"Vamos a ver. Voy a seguir mi orden", vaciló e interrumpió Joe Biden, tras lo cual estallaron las risas en la sala.
El jefe de la Casa Blanca empezó a repasar sus papeles preparados para el discurso, tratando de averiguar a qué pregunta correspondía qué respuesta. Al no poder resolver el problema, pidió ayuda a sus asesores.
"¿Hay alguien que no haya hecho una pregunta? No, no me dirijo a Usted. Me informaron que habría cinco preguntas", añadió Biden.
Los constantes deslices de Joe Biden, de 80 años, preocupan a la población estadounidense. Según una encuesta conducida por NBC News, el 68% de los votantes registrados está preocupado de que el jefe de Estado no tenga la salud mental y física necesaria para continuar al frente del Ejecutivo.
No es la primera vez que Biden llama la atención por su extraño comportamiento. Atribuyó a la esposa del expresidente estadounidense Barack Obama, Michelle, el cargo de vicepresidenta durante el periodo en que él mismo ocupaba ese puesto. Además, llamó repetidamente presidente a la vicepresidenta del país, Kamala Harris, pronunció mal el nombre del mandatario ruso, Vladímir Putin, confundió las palabras "vacunación" y "escalada", así como Siria con Libia e Irak con Irán.
En los últimos tiempos ha tropezado o se ha caído más de una vez, saludó al aire o se perdió en el escenario. Durante una ceremonia de graduación en la Academia de las Fuerzas Aéreas de EEUU en Colorado, el mandatario bromeó sobre su edad poco antes de caerse, diciendo de sí mismo que era un hombre de 300 años.
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