14 de junio de 2022

Estas cuatro empresas están usando Ucrania como laboratorio de la guerra del futuro

Algoritmos que aprenden por sí solos y analizan en segundos miles de imágenes satelitales, señalan en qué zonas desplegar artillería o reconocen soldados fallecidos. Es la guerra del futuro que ya se está ensayando en Ucrania


"Quien se convierta en el líder en inteligencia artificial se convertirá en el amo del mundo". Corría septiembre de 2017 cuando Vladímir Putin pronunció estas palabras en un encuentro con estudiantes. Nadie se imaginaba lo que vendría años después, pero la frase va camino de ser premonitoria. Casi tanto como la respuesta que le dio Elon Musk a Putin. "La competencia por IA entre países muy probablemente será la causa de una Tercera Guerra Mundial". Ni una cosa ni la otra de momento se ha cumplido a rajatabla, pero la invasión de Ucrania sí está demostrando algo que tampoco muchos esperaban: la importancia crucial de los sistemas autónomos y el 'software' de inteligencia artificial en una guerra de estas dimensiones. Altos cargos del Pentágono reconocen que ya están usando inteligencia artificial (IA) de forma intensiva en Ucrania y expertos militares señalan que es solo el comienzo.

"Es la guerra que no se ve". Así lo definía recientemente Maynard Holliday, director en el Pentágono de la unidad de Investigación en Defensa e Ingeniería para la Modernización. Sin dar muchos detalles, Holliday reconoció que EEUU ya está usando diferentes sistemas para analizar cantidades masivas de datos en tiempo récord. Gregory C. Allen, director del proyecto AI Governance del 'think tank' Center for Strategic and International Studies (CSIS), señala dos frentes clave en los que el ejército de EEUU y de otros aliados de la OTAN estarían empleando tecnología de IA en Ucrania: por un lado, en el análisis de imágenes satelitales y de fuentes abiertas y, por otro, en el análisis de información de lo que ocurre en tiempo real en el campo de batalla para tomar decisiones más rápidas y precisas.

"La guerra de Ucrania está siendo inesperada en muchos aspectos. Gran parte de los enfrentamientos se están llevando a cabo con armamento muy antiguo, con tanques y artillería de la era soviética. Pero lo interesante es cómo se está recabando inteligencia para analizar qué objetivos atacar, dónde desplegar efectivos y dónde no", explica Allen desde Washington en conversación telefónica con El Confidencial. Él conoce mejor que nadie este terreno. Hasta el pasado abril fue el jefe de Estrategia del Joint Artificial Intelligence Center (JAIC) del Pentágono, encargado precisamente en 'fichar' empresas especializadas en IA militar y desarrollar un plan en este terreno. Y pone un ejemplo de cómo han cambiado las cosas.

"Se están usando todo tipo de drones para tareas de reconocimiento y espionaje. Si esos drones te envían en un día 70.000 imágenes, hay sistemas de IA muy potentes que van a seleccionar solo unas pocas fotos, pon 250, que de verdad son de interés para que las revise una persona", explica Allen, quien matiza qué se entiende de verdad por IA militar para navegar entre tanto humo. "Hablamos de 'machine learning' aplicada a fines de defensa, es tecnología que se desarrolla y funciona de forma muy diferente al 'software' tradicional". En otras palabras, programas capaces de analizar millones de datos y de aprender de forma autónoma, sin intervención humana.

Los grandes fabricantes de armamento convencional, como las estadounidenses Lockheed Martin, Northrop Grumman y Raytheon Technologies o la británica BAE Systems, tienen ya capacidades en IA, pero ni de lejos son equiparables a las que han desarrollado un selecto grupo de 'start-ups' que trabajan desde hace varios años para diversos ejércitos, entre ellos el de EEUU, Reino Unido o Australia. Fuentes militares consultadas señalan 3-4 nombres clave, pero destacan a una por encima de todas: Anduril.

De socio de Zuckerberg a visionario de la IA militar

Creada por el 'niño prodigio' de Silicon Valley Palmer Luckey, de 29 años, Anduril (es el nombre de una espada en la novela de J. R. R. Tolkien, 'El Señor de los Anillos') ha firmado algunos de los mayores contratos tecnológicos con el Pentágono en los últimos años. Luckey, fundador de Oculus VR, vendida a Facebook en 2014 por 2.000 millones de dólares, ha reconocido recientemente que sus sistemas se están usando en Ucrania. No ha especificado cuáles exactamente, pero las capacidades de las compañías son "impresionantes", como describen fuentes militares consultadas.

La empresa ha desarrollado un sistema operativo llamado Lattice OS que interconecta diferentes dispositivos y es capaz de tomar decisiones de forma autónoma a través de inteligencia artificial. Por ejemplo, unos sensores detectan la entrada de un vehículo en una zona delimitada. Estos sensores activan una cámara lejana que observa de cerca el vehículo y lo identifica como militar y enemigo. Automáticamente, despega un dron que lo sigue y analiza desde la distancia. Ese dron podría enviar las coordenadas en tiempo real a un puesto de artillería, a un caza o a un dron armado para eliminar en minutos el vehículo. Técnicamente ya es posible. De momento, Anduril se limita a enviar drones camicaces, que se estrellan a 320 km/h contra otro dron enemigo. Y todo con la supervisión de un solo ingeniero que maneja la situación desde un portátil.


Anduril, que ha levantado más de 1.800 millones de dólares de financiación y cuenta con el apoyo de algunos de los mayores inversores de Silicon Valley (como Andreessen Horowitz o, sorpresa, Funders Fund, propiedad de Peter Thiel), dispone de un amplio arsenal tecnológico. Cuenta con un submarino autónomo de pequeñas dimensiones llamado Dive-LD, pensado para tareas de espionaje o de apoyo en misiones de ataque, y otro dron autónomo llamado Altius, que se puede lanzar desde tierra, mar o aire. El sistema Lattice es el pegamento que lo une todo, lo nuevo (sensores de detección, cámaras, drones...) y, poco a poco, lo viejo (blindados, cazas, unidades de artillería...). Esta es justo la idea del megaproyecto JADC2 del Pentágono, tener una visión unificada e informatizada de todas las unidades militares, y Anduril ya se ha posicionado como uno de los proveedores clave.

Hay más. Otra de las compañías cuyos sistemas se estarían probando en Ucrania es C3.AI, creada por otro visionario de Silicon Valley reconvertido a gurú militar, Thomas Siebel. ¿Recuerdan Siebel, ese farragoso 'software' que usaban cientos de miles de empresas en todo el mundo para gestionar las relaciones con sus clientes? Su creador, Thomas Siebel, lo vendió a Oracle en 2005 por casi 5.900 millones de dólares, en una de las operaciones más sonadas del sector tecnológico de las últimas décadas. Ahora Siebel lidera C3.AI, ha conseguido varios contratos multimillonarios con el Departamento de Defensa (uno de los más sonados, por 500 millones a finales de 2021) y compite con Anduril y otras tecnológicas en ser uno de los proveedores de AI de referencia del ejército de EEUU.

Su fortaleza está en el análisis de millones de datos en tiempo real para realizar predicciones. Las Fuerzas Aéreas pagaron recientemente a C3.AI para predecir cuándo sus cazas de combate podrían tener fallos técnicos y evitar así costosos mantenimientos y aviones no disponibles. Su 'software' logró reducir en un 40% las reparaciones no planificadas y aumentó un 6% el tiempo de vuelo de los cazas. Este mismo programa se estaría aplicando ahora al campo de batalla en Ucrania, aunque ni el Pentágono ni Siebel lo han querido reconocer de forma oficial.

A este lado del charco, la firma británica Adarga es la que más de cerca está siguiendo los pasos de Anduril y C3.AI. Fundada por Robert Bassett Cross, ex alto rango del ejército británico al mando de equipos antiterroristas en Afganistán e Irak, es el proveedor de referencia de IA del Ministerio de Defensa de Reino Unido. Uno de los proyectos en los que trabajan es identificar la verdadera función de un edificio en función de las imágenes captadas por un dron de lo que ocurre a su alrededor. ¿Qué tipo de gente entra y sale del edificio? ¿Qué tipo de vehículos hay alrededor? ¿Es un almacén de armas, un edificio civil, una tapadera para terroristas? El 'software' es capaz de llegar a una conclusión y sugerir atacar o no, pero es el humano el que toma la decisión final. De momento.

Ser espía ya no es tan sencillo

Clearview AI, la polémica firma estadounidense de reconocimiento facial que almacena miles de millones de fotos de ciudadanos de todo el mundo sin su permiso, reconoció que Ucrania comenzó a usar su sistema para identificar soldados rusos y ucranianos fallecidos en combate. Así lo aseguró recientemente su consejera delegada Hoan Ton-That, quien ofreció su tecnología de forma gratuita al gobierno ucraniano, el cual aceptó. Cuerpos de policía de más de 30 países usan sus algoritmos para identificar criminales (en España el Ministerio de Interior niega tenerlos de proveedor). Clearview AI es el mejor ejemplo del doble filo que supone usar inteligencia artificial para fines militares: por un lado, da una ventaja abismal al ejército que la posee; por otro, el riesgo de que acabe usada para desarrollar armas autónomas o violar la privacidad y derechos fundamentales de los ciudadanos es más que evidente.

"Si la tecnología ya puede identificar soldados vivos y muertos, se puede incorporar a sistemas que decidan por sí mismos dirigir un ataque a estos soldados enemigos", escribían recientemente Darian Meacham y Martin Gak, de la organización activista OpenDemocracy. No es especulación. Según la ONU, drones 100% autónomos ya habrían identificado y atacado por sí mismos objetivos en Libia. Y hay informes no confirmados de que lo mismo ha podido suceder en Ucrania. Clearview AI, Anduril, C3.AI y Adarga son solo cuatro de las compañías cuyo 'software' ya permite crear armas autónomas. El problema es cómo evitarlo, cómo regularlo.

La tecnología de Clearview AI, por ejemplo, es tan potente que incluso las agencias de inteligencia están teniendo problemas. "Ahora es muchísimo más difícil disponer de espías o agentes secretos en lugares estratégicos. Con estos sistemas de reconocimiento facial, tener una identidad falsa que no sea rastreable digitalmente es casi imposible", explica una ex alto cargo militar consultado a condición de mantener su anonimato. El Gobierno de Reino Unido multó el pasado mayo con 7,5 millones de libras a Clearview por almacenar fotos de ciudadanos de forma ilegal. La empresa asegura ceñirse de forma estricta a la ley, aunque tampoco importa mucho. La sanción es calderilla para una firma que, igual que sus rivales, ha cerrado contratos millonarios con gobiernos de medio mundo.

Ucrania ahora se ha convertido no solo en una inagotable fuente de negocio para estas 'start-ups' militares, también, y más importante, es un gigantesco laboratorio de pruebas que les permitirá perfeccionar sus sistemas. Igual que Google o Facebook mejoran sus algoritmos de reconocimiento de imagen animándonos a subir (gratis) toda nuestra vida en fotos, la invasión de Ucrania es el primer conflicto que permitirá a la IA dar un gran salto tecnológico. "Cualquier compañía desarrollando este tipo de sistemas va a querer mejorarlos con la información real que está surgiendo del campo de batalla", explica Gregory Allen. Y señala la otra gran incógnita. ¿Está Rusia usando también inteligencia artificial militar? ¿Son sus sistemas tan avanzados como los de EEUU, China o Reino Unido?

"Algunas informaciones señalaban que Rusia había usado el dron Kub-Bla equipado con inteligencia artificial para identificar y eliminar objetivos de forma autónoma. Hemos realizado una investigación independiente y no es cierto, es solo propaganda", desmiente Allen. Eso no quiere decir, matiza, que Rusia no vaya a acelerar el desarrollo de IA militar. Es algo que se da por hecho, aunque ahora lo tendrá mucho más complicado. "Putin estaba en lo cierto. Quien domine la IA dominará el mundo. Pero su invasión injustificada de Ucrania ha reducido enormemente la posibilidad de que Rusia vaya a ser ese amo del mundo. Miles de ingenieros han abandonado el país precisamente porque no quieren a Putin como amo y señor". Eso dejaría dos nombres, EEUU y China, como grandes potencias rivales en la IA militar. Esa guerra del futuro ha comenzado ya.

No hay comentarios:

Publicar un comentario