Rusia planea enviar 100.000 tropas a la zona oriental cerca del territorio de la OTAN con el fin de contrarrestar la expansión de la Alianza Atlántica.
En un artículo publicado el lunes en el diario estadounidense The New York Times, se advierte sobre una eventual confrontación entre Rusia, Estados Unidos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) so pretexto de los ejercicios militares rusos bautizados Zapad 2017 que se desarrollan en Bielorrusia, una nación de Europa Central que limita con tres aliados del bloque atlántico: Polonia, Lituania y Letonia.
Según el rotativo, las tropas rusas están realizando maniobras militares, en el marco de Zapad 2017, en Bielorrusia, el mar Báltico, Rusia Occidental y el enclave ruso de Kaliningrado. Moscú podría usar como pretexto estos ejercicios para dejar a miles de sus soldados en territorio bielorruso una vez que hayan terminado, a modo de advertencia para la Alianza Atlántica.
"La gran preocupación es que no se van a ir, y eso no es paranoia", manifestó el general Tony Thomas, jefe del Comando de Operaciones Especiales de Estados Unidos, en una conferencia sobre seguridad nacional en Aspen, en el estado de Colorado, celebrada el pasado julio.
Oficiales militares occidentales aseguraron que Estados Unidos y Rusia no están al borde de la guerra, pero expresaron su preocupación porque la intensa actividad militar rusa podría llevar a enfrentamientos no deseados.
De hecho, Estados Unidos está tomando precauciones, incluyendo el envío de 600 paracaidistas a los tres miembros bálticos de la OTAN en momentos que se llevan a cabo los ejercicios Zapad y retrasando el retorno de un grupo de combate liderado por Washington en Polonia, indica el diario estadounidense.
La gran preocupación es que no se van a ir, y eso no es paranoia", manifestó el general Tony Thomas, jefe del Comando de Operaciones Especiales de Estados Unidos.
"Mira, estaremos listos; estaremos preparados ", dijo el teniente general Frederick B. Hodges, jefe del Ejército de Estados Unidos en Europa. "Pero no vamos a estar en los parapetos esperando que algo suceda”, agregó.
Estados Unidos y la OTAN llevan tiempo acumulando fuerzas militares cerca de las fronteras rusas. En línea con esta política, el pasado enero, llegaron al suelo europeo los primeros tanques estadounidenses para ser desplegados en los Estados bálticos; un despliegue que Moscú denuncia como otra amenaza más a su seguridad.
El ejercicio militar, planeado durante muchos meses, no es una reacción a las nuevas y amplias sanciones económicas impuestas por el Congreso estadounidense a Rusia, ya que como acto de represalia Moscú ordenó que EE.UU. recorte 755 miembros de su personal diplomático de los más de 1200 que se encuentran en ese país.
Moscú, a pesar de que ha descrito este ejercicio como una respuesta al considerable aumento de la presencia militar de la OTAN cerca de sus fronteras, sostiene que la maniobra Zapad 2017 es de naturaleza defensiva y pretende aumentar la interoperabilidad con un país aliado, Bielorrusia.
Pero lo que inquieta a EE.UU y la OTAN es que los rusos todavía no han aceptado que la maniobra Zapad sea monitoreada por observadores internacionales. Los funcionarios estadounidenses han dicho durante mucho tiempo que la vigilancia dada la dificultad de la inteligencia occidental para determinar si la actividad militar rusa es simplemente un ejercicio o una preparación para una intervención armada.
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