“No existe ninguna relación con la Unión Europea como organización. Toda la infraestructura de estas relaciones ha sido destruida por las decisiones unilaterales de Bruselas”, ha resaltado este martes el canciller ruso, Serguéi Lavrov, en una rueda de prensa dada junto a su homólogo chino, Wang Yi, en la ciudad china de Guilin, ha informado la agencia rusa de noticias Tass.
Lavrov, al aludir a la situación geográfica de Rusia, sita en una vasta extensión del continente euroasiático, ha afirmado que a Moscú siempre le ha interesado promover sus lazos en todos los rumbos, pero ha denunciado que “Europa rompió estas relaciones”.
Según el jefe de la Diplomacia rusa, Europa rompió los vínculos con Rusia, “simplemente destruyendo todos los mecanismos que se habían creado durante muchos años”, y por tanto, Moscú solo tiene “países europeos individuales que quieren guiarse por sus intereses nacionales”.
¿Reapertura de lazos?: tras “eliminar la anomalía”
No obstante, ante tal panorama, tras expresar la disposición de su país a reconstruir los lazos “en base a la igualdad y la búsqueda de un equilibrio de intereses”, el ministro ruso ha enfatizado que el establecimiento de relaciones con el bloque comunitario será posible “siempre y cuando los europeos consideren oportuno eliminar esta anomalía”.
¿Cómo inició la tensión?
Los nexos entre Bruselas y Moscú pasan por sus horas más bajas y últimamente se han deteriorado por la detención y la sentencia emitida contra el opositor ruso Alexéi Navalni de tres años y ocho meses de prisión.
Mientras Rusia considera el caso Navalni un asunto interno, varios países del bloque comunitario como Francia, el Reino Unido y Alemania solicitaron la inmediata e incondicional puesta en libertad del líder opositor y, como medidas de presión, EE.UU. y la Unión Europea vienen imponiendo, desde entonces, una serie de sanciones a funcionarios, empresas y sectores económicos rusos.
Sin embargo, los lazos Moscú-Bruselas no atraviesan en estos momentos su peor momento. Para Lavrov, el empeoramiento de las relaciones comenzó en 2014, cuando la Unión Europea apoyó el violento derrocamiento del Gobierno prorruso en Ucrania.
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