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viernes, 27 de septiembre de 2013

Obama lanza la diplomacia con Teherán mientras silenciosamente acepta un Irán nuclear.


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El presidente iraní, Rouhani conspicuamente evitó estrechar la mano que el presidente Barack Obama extendió a su gobierno en la ONU el martes 24 de septiembre, mediante ausentarse de la recepción de las Naciones Unidas para los lideres mundiales. Hizo tal gesto bajo una fuerte atención internacional para subrayar el valor que Irán da a ser respetado como un igual en las próximas negociaciones con los Estados Unidos, afirman las fuentes iraníes.

Aunque sus palabras eran relativamente suaves para un revolucionario iraní, Rouhani sin embargo no hizo concesiones en los fundamentos de Teherán: "La aceptación y el respeto de la aplicación del derecho al enriquecimiento en Irán y el disfrute de otros derechos nucleares relacionados proporciona el único camino hacia el marco par manejar nuestras diferencias".

Obama sabía que el "rechazo del saludo" iba a venir, aunque anunció su compromiso directo de conversaciones con Irán el martes temprano. Para dar el peso retórico, demostrativamente encargó al Secretario de Estado John Kerry hacerse cargo de la búsqueda de negociaciones "cara a cara" con Teherán.

El enlace que Obama hizo en su discurso entre los procesos de negociación de Irán y el de los palestinos como los dos temas centrales de su política en Oriente Medio se encarna además por su nombramiento del mismo funcionario, John Kerry, para hacerse cargo de ambas vías de negociación. Esto ha colocado a Israel en una situación de desventaja en ambos frentes.

Kerry encuentra la vía iraní en buena forma. Ha estado activa en secreto durante los últimos dos meses entre el presidente Obama y el líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei y Rouhani, según lo revelado por primera vez en Debkafile. El sultan Qaboos de Omán era su intermediario.

El Secretario de Estado gana una salida lanzada desde los cuatro puntos de acuerdo que ya se han conseguido:

1. La capacidad nuclear de Irán se mantendrán en su estado actual. Teherán ya se ha embolsado el respeto a su derecho a enriquecer uranio y retener en el país todas las existencias acumuladas, incluyendo las cantidades enriquecidas al nivel del 20 por ciento (a un salto del grado de armas de guerra).

2. Teherán acepta un límite en el número de centrifugadoras de enriquecimiento de uranio en la planta de Natanz. El número exacto no se ha decidido.

El número de máquinas para enriquecer uranio al 5 por ciento está todavía en discusión. No hay restricciones sobre las centrifugadoras que están generando a un menor nivel de pureza.

Las discusiones sobre este punto no se han concluido, ya que Washington quiere limitar el número de centrifugadoras avanzadas IR2 y IR1 en funcionamiento y Teherán está discutiendo en contra de esto.

3. Irán va a firmar el Protocolo Adicional del Tratado de No Proliferación Nuclear-TNP, que permite a los inspectores del Organismo Internacional de Energía Atómica hacer visitas sin previo aviso a las instalaciones nucleares declaradas, cuando se sospeche que realizan operaciones prohibidas.

También permitirá a la AIEA instalar cámaras en las cámaras donde las centrifugadoras están girando, y no sólo las zonas en las que se deposita el uranio enriquecido.

También en este caso, no está claro si Teherán también estipulará que Israel firme el mismo protocolo y permitir las inspecciones a sus instalaciones nucleares.

4. Los EE.UU. y la Unión Europea levantarán poco a poco todas las sanciones.

El vínculo que el Presidente Obama hizo entre las vías de negociación iraníes y palestinas es desconcertante:

¿Implica que cuanto más tierras Israel devuelva a Cisjordani para un Estado Palestino, más fuerte se inclinará Irán a abandonar su programa de armas nucleares?

¿Estaba insinuando el presidente que si Israel está dispuesto a evacuar los asentamientos y llegar a un acuerdo de intercambio de tierras con los palestinos, estará tanto más dispuesto a usar la fuerza para apropiarse de un Irán con armas nucleares?

Si ese es el pensamiento del presidente, está dando al líder palestino Mahmoud Abbas, al aceptar o rechazar la extensión de las concesiones de Israel, el poder de determinar el final de las negociaciones nucleares de Estados Unidos con Irán.

¿Eso tiene sentido?

La interconexión de las dos cuestiones por parte de Obama, si es que se puede extrapolar esto de sus palabras, es contraproducente: Permitiría a Teherán continuar con su programa de armas nucleares, mientras suelta más consignas pacíficas para el público estadounidense y Benjamin Netanyahu se niega a sacar a Israel de importantes áreas de Judea y Samaria, y asesora a los palestinos a estar satisfechos con el control que tienen sobre siete ciudades de Cisjordania y su autonomía económica.

Enterrado bajo la avalancha verbal producida en dos días de trabajo en la ONU, fue una importante concesión diplomática lanzada por Obama a los pies de Irán: Su petición al Consejo de Seguridad de la ONU de exigir el cumplimiento de Siria con la prohibición internacional de las armas químicas como un gran desafío para la comunidad internacional.

Primero desvía el tema químico sirio a un lado al relegar al Congreso de EE.UU. la decisión sobre la intervención militar limitada de EE.UU.. Luego puso sobre la mesa un acuerdo ruso-estadounidense en Ginebra, y por último lo ha pasado a la ONU. Los rusos han dejado claro que van a bloquear cualquier medida del Consejo de Seguridad que obligue a Siria a explicar el incumplimiento de la prohibición de las armas químicas.

Así que el escurrir el bulto ha llegado a un callejón sin salida y el aliado de Irán, Bashar Assad queda fuera del alcance del gancho por haber usado gas venenoso contra su propio pueblo.

Fuente

Fuente: Debkafile

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