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martes, 4 de abril de 2017

¿Qué pasaría si estallara una bomba nuclear de grupos terroristas?

Un estudio de la Fundación NPS Global advierte que habría 23.000 muertos y más de 57.000 heridos y que la economía mundial se resentiría. Analiza el hipotético impacto social y militar.




Entre 7.300 y 23.000 muertos, más de 57.000 heridos, destrucción de edificios en un radio de 500 metros, expansión de la onda radioactiva en 850 metros, ola de pánico y caos, disminución del autocontrol de los Estados, 2% de caída de PBI mundial, disminución del comercio internacional en un 4%, caída de la inversión extranjera y un aumento del 4% de la pobreza a nivel mundial.

Todos estos y muchos más son los efectos que produciría una bomba nuclear terrorista en una ciudad importante del mundo desarrollado. No se trata de números lanzados al azar. Forman parte de datos concretos proyectados por un detallado estudio que realizó un grupo de expertos multidisciplinarios de alto nivel convocados por la Fundación NPS Global para su proyecto de Red de Líderes de América latina y el Caribe.

Luego de dos años de trabajo intenso, la Fundación NPS Global que dirige Irma Arguello acaba de elaborar el detallado estudio sobre el hipotético impacto mundial que tendría una bomba nuclear en manos de terroristas. "Se trata de una baja probabilidad aunque el daño potencial que involucra hace de este hipotético caso un evento de alto riesgo mundial que debemos atender y prevenir", expresó Arguello a Infobae poco antes de presentar el trabajo en sociedad.

El estudio involucró a especialistas en temas de seguridad, economistas, expertos en defensa e investigadores en seguridad nuclear.

El caso en análisis se tomó sobre la base de una eventual bomba nuclear de fisión de uranio de alto enriquecimiento HEU de una potencia de 1 kilotón (15 veces más chica que la bomba de Hiroshima) detonada por terroristas. Este material cabe en una bolsa de supermercado si se pone todo el uranio de alto enriquecimiento necesario. Arguello dijo que hoy los grupos terroristas como el ISIS o Boko Haram logran ataques de baja tecnología pero "es lógico que se interesen por un atentado más sofisticado de alta tecnología, por lo que debemos llamar a la prevención".



El trabajo de la Fundación NPS Global estima que una bomba nuclear de este impacto generará entre 7.300 y 23.000 muertos y más de 57.000 heridos con un impacto radioactivo de unos 850 metros alrededor del lugar del ataque. El estudio eligió una ciudad típica de un país desarrollado aunque no menciona cuál podría ser. Este tipo de ataque nuclear -destaca el trabajo- llevaría a una depresión económica mundial tan grave como la crisis financiera de 2008, donde unas 30 millones de personas caerían en situación de extrema pobreza.

Entre los "impactos directos" identificados en el estudio figura la disminución del autocontrol de los estados, aumento de unilateralismo en el uso del poder militar, la disminución del 2% del PBI mundial, la caída del 4% del comercio internacional, la propagación de una lluvia radioactiva en 319 kilómetros cuadrados y la posibilidad de la aparición de ciertos tipos de cáncer y leucemia en individuos expuestos.

A su vez, entre los "efectos indirectos" de una eventual bomba nuclear como la analizada, los investigadores apuntan que puede existir una disminución de la ayuda humanitaria, escasez de suministros médicos y una profundización de los impactos negativos con una gran incertidumbre a nivel mundial.


En este aspecto, se plantean dos escenarios posibles para las relaciones internacionales. Si el material usado por el grupo terrorista aprovechó las fallas de seguridad en instalaciones vulnerables para adquirir el material físil, podría haber un fortalecimiento de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad. Pero en el supuesto de que los perpetradores hayan actuado con el apoyo directo o indirecto de algún estado patrocinador, "se produciría una profunda crisis internacional con el aumento de la militarización en todas las regiones" del planeta.

Como eje central para la prevención, Arguello dijo a Infobae que "es recomendable la extrema protección de materiales sensibles y que todos los países rindan cuenta de su seguridad física nuclear". Al evaluar a países como la Argentina, la directora de NPS Global destacó que "nuestros países pueden ser usados para la triangulación de material para una bomba nuclear o como santuarios de grupos terroristas a la vez que el contrabando de esos materiales puede seguir las vías del narcotráfico o la trata de personas".

El estudio menciona una serie de recomendaciones para evitar este tipo de ataques y exige a los países que arbitren los medios necesarios para reducir el riesgo de detonación de un dispositivo nuclear terrorista. Para ello se plantea "reducir o eliminar el uranio de alto enriquecimiento y el plutonio separado (civil y no civil) con el apoyo de tecnologías de avanzada para conversión de reactores y la producción de radioisotopos medicinales sin uranio enriquecido". También se propone brindar seguridad a todos los materiales e instalaciones nucleares, implementar sistemas confiables de control en las fronteras y medidas de alcance global en el Consejo de Seguridad de la ONU y establecer estrategias a cumplir en materia de compromisos en seguridad nuclear, entre otros temas.

En el estudio que se desarrolló durante dos años participaron además de Arguello, el ex ministro de defensa Ricardo López Murphy, el politólogo especialista en temas de seguridad Juan Battaleme, el sociólogo Mariano Bartolomé, el abogado Emiliano Buis y el economista Alfredo Gutiérrez Girault, entre otros. El trabajo ya se presentó en Londres, en Viena y recientemente en Singapur. En estos lugares la comunidad internacional de expertos en política nuclear recibió con mucho interés los detalles de la investigación.

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