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jueves, 29 de septiembre de 2022

"Un despliegue de tragedias sangrientas marcan la senda de ruinas global del Tío Sam"

 

A pesar de que políticos y medios de comunicación de Estados Unidos divulgan la noción de que durante las últimas décadas la política exterior de Washington ha sido exitosa, en realidad ha generado severos daños colaterales y sufrimiento en varios países, estimó el analista Ted Galen Carpenter.
El investigador en materia de defensa y política exterior del Instituto Cato, ubicado en la capital estadounidense, consideró desubicada la valoración positiva de la política exterior estadounidense incluso durante la Guerra Fría, periodo posterior al fin de la Segunda Guerra Mundial que confrontó a Estados Unidos con la entonces Unión Soviética.

Por el contrario, consideró que los últimos 30 años de intervenciones estadounidenses fuera de su territorio no podrían tener un peor saldo y llamó a no permitir el olvido en torno a los responsables de estos escenarios sino, en contrasentido, llamarlos a cuentas.

Dados estos antecedentes, consideró Ted Galen Carpenter, el diseño de la política exterior estadounidense debe modificarse de manera significativa, no seguir por la misma vía.
"Un despliegue de tragedias sangrientas y disruptivas —más visiblemente aquellas en los Balcanes, Afganistán (de nuevo), Irak, Libia, Siria y Yemen— marcan la senda de ruinas global del Tío Sam", estimó el analista estadounidense en un artículo publicado en The American Conservative.

"La decisión de la Administración Biden de usar a Ucrania como un peón de la lucha del poder de Washington con Rusia se está convirtiendo rápidamente en el último ejemplo", agregó.
Ted Galen Carpenter acusó que son muy pocos de entre los desarrolladores de políticas quienes reconocen que las aventuras militares ultramarinas de Estados Unidos frecuentemente malogran los planes originalmente trazados.

"Los medios de comunicación, que se supone deberían servir como el perro guardián del público, han ignorado o disculpado de manera rutinaria los desastres de política exterior de Estados Unidos. En cambio, cuando una intervención falla, ellos simplemente se mueven a cabildear en favor de la siguiente cruzada que impulsen los líderes estadounidenses", apuntó.

Por ejemplo, acusó, se emiten pocas nuevas noticias sobre la violencia y caos que viven países como Libia, Siria y Yemen, a pesar de la significativa responsabilidad de Washington en la inestabilidad de esos territorios.

El analista citó al académico Paul Poast, quien refiere a Siria como la guerra olvidada de Estados Unidos, en un escenario donde la Casa Blanca se inmiscuye en tantos conflictos alrededor del globo que el hecho de que sus Fuerzas Armadas hayan asesinado a cientos de miles de civiles no genera mayor interés entre el público estadounidense.

El patrón visible en Siria se ha repetido en otros puntos, como Somalia y Afganistán, mientras por el momento la atención se concentra en Ucrania, acusó el analista en The American Conservative.

"Y el conflicto es retratado en el mismo estilo melodramático, simplista, que ha caracterizado las cruzadas anteriores de Washington", criticó.

Incluso los casos de intervención occidental que se consideran exitosos han fallado en el escrutinio y sólo pueden valorarse como logros parciales, estimó el analista, como el caso de la participación de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en la guerra de desintegración de Yugoslavia y la lucha en Kosovo.

"No obstante que han pasado 27 años, Bosnia no está cerca de ser un país viable y unido hoy, tal como era a mediados de la década de 1990", con sus grupos étnicos todavía negados a colaborar, además de que el país sufre disfuncionalidad económica y política, abundó.

La situación en Kosovo no es mejor, acusó, pues ni Belgrado reconoce la independencia del territorio ni lo hacen alrededor de la mitad de los países del sistema internacional, mientras la OTAN busca incrementar la presencia de sus tropas de paz en la región, lista para tomar acción militar en caso de que las cosas empeoren.

"El régimen en Pristina y su respaldo en la OTAN tercamente rechazan que el noreste predominantemente serbio sea gobernado por Belgrado, incluso cuando esa concesión podría resolver el actual atolladero diplomático", estimó.

"Y sin embargo, las intervenciones en los Balcanes son consideradas una historia de gran éxito de Washington", agregó el analista del Instituto Cato.

La última implementación de la política entrometida de Washington se vive actualmente en Ucrania, subrayó, donde los líderes estadounidenses ignoraron las advertencias reiteradas de Rusia de que sumar a Kiev a la OTAN o brindarle apoyo militar representaba cruzar la línea de la seguridad rusa.

"Cuando Moscú finalmente respondió a las provocaciones en febrero de 2022, la administración Biden optó por usar a Ucrania como una guerra de intermediarios contra Rusia. El conflicto ya ha provocado daños enormes a la infraestructura de Ucrania y tomado miles de vidas", señaló.

"Peor: Washington y Londres aparentemente han saboteado un posible acuerdo de paz entre Moscú y Kiev".

Para lograr modificaciones en esta ruta que considera catastrófica, el analista recomendó a Washington renunciar a construir naciones conforme a sus intereses, dejar de involucrarse en guerras de cambio de régimen y diferenciar entre intereses vitales y periféricos, como en el caso de Ucrania.

"La actual política de Washington de usar a Ucrania como una guerra intermediaria contra Rusia es un ejemplo problemático de la falla que generan tales distinciones básicas. La Administración Biden está arriesgando una guerra nuclear con Rusia para asistir a un régimen autoritario y corrupto en un país con poca importancia para Estados Unidos", calificó.

"Salvo que se hagan estos cambios políticos, sólo es cuestión de tiempo hasta que un nuevo conjunto de funcionarios repitan los errores desastrosos de sus predecesores", agregó.

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