– Según su información, la élite está desarrollando altísima tecnología para perpetuar sus privilegios
– En los próximos años, los nanorrobots reconstruirán los cuerpos y la conciencia podrá salir del cerebro
– ‘Avatar’, el filme de James Cameron, dibuja una realidad futura que estaría muy cercana
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El autor Daniel Estulin
“En una generación, vamos a pasar de ser humanos a transhumanos a posthumanos. La generación de nuestros hijos es la ultima generación del hombre humano en la Historia. Parte del libro ‘El Club de los Inmortales’ (Ediciones B), puede parecer película distópica de Hollywood, pero el ser humano esta a las puertas de un cambio de paradigma del hombre mas grande de la historia de la Humanidad”. Con este preámbulo, parece que hablamos de una aventura excitante. De un futuro prometedor. Sin embargo, Daniel Estulin ha accedido al informe ‘Strategic Trends 2007-2036’, elaborado por las más altas instancias del Club Bilderberg durante un cónclave celebrado en el castillo alemán Ringberg. Se trata de información secreta y altamente confidencial que le permite dibujar a lo largo de su nuevo libro cuáles son los planes a corto plazo de la élite oculta entre la propia élite que maneja el mundo. Y el resultado no es nada halagüeño.
¿Cuál es la tesis principal del libro? ¿Qué pretende esa élite que ya nos dibujó en sus obras sobre el Club Bilderberg y otras como ‘El imperio invisble’ y ‘El instituto Tavistock’?
Con la caída vertiginosa de la economía mundial, a la élite le queda cada vez menos tiempo para tomar la decisión correcta. No teme la libertad. Teme el caos que estalla cuando lo único que constriñe a las personas es la moralidad. La libertad absoluta no es mejor que el caos. Los objetivos prometeicos se diferencian en dos categorías: por un lado, la élite financió el progreso tecnológico para beneficiarse ella. Por el otro, la desindustrialización y el crecimiento cero son la receta económica para el resto de la Humanidad. ¿A que suena a la película 'Elysium'? Un mundo futuro con un grupúsculo privilegiado allá en las alturas y el resto de la Humanidad, hacinada y miserable. Pues no estamos tan lejos de que sea realidad.
Deme alguna pista para que no piense que me habla de fantasías más o menos plausibles…
La fundación del nuevo megamovimiento Rusia 2045. Su objetivo consiste en abrir un nuevo camino para la civilización. Está dirigido al desarrollo y la evolución humanos, igual que los megaproyectos del siglo XX, el nuclear y el espacial. El Congreso Internacional Global Future 2045, que se celebró en febrero de 2012 en Moscú, expuso una visión aciaga del futuro para la neoHumanidad, donde la inteligencia artificial, la cibernética, la nanotecnología y otras tecnologías emergentes reemplazaban a la Humanidad: una visión abiertamente transhumanista.
¿A qué se refiere con el término transhumanista? ¿Cuáles son sus previsiones?
El transhumanismo es el sueño de ultraalta tecnología de informáticos, filósofos, neurocientíficos y muchos otros. Se basa en utilizar los avances radicales de la tecnología para mejorar el cuerpo, la mente y, a la larga, la experiencia humana completa. Se ha transformado para convertirse en un ser completamente nuevo. Previsiones: En 2015 tendremos un sistema autónomo que proporcionará soporte vital al cerebro y le permitirá interactuar con el entorno que se ha creado. En 2020 podremos trasplantar el cerebro a un avatar, lo que proporcionará al ser humano una nueva vida más larga. Sí, como en la película de James Cameron. En 2025, la nueva generación de avatar transmitirá completamente las sensaciones de los cinco órganos sensoriales robóticos al operador.
O sea, que James Cameron no iba desencaminado cuando escribió el guión de su último filme.
Ese el objetivo estelar de los transhumanistas, el proyecto AVATAR, robots de aspecto humano controlados a través de un interfaz cerebro-ordenador, que cuenta con el apoyo y la financiación del Departamento de Defensa estadounidense a través de la DARPA y la NASA. Lo más fascinante es que la película futurista Avatar, de David Cameron, es casi idéntica al mundo real. Los planes de la élite y el argumento de la película son demasiado parecidos para ser pura coincidencia.
¿Y qué hay de la conciencia humana? ¿Podrá ubicarse fuera del cerebro? Son muchas las películas y novelas de ciencia ficción en las que se habla de una realidad posible en el futuro.
En 2030 ya estarán en una fase inicial los planes para crear el RE-Brain, el colosal proyecto consistente en aplicar un proceso de ingeniería inversa al cerebro. La ciencia está muy cerca de conocer los principios de la conciencia. Los científicos están convencidos de que en 2035 se logrará por primera vez transferir con éxito la personalidad de una persona a un portador alternativo. Se inicia la época de la inmortalidad cibernética. Después, los cuerpos humanos, reconstruidos mediante nanorrobots, podrán adoptar cualquier forma o convivir con cuerpos holográficos. En 2045, veremos cambios drásticos de la estructura social. La principal prioridad de estos avances es la mejora espiritual de uno mismo. Nace una nueva era. La era de la neoHumanidad. Básicamente, lo que estos científicos quieren hacer es ir trasladando gradualmente la mente humana a vehículos más incorpóreos y, no hay mejor forma de decirlo, futuristas. Primero, un robot humanoide, el avatar, después, la conciencia transferida a un ordenador, y finalmente, un holograma que contiene toda la conciencia de una mente humana.
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Portada del libro
¿Es eso posible?
Le contestaré con otra pregunta. ¿Cuánto le falta a la Humanidad para alcanzar técnicamente estos elevados objetivos? Los expertos coinciden en que el elemento fundamental es poder aplicar un proceso de ingeniería inversa al cerebro humano. Y la clave de la ingeniería inversa del cerebro humano radica en descodificar y simular la corteza cerebral, donde se encuentra la cognición. La esperanza de la elite es integrar la Humanidad en la naturaleza para salvar el planeta Tierra de la Humanidad. Los puntos de vista en avanzados estado de desarrollo incluen la robótica, la cibernética, la inteligencia artificial, la prolongación de la vida, la mejora del cerebro, la interacción cerebro a cerebro, la realidad virtual, la ingeniería genética, el teletransporte, las interfaces hombre-máquina, la ingeniería neuromórfica y la capacidad humana mejorada con fines militares.
De ahí la alegoría a Prometeo…
Eso es. Está claro que, por primera vez en la historia, la élite cree que tiene la oportunidad de robar el fuego de los dioses. La singularidad corresponde a una era en que la inteligencia colectiva de la Humanidad será cada vez menos biológica y billones de veces más potente que hoy en día: los albores de una nueva civilización a través de medios tecnológicos que nos permitirá sobrepasar nuestras limitaciones biológicas y aumentar nuestra creatividad.
Sigue sonando a algo salido de una película de ciencia ficción.
Ahora mismo, por ejemplo, se están desarrollando interfaces de neurochips, chips informáticos que se conectan directamente al cerebro. La finalidad última de un chip cerebral sería aumentar la inteligencia miles de veces, básicamente convirtiendo el cerebro humano en un superordenador. El bienestar emocional durante toda la vida es un concepto fundamental del transhumanismo. Esto puede lograrse recalibrando los centros de placer del cerebro.
¿Cómo se relaciona todo ello con el control de la población del que hablas en tu libro, ‘El Club de los Inmortales’?
Es la dictadura científica sin lágrimas del siglo XXI que escribió Aldous Huxley. La era de los Controladores del Mundo. Y como él mismo dijo: “No parece haber ninguna buena razón por la que una dictadura totalmente científica sea jamás derrocada”. El objetivo consiste en reemplazar todas las experiencias aversivas por un placer que deje atrás las dudas de la experiencia normal, humana. La nanotecnología, por ejemplo, es fundamental para los transhumanistas. Es la ciencia de crear máquinas del tamaño de una molécula. Unas máquinas así podrían crear tejido orgánico con finalidades médicas. Usar este tipo de tecnología podría prolongar enormemente las expectativas de vida. La postHumanidad consistirá en un nuevo ser humano al que se han aplicado técnicas de ingeniería genética y chips en el cerebro para controlarlo totalmente. El nuevo hombre, en parte hombre y en parte máquina, ya no tendrá necesidad de reproducirse sexualmente. Si el plan de la élite es reducir la población mundial, ¿se le ocurre una forma mejor de conseguirlo?
Pero en sus anteriores obras, siempre que se refiere a la élite es para hablar del control del resto de la Humanidad en su beneficio. En ese sentido, antes hablábamos de la película ‘Elysium’. Sin embargo, este futuro parece casi un paraíso, ¿no?
Un paraíso para la élite. Ten en cuenta que la piedra angular de mi libro es un informe estrategico del gobierno británico, ‘Strategic Trends (tendencias estratégicas) 2007-2036’. El informe afirma explícitamente: “En todas las sociedades, salvo las de mayor abundancia, la mayoría de la población seguirá pasando dificultades... y la pobreza absoluta seguirá siendo un reto mundial”. El tema fundamental del informe aborda la población y los recursos del planeta Tierra. En una generación, entre 2007 y 2036, la explosión de la población mundial pasará de siete mil millones de personas a casi diez mil millones en 2036, y los países menos desarrollados sumarán el 98 % del crecimiento de la población mundial. En 2036, casi dos terceras partes de la población mundial vivirá en regiones con escasez de agua. La falta de comida, agua, medicinas, higiene adecuada, educación y satisfacción de las necesidades humanas básicas conducirán al colapso.
Y contra esa escena ha comenzado ya a reaccionar la élite.
El informe afirma explícitamente, sin remilgos, lo siguiente: “Es probable que la creciente diferencia entre la mayoría y una cantidad reducida de superricos muy destacados represente una amenaza cada vez mayor para el orden y la estabilidad sociales. Enfrentados a estos desafíos, los desfavorecidos del mundo podrían unirse, usando el acceso a los conocimientos, a los recursos y a las capacidades para dar forma a procesos transnacionales que favorezcan los intereses de su propia clase”. El resultado de la desesperación creciente de esa parte de la Humanidad acarreará “guerras civiles, violencia entre comunidades, levantamientos, delincuencia y disturbios generalizados”. Los impactos del colapso económico, transmitidos por toda la economía globalizada, ocasionarían el desmoronamiento del sistema político internacional y un absoluto colapso económico. ¿Significa eso que la Humanidad está en peligro? No, en absoluto. Con la “erosión de las libertades civiles”, los muy ricos contarán con la protección de los avances tecnológicos y una vigilancia omnipresente. Si a ello le sumamos las bases de datos intrusivas, muy eficientes y accesibles, la aparición de la llamada “sociedad de la vigilancia” mermará cada vez más la privacidad, lo que tendrá su efecto correspondiente en las libertades civiles y los derechos humanos.
Fuente: http://www.revistavanityfair.es/articulos/con-la-caida-de-la-economi-a-a-la-e-lite-le-queda-poco-tiempo-para-tomar-la-decisio-n-correcta/18117
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