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martes, 22 de mayo de 2012

África central. De nuevo ese oscuro objeto de deseo…

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En uno de mis primeros artículos me referí al peligro que podía llegar a constituir a medio plazo la caída del régimen de Gaddafi por lo que respecta a la estabilidad regional de África central. 
Transcurrido más de un año desde que la OTAN bombardeara Libia, causando decenas de miles de víctimas civiles, la realidad es tan evidente que incluso los medios de comunicación manipulados que apoyaban la intervención se rinden a la evidencia.

Ahora nadie duda que la caída fue instigada desde el exterior, de que se produjo una gran catástrofe humanitaria y de que…, por supuesto, los autores de la masacre nunca van a ser procesados por el Tribunal Penal Internacional, considerado por algunos el Tribunal del Pentágono y sus aliados.

 Libia es hoy en día un Estado fallido donde reina el desgobierno, el caos y la violencia entre unas milicias armadas hasta los dientes. 
Libia es hoy en día un Estado fallido donde reina el desgobierno, el caos y la violencia entre unas milicias armadas hasta los dientes, donde el ingente arsenal armamentístico gaddafista es, junto a las armas suministradas por Occidente durante la revuelta, el único comercio existente.

El armamento lleva meses filtrándose hacia el sur por parte de los mismos grupos de mercenarios de Al Qaeda que participaron en la revuelta, y que son ahora más numerosos y poderosos después de haber reclutado a cientos de jóvenes libios con la promesa del eterno paraíso.

Esta situación es tratada de forma muy sutil por parte de la maquinaria propagandística y manipuladora neoliberal occidental, que informa de que “el núcleo duro de Al Qaeda se reagrupa en el norte de África para revigorizar su campaña terrorista contra Occidente o contra intereses occidentales”.
Pero la realidad es otra muy distinta. Estos mercenarios yihadistas, ahora también traficantes de armas, se unen a los grupúsculos de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), un grupo supuestamente creado por la Administración Bush en 2004 para justificar la instauración de AFRICOM en 2006, y que ha llevado a cabo actos de sabotaje y secuestros en los últimos años, además de algún atentado terrorista más recientemente.


 

El objetivo a corto plazo estaba predeterminado cuando se decidió bombardear Libia, y no es otro que crear un arco de inestabilidad regional desde el Sahel occidental hasta el cuerno de África que acabe extendiéndose hacia el sur y provoque la desestabilización de África central a medio plazo, de tal manera que el Pentágono y sus aliados puedan justificar una futura intervención en pos de la “Seguridad Global”. Una nueva versión de la expansión estratégica de la agenda de Guerra Global y de política del miedo que, lamentablemente, tanto hemos presenciado en los últimos años.

 
A medio y largo plazo se pretende llevar a cabo una mayor intervención neoimperialista a fin de iniciar una segunda fase de expoliación de las riquezas naturales del continente africano, donde hace años que desembarcaron con fuerza potencias emergentes como China, India, Brasil e incluso Irán, que han invertido en muchos países y que podrían poner en peligro la supremacía económica occidental en las antiguas colonias franco-británicas.

Y parece ser que la nueva estrategia no ha tardado en dar sus frutos: el grupo islamista patrocinado por Al Qaeda denominado Boko Haram asesina a cristianos en Nigeria desde hace meses y el presidente  Goodluck Jonathan es incapaz de contener la violencia. Se prevé el derrocamiento del gobierno actual y la instauración de un gobierno títere que acabe con la violencia islamista con ayuda estadounidense a cambio del control de los recursos naturales por parte del Tío Sam.

El segundo flanco es Mali. Allí hace un mes se prolonga una revuelta tuareg  instigada por Al Qaeda en el Magreb Islámico, declarándose unilateralmente la independencia del norte del país después de violentos enfrentamientos. Aparece Sarkozy antes de ser derrotado en las urnas y declara que debe restablecerse el status quo. Se prevé intervención francesa inminente en su zona natural de influencia.

En poco tiempo los poderes occidentales liberaran al Continente Negro de la amenaza islamista y toda África central y el Golfo de Guinea volverán a ser literalmente saqueados a cambio de seguridad.

 

En estos tiempos de grave crisis económica, se demuestra de nuevo que Al Qaeda, que fue creada por la CIA, el MI6 y Arabia Saudí hace décadas, sigue siendo un negocio muy lucrativo, sin duda la mejor inversión exterior que haya existido nunca en un mundo global en el que economía y geopolítica van estrechamente unidos.

Mientras tanto, las sociedades occidentales son anestesiadas con deporte, telebasura  y desinformación, y creen que sus países son el paradigma de los Derechos Humanos y la democracia, por lo que creen justo que Occidente se arrogue el derecho de civilizar a los bárbaros del mundo tras aniquilar a terroristas y derrocar regímenes autoritarios…
Tan bonito como una película de Hollywood…

Nagham Salman es jefa de proyectos europeos de investigación y analista política especialista en asuntos de Oriente Medio. http://twitter.com/Nagham844
 

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