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lunes, 31 de agosto de 2015

¿Será Europa el teatro principal de una próxima guerra nuclear?



Aunque el último artículo del periodista brasileño Pepe Escobar, “La misteriosa amenaza rusa del Pentágono”(*), tiene momentos de cachondeo, más bien parece el título de una película de Hollywood, aunque no es ficción, ya que aborda el núcleo mismo de la política imperialista del momento, que no es otro que el de la guerra nuclear entre Estados Unidos y Rusia.

En el Pentágono -dice Escobar- nadie es capaz de explicar cómo y por qué Rusia supone una amenaza. Saben que es una amenaza, pero nada más. Con eso basta para alimentar los presupuestos militares hasta el infinito.

Luego Escobar comenta la definición que hizo, Martin Dempsey, general de Estado Mayor, de lo que entienden ellos por amenaza: “Las amenazas son la combinación o el conjunto de las capacidades y las intenciones. Permítanme, por el momento, poner las intenciones a un lado, porque no se cuáles son las intenciones de los rusos”

¿Se sienten amenazados y no saben por qué? Si no conocen las intenciones de los rusos, ¿cómo saben que les están amenazando? Parece una tomadura de pelo. Les da lo mismo decir una cosa que otra. Hagan lo que hagan los rusos, será una amenaza para ellos, y todo lo que es una amenaza para ellos es una amenaza para el mundo entero. Así nos lo tenemos que tomar.

Pero sobre todo es una amenaza para la OTAN, dice el general estadounidense: “Me parece que una de las cosas que Rusia hace es desacreditar o, aún más inquietante, crear las condiciones de fracaso de la OTAN”. En efecto, como dice Escobar, los rusos no pueden desacreditar a una OTAN ampliamente desacreditada por sí misma. Pero eso tampoco parece una amenaza sino -más bien- una realidad.

Sin embargo, esos ridículos juegos retóricos no son nada divertidos porque se vierten al mismo tiempo que la OTAN se prepara para un choque directo con Rusia.

No es, además, sólo la retórica propia de una alianza militar imperialista como la OTAN, sino que todos y cada uno de los círculos más prominentes de Washington, a los que Escobar llama la “conexión Brzezinski/Strafor”, no hablan de otra cosa que no sea la guerra y de estrechar el cerco en torno a Rusia aún más férreamente. La inspiración de esos círculos es George Kennan, el arquitecto de la Guerra Fría y de la “teoría de la contención” de la URSS.

Pero Kennan, lo mismo que el viejo Kissinger, nunca ocultó el desprecio que le merecían las agresivas políticas del Pentágono. Cuando poco antes de morir en 2005 le preguntaron si había que “contener” a Rusia, su respuesta fue bien clara: a quien había que contener era a Estados Unidos.

La “contención” actual de Rusia ha empezado por la expansión de la OTAN hasta las fronteras de Rusia, la penetración en los antiguos países del Pacto de Varsovia y las antiguas repúblicas soviéticas y puede acabar en un desmantelamiento de la propia Rusia, parecido al que hemos visto en Irak o en Libia muy recientemente. La expansión de la OTAN hacia el este de Europa, asegura Escobar, no pretende una región más segura sino más insegura.

En el supuesto de una “Guerra Fría 2.0”, las armas nucleares tácticas rusas arrasarían todos los aeropuertos de la OTAN en menos de 20 minutos, algo que el propio general Dempsey admite. Lo que no puede admitir en ningún caso es que el rearme nuclear ruso ha sido consecuencia de la previa expansión de la OTAN en el este de Europa.

Moscú ha advertido a todos los países cercanos, como Polonia o los países bálticos, que han aceptado desplegar armamento estratégico sobre su suelo, que están en el punto de mira de los misiles desplegados en Kaliningrado y que su sistema de alerta es capaz de hacer frente al intento de propinar un “primer golpe” mortífero, técnicamente denominado PGS (Prompt Global Strike) en la jerga militar imperialista.

Desde diciembre del año pasado la doctrina militar oficial de Rusia es que el refuerzo militar de la OTAN en Europa del este y los preparativos para un “primer golpe” son las amenazas más importantes contra su seguridad.

En el plano geoestrateǵico, el viento también sopla a favor de Rusia y China, lo cual supone un cambio mayor en el equilibrio mundial de poder. Los activos militares de Rusia y China superan a los de la OTAN.

Esa superioridad no es sólo militar, sino económica. Se trata de la Unión Económica Eurasiática a la que Escobar llama“nueva ruta de la seda”, capaz de superar a la Unión Europea y a Estados Unidos juntos en el plazo de 15 años.

El “sueño glauco” de los círculos imperialistas de Washington, añade Escobar, sería volver a los años noventa, cuando saqueaban a sus anchas los recursos de Rusia mientras Yeltsin se emborrachaba. El Pentágono tiene un capítulo especial para la guerra de la energía, centrada en el control del petróleo, el gas natural y los recursos minerales de Rusia y Asia central. Los círculos más militaristas, los que preparan la guerra, quieren que esa riqueza sea dirigida por oligarcas y hombres de paja supervisados por sus amos en Nueva York y Londres.

No obstante, con diferencia, la reflexión más importante de Escobar es que uno de los pilares actuales de la política exterior de Estados Unidos es impedir a toda costa la asociación de Alemania con Rusia, “que para la conexión Brzezinski/Strafor es una amenaza existencial para Estados Unidos”. En efecto, es lo que siempre falta, incluso en los análisis más finos de la situación internacional actual.


“¿Cuál es el Plan B del Pentágono? Crear las condiciones para transformar a Europa en el teatro potencial de una guerra nuclear”, concluye Escobar.

(*) Pentagon's Mysterious 'Russia Threat', http://russia-insider.com/en/pentagons-mysterious-russia-threat/ri9382

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