Las fuentes judías del diálogo
Rabino Skorka
Recordó que cuando él [Skorka] comenzó a oficiar como rabino, en una reunión entre fieles judíos y cristianos, un sacerdote manifestó: “La mejor garantía de destruir el antisemitismo es que nos conozcamos. Porque todos los odios se construyen en base al desconocimiento del otro”.
Conferencia del Rabino Skorka
Con el auspicio de la Confraternidad Judeo-Cristiana del Uruguay y del Área Ciencias de la Religión del Departamento de Formación Humanística de la Universidad Católica del Uruguay, el pasado 10 de octubre el Rabino Abraham Skorka dio en la Sala Bauzá de la Universidad Católica una conferencia titulada “Las fuentes judías del diálogo”. Afirmó que para el Papa Francisco, el próximo paso en las relaciones judeo-cristianas es “entrar en lo teológico”.
El Rabino Skorka –amigo personal del Papa Francisco– comenzó su conferencia mostrando el significado y la importancia del diálogo en el Judaísmo. Desarrolló la actitud dialogal de Dios a través de diversos textos de la Biblia, y luego se refirió al diálogo entre los pueblos. Recordó que cuando él comenzó a oficiar como rabino, en una reunión entre fieles judíos y cristianos, un sacerdote manifestó: “La mejor garantía de destruir el antisemitismo es que nos conozcamos. Porque todos los odios se construyen en base al desconocimiento del otro. Y hay que recordar que, en hebreo, «conocer» es también sinónimo del «amor» más profundo entre un hombre y una mujer. Esta es la fuerza de lo que nosotros llamamos diálogo. Diálogo con Dios, diálogo consigo mismo y también diálogo con las cosas, como afirma Martin Buber basándose en la mística judía”.
También se refirió al diálogo que se está dando en el presente en la Confraternidad Judeo-Cristiana del Uruguay y de Argentina, diálogo que, según afirmó, “es la base para la construcción de un mundo distinto”.
Mencionó que en uno de los programas que tiene grabados con el Papa Francisco, éste expresó con vehemencia: “Antisemitismo es anticristianismo, anticristianismo es antisemitismo”. “Pero quien es hoy Papa –sostuvo Skorka–, siguiendo los pasos que comenzó Juan XXIII y continuaron Pablo VI y Juan Pablo II, quiere avanzar más, tal vez volver a las viejas discusiones de hace dos mil años, en donde los dos, judíos y cristianos, nos reconocemos en un respeto humano y de espiritualidad, donde cada uno de alguna forma comprende, respeta y observa con una mirada superlativa los esfuerzos espirituales del otro, entendiendo que esa espiritualidad nace –utilizando una expresión del Nuevo Testamento– del mismo tronco, de la misma raíz”.
En otro momento, al referirse a las bases comunes del diálogo entre judíos y cristianos, Skorka se refirió a Jesús como “un maestro de la Ley judía que utiliza muchísimo el fuego de los profetas Isaías, Jeremías, Amós... Es imposible entender todo lo que dice Jesús si no se leyó antes a estos profetas, porque los cita muchas veces en forma literal. Es imposible entender a Jesús si no se conoce la normatividad judía, las leyes como se fueron desarrollando desde la Torá hasta los tiempos en los que él vivió. La tradición rabínica y la tradición cristiana en un principio estuvieron muy comprometidas con la normatividad judía de aquel tiempo”.
Más adelante, expresó: “Un pensador, el creador de la comunidad San Egidio, me dijo en Roma: «El diálogo que el Papa Francisco y Ud. desarrollaron en Santa Marta –los programas, el libro, las cosas que quieren hacer en el futuro– es algo muy sui generis. Ustedes plantearon el diálogo de una manera distinta, porque dialogan sobre una base de un gran afecto». Y eso es verdad”, agregó Skorka.
Luego de su conferencia, el Rabino abrió un espacio para realizar preguntas. Sus respuestas fueron muy enriquecedoras, iluminadoras y también desafiantes.
Entre otras cosas, manifestó “Siento como que el Papa delega en mí la iniciativa de cómo seguir. Le conté que yo escribí un ejercicio de un capítulo que se llama ‘El próximo paso’, cuyo final es que volvamos a ese diálogo primigenio. Y hay que ver cómo encarar ese diálogo primigenio. En un momento dado le pregunté al Papa: « ¿Qué es lo próximo que debemos encarar?» Y él me dijo: «Entrar en lo teológico». No es fácil, hay que poner toda la inteligencia y tratar de ver qué es lo que podemos construir.
Lo teológico no es una mera elucubración intelectual, sino que tiene que ver con la actitud del uno para con respecto al otro. Hay una realidad. El cristiano siempre miraba al judío, y el judío a veces se encerraba en sí mismo, y sólo a veces miraba al cristiano”. [...]
“Lo interesante es sentarse, mirarse a la cara y decir qué podemos decir hoy, manteniendo el judío su identidad judía, y el cristiano católico su identidad católica, pero con una comprensión más profunda del uno con respecto al otro. Pero eso es un paso mucho más sofisticado de lo que hicimos hasta ahora. Primero hay que ‘bajar’ que los judíos no somos más responsables de la muerte de Jesús, no somos más deicidas. Hace ya casi 50 años que apareció esto en el decreto Nostra Aetate. Ese fue el primer paso. El segundo paso es sentarnos a la mesa. Después hubo avances, con Bergoglio fuimos directo al grano: trabajemos juntos.
Y escribimos un libro con la visión judía y católica acerca de la amistad, el amor, el matrimonio, la felicidad. [...] El último punto camina por la mente de muchos teólogos cristianos. Se quiere poner una concepción de lo religioso en el cristianismo que yo interpreto muy especial, y frente a la cual, con mucho cuidado, nosotros los judíos debiéramos también pensar de una manera muy especial. Y voy a decir a lo que me refiero”.
Y a continuación Skorka agregó: “Benedicto XVI escribió en tres tomos ‘Jesús de Nazaret’. Muchas cosas puedo estar de acuerdo o no de acuerdo. Un obra buena, punto. Pero el primer capítulo es tremendo, y no lo digo sólo yo–explicó–, sino que lo compartí esto con muchos otros. En ese primer capítulo, la introducción del libro, él muestra cómo en Deuteronomio, capítulo creo que 14 [ver Dt 18,15], Moisés, en nombre de Dios, dice: «En un futuro va a venir un profeta tan grande como yo». Y al final del Deuteronomio, dice: «No hubo otro profeta como Moisés [Dt 34,10]. ¿Cómo hacemos para arreglar estos dos versículos? Ratzinger escribe como si fuera un rabino, con el método midráshico y talmúdico, mostrando que hay dos versículos que no concuerdan entre sí. Lo que hace allí es mostrar que alguien como Moisés no, alguien distinto, pero semejante a Moisés. [...] Cuando Bergoglio todavía era cardenal, le dije: «Me impactó mucho cómo allí Ratzinger humaniza la figura de Jesús. Sentí algo, interpreté algo especial... Puede ser que muchos otros también ya lo hayan escrito de esta manera, pero la manera en que él lo escribió me resultó muy interesante». Tenemos que tratar de pensar en categorías espirituales y ver qué es lo que podemos llegar a hacer juntos, desde el punto de vista de nuestra propia espiritualidad. Tal vez ese problema no lo vamos a resolver. Tal vez cuando venga el fin de los tiempos allí podremos saber si tuvieron razón o no tuvieron razón. La verdad que a los judíos en general la teología no nos preocupa mucho. Hay que creer en Dios, punto”.
Y citando a un autor, Skorka afirmó que “la Biblia, más que un libro de teología escrito por los hombres, en un libro de antropología escrito por Dios”.
Y agregó: “Veamos la experiencia existencial cristiana, veamos la experiencia existencial judía, y veamos cómo podemos caminar juntos para construir un mundo mejor. Esto creo que es el próximo paso”.
Conferencia del Rabino Skorka
Con el auspicio de la Confraternidad Judeo-Cristiana del Uruguay y del Área Ciencias de la Religión del Departamento de Formación Humanística de la Universidad Católica del Uruguay, el pasado 10 de octubre el Rabino Abraham Skorka dio en la Sala Bauzá de la Universidad Católica una conferencia titulada “Las fuentes judías del diálogo”. Afirmó que para el Papa Francisco, el próximo paso en las relaciones judeo-cristianas es “entrar en lo teológico”.
El Rabino Skorka –amigo personal del Papa Francisco– comenzó su conferencia mostrando el significado y la importancia del diálogo en el Judaísmo. Desarrolló la actitud dialogal de Dios a través de diversos textos de la Biblia, y luego se refirió al diálogo entre los pueblos. Recordó que cuando él comenzó a oficiar como rabino, en una reunión entre fieles judíos y cristianos, un sacerdote manifestó: “La mejor garantía de destruir el antisemitismo es que nos conozcamos. Porque todos los odios se construyen en base al desconocimiento del otro. Y hay que recordar que, en hebreo, «conocer» es también sinónimo del «amor» más profundo entre un hombre y una mujer. Esta es la fuerza de lo que nosotros llamamos diálogo. Diálogo con Dios, diálogo consigo mismo y también diálogo con las cosas, como afirma Martin Buber basándose en la mística judía”.
También se refirió al diálogo que se está dando en el presente en la Confraternidad Judeo-Cristiana del Uruguay y de Argentina, diálogo que, según afirmó, “es la base para la construcción de un mundo distinto”.
Mencionó que en uno de los programas que tiene grabados con el Papa Francisco, éste expresó con vehemencia: “Antisemitismo es anticristianismo, anticristianismo es antisemitismo”. “Pero quien es hoy Papa –sostuvo Skorka–, siguiendo los pasos que comenzó Juan XXIII y continuaron Pablo VI y Juan Pablo II, quiere avanzar más, tal vez volver a las viejas discusiones de hace dos mil años, en donde los dos, judíos y cristianos, nos reconocemos en un respeto humano y de espiritualidad, donde cada uno de alguna forma comprende, respeta y observa con una mirada superlativa los esfuerzos espirituales del otro, entendiendo que esa espiritualidad nace –utilizando una expresión del Nuevo Testamento– del mismo tronco, de la misma raíz”.
En otro momento, al referirse a las bases comunes del diálogo entre judíos y cristianos, Skorka se refirió a Jesús como “un maestro de la Ley judía que utiliza muchísimo el fuego de los profetas Isaías, Jeremías, Amós... Es imposible entender todo lo que dice Jesús si no se leyó antes a estos profetas, porque los cita muchas veces en forma literal. Es imposible entender a Jesús si no se conoce la normatividad judía, las leyes como se fueron desarrollando desde la Torá hasta los tiempos en los que él vivió. La tradición rabínica y la tradición cristiana en un principio estuvieron muy comprometidas con la normatividad judía de aquel tiempo”.
Más adelante, expresó: “Un pensador, el creador de la comunidad San Egidio, me dijo en Roma: «El diálogo que el Papa Francisco y Ud. desarrollaron en Santa Marta –los programas, el libro, las cosas que quieren hacer en el futuro– es algo muy sui generis. Ustedes plantearon el diálogo de una manera distinta, porque dialogan sobre una base de un gran afecto». Y eso es verdad”, agregó Skorka.
Luego de su conferencia, el Rabino abrió un espacio para realizar preguntas. Sus respuestas fueron muy enriquecedoras, iluminadoras y también desafiantes.
Entre otras cosas, manifestó “Siento como que el Papa delega en mí la iniciativa de cómo seguir. Le conté que yo escribí un ejercicio de un capítulo que se llama ‘El próximo paso’, cuyo final es que volvamos a ese diálogo primigenio. Y hay que ver cómo encarar ese diálogo primigenio. En un momento dado le pregunté al Papa: « ¿Qué es lo próximo que debemos encarar?» Y él me dijo: «Entrar en lo teológico». No es fácil, hay que poner toda la inteligencia y tratar de ver qué es lo que podemos construir.
Lo teológico no es una mera elucubración intelectual, sino que tiene que ver con la actitud del uno para con respecto al otro. Hay una realidad. El cristiano siempre miraba al judío, y el judío a veces se encerraba en sí mismo, y sólo a veces miraba al cristiano”. [...]
“Lo interesante es sentarse, mirarse a la cara y decir qué podemos decir hoy, manteniendo el judío su identidad judía, y el cristiano católico su identidad católica, pero con una comprensión más profunda del uno con respecto al otro. Pero eso es un paso mucho más sofisticado de lo que hicimos hasta ahora. Primero hay que ‘bajar’ que los judíos no somos más responsables de la muerte de Jesús, no somos más deicidas. Hace ya casi 50 años que apareció esto en el decreto Nostra Aetate. Ese fue el primer paso. El segundo paso es sentarnos a la mesa. Después hubo avances, con Bergoglio fuimos directo al grano: trabajemos juntos.
Y escribimos un libro con la visión judía y católica acerca de la amistad, el amor, el matrimonio, la felicidad. [...] El último punto camina por la mente de muchos teólogos cristianos. Se quiere poner una concepción de lo religioso en el cristianismo que yo interpreto muy especial, y frente a la cual, con mucho cuidado, nosotros los judíos debiéramos también pensar de una manera muy especial. Y voy a decir a lo que me refiero”.
Y a continuación Skorka agregó: “Benedicto XVI escribió en tres tomos ‘Jesús de Nazaret’. Muchas cosas puedo estar de acuerdo o no de acuerdo. Un obra buena, punto. Pero el primer capítulo es tremendo, y no lo digo sólo yo–explicó–, sino que lo compartí esto con muchos otros. En ese primer capítulo, la introducción del libro, él muestra cómo en Deuteronomio, capítulo creo que 14 [ver Dt 18,15], Moisés, en nombre de Dios, dice: «En un futuro va a venir un profeta tan grande como yo». Y al final del Deuteronomio, dice: «No hubo otro profeta como Moisés [Dt 34,10]. ¿Cómo hacemos para arreglar estos dos versículos? Ratzinger escribe como si fuera un rabino, con el método midráshico y talmúdico, mostrando que hay dos versículos que no concuerdan entre sí. Lo que hace allí es mostrar que alguien como Moisés no, alguien distinto, pero semejante a Moisés. [...] Cuando Bergoglio todavía era cardenal, le dije: «Me impactó mucho cómo allí Ratzinger humaniza la figura de Jesús. Sentí algo, interpreté algo especial... Puede ser que muchos otros también ya lo hayan escrito de esta manera, pero la manera en que él lo escribió me resultó muy interesante». Tenemos que tratar de pensar en categorías espirituales y ver qué es lo que podemos llegar a hacer juntos, desde el punto de vista de nuestra propia espiritualidad. Tal vez ese problema no lo vamos a resolver. Tal vez cuando venga el fin de los tiempos allí podremos saber si tuvieron razón o no tuvieron razón. La verdad que a los judíos en general la teología no nos preocupa mucho. Hay que creer en Dios, punto”.
Y citando a un autor, Skorka afirmó que “la Biblia, más que un libro de teología escrito por los hombres, en un libro de antropología escrito por Dios”.
Y agregó: “Veamos la experiencia existencial cristiana, veamos la experiencia existencial judía, y veamos cómo podemos caminar juntos para construir un mundo mejor. Esto creo que es el próximo paso”.
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