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miércoles, 27 de marzo de 2024

Los enjambres de drones Valkyrie de EEUU toman forma

El XQ-58A alcanza velocidades de crucero de Mach 0,72, puede ascender a 45.000 pies sobre el nivel del mar, tiene un alcance de casi 3.000 millas y opera independientemente de las pistas, lo que le confiere una flexibilidad operativa superior.

en Zona de guerra



La empresa estadounidense Kratos Corporation está ampliando su línea XQ-58 Valkyrie de vehículos aéreos no tripulados con la introducción de cinco variantes diferentes. Este desarrollo pone de relieve la transición hacia sistemas de drones de combate más rentables y aptos para la producción en serie en un panorama bélico moderno marcado por la acelerada evolución de la guerra autónoma, según informa The Warzone.

El XQ-58 ha sido conceptualizado como un aliado aerotransportado, comandado por un avión líder, con capacidades para realizar tareas de reconocimiento, ejecutar ataques defensivos o actuar como escudo contra ataques hostiles. También tiene la capacidad de operar en enjambres sin necesidad de control directo por parte del piloto.

La serie XQ-58 se diversifica ahora en las variantes Increment 1, o, Valkyrie A, junto con las versiones B, C y D. The Warzone señala que el XQ-58A alcanza velocidades de crucero de Mach 0,72, puede ascender a 45.000 pies sobre el nivel del mar, tiene un alcance de casi 3.000 millas y opera independientemente de las pistas, lo que le confiere una flexibilidad operativa superior.

Kratos se ha centrado en lograr un equilibrio óptimo entre coste y capacidades para la producción en serie, con el objetivo de competir en la siguiente fase del programa Collaborative Combat Aircraft de las Fuerzas Aéreas estadounidenses.

La empresa aspira a reducir el coste por unidad del XQ-58 a 2 millones de dólares, cifra comparable o incluso inferior al coste de ciertos misiles. Actualmente, el coste por unidad estimado para el XQ-58A es de unos 5,5 millones de dólares, incluidos todos los equipos de prueba, lanzamiento y apoyo necesarios. Para la variante Valkyrie B, Kratos proyecta un coste de 4 millones de dólares por avión, con una estimación de gasto total para 100 aviones.

Sin embargo, Eric DeMarco, Consejero Delegado de Kratos, ha indicado que la empresa no puede revelar información sobre los costes de las variantes C y D por razones de competencia, según informa Warzone. Además, se dice que Kratos se esfuerza por conseguir un coste de aproximadamente 800 dólares por libra para las configuraciones del Off-Board Sensing Station System.

La era de los drones: La tecnología cambia la estrategia militar

Según informes de Warzone, los costes asociados a la fabricación de aeronaves militares suelen rondar los 2.500 dólares por libra, lo que sitúa al XQ-58 en una posición económicamente ventajosa. Esta estimación abarca todos los componentes críticos de la aeronave, como materiales, propulsores y sistemas de misión, ponderados por el peso total.

Los conflictos de Ucrania y Gaza han redefinido el papel de los drones en el escenario bélico contemporáneo, pasando de ser herramientas centradas en la lucha antiterrorista a un componente esencial en las tácticas de combate actuales.

Un análisis de Joshua Keating en Vox destaca las lecciones aprendidas por Estados Unidos de los combates en Ucrania y Gaza, donde la supremacía no reside en la posesión de tecnologías de drones más sofisticadas, sino en la capacidad de producir, desplegar y reemplazar eficazmente estas unidades a bajo coste.

Keating destaca el uso de inteligencia artificial (IA) por ambas facciones en la guerra de Ucrania para aumentar la eficacia de sus drones, lo que indica el limitado empleo de sistemas autónomos y el impulso que estos enfrentamientos han dado al desarrollo de tales tecnologías.

También pone de relieve la necesidad en el ámbito militar del Pacífico de drones más avanzados y sacrificados que ofrezcan mayor alcance, autonomía y durabilidad para superar las barreras antiacceso/denegación de área (A2/AD) impuestas por China.

Keating considera la proliferación de drones como un catalizador para que el ejército estadounidense integre la inteligencia artificial de forma más amplia, permitiendo que miles de vehículos aéreos no tripulados autónomos operen en entornos electromagnéticos y cibernéticos disputados.

En consonancia con estos avances, Estados Unidos ha puesto en marcha iniciativas para aprovechar las ventajas tácticas de los enjambres de drones baratos, desechables y fácilmente reemplazables. Entre ellas destacan los proyectos Replicator y Autonomous Multi-Domain Adaptive Swarms-of-Swarms (AMASS).

En septiembre de 2023, Asia Times informó sobre la presentación por parte del Departamento de Defensa de Estados Unidos del Programa Replicator, una estrategia para acelerar el despliegue de plataformas autónomas destructibles en los dominios aéreo, terrestre y marítimo. Este programa pretende neutralizar el avance militar de China, proyectando un ambicioso calendario de implantación de 18 a 24 meses.

Este planteamiento sugiere un cambio hacia la colaboración entre sistemas autónomos y tripulados, facilitada por los avances en inteligencia artificial, redes de comunicación malladas y tecnologías de interconexión, que permiten operaciones autónomas y descentralizadas, incluso con limitaciones de ancho de banda.

Proyecto AMASS: Revolucionar la guerra con enjambres de drones

En febrero de 2023, el Departamento de Defensa de Estados Unidos dio a conocer el Proyecto AMASS, una ambiciosa iniciativa centrada en el desarrollo de enjambres de drones autónomos capaces de desplegarse desde distintos dominios: mar, aire y tierra. Este proyecto pretende superar las defensas aéreas adversarias mediante la saturación y el número abrumador de UAV que operen de forma coordinada.

El propósito de AMASS es generar la capacidad de movilizar y dirigir un gran número de drones independientes para neutralizar los sistemas defensivos enemigos, incluidas las redes de defensa aérea, la artillería y los sistemas de inteligencia, vigilancia y reconocimiento (también llamado i-S-R). Con un enfoque estratégico para prevenir o contrarrestar una invasión china de Taiwán, este proyecto pretende emplear enjambres de drones equipados con diversos sensores y armamento para ejecutar misiones militares en zonas de guerra. Con un presupuesto asignado de 78 millones de dólares, se prevé que el contrato se adjudique a una única entidad del sector privado.

A pesar del potencial transformador de esta tecnología, el despliegue de enjambres de drones como herramienta de guerra estable implica enfrentarse a importantes retos técnicos y administrativos.

Asia Times destacó recientemente algunos de estos retos, en particular la necesidad de equilibrar la capacidad de procesamiento de los drones con las limitaciones inherentes a la carga útil y la duración de las misiones. Mejorar la capacidad de cálculo de los drones puede llevar a reducir el tiempo operativo de las misiones o exigir aumentar el tamaño de la carga útil.

Además, es crucial encontrar un equilibrio óptimo entre la precisión de la estación de control terrestre y la eficiencia del procesamiento de datos para maximizar la utilización de la información recogida por los sensores de los drones. Con el creciente número de drones dentro de un enjambre, la congestión del ancho de banda debida a la competencia de señales puede suponer un serio obstáculo, comprometiendo la eficacia de las operaciones coordinadas de drones.

Retos y burocracia en el despliegue de enjambres de drones

La capacidad de los enjambres de drones para adaptarse a entornos complejos y cambiantes, como zonas urbanas o terrenos montañosos, representa un reto considerable, dadas las limitaciones actuales de la tecnología de sensores. La fiabilidad en el diseño de cada unidad es crucial, ya que un solo fallo puede comprometer la integridad de todo el enjambre. A medida que estos sistemas tratan de ampliar su alcance y complejidad, los retrasos en las comunicaciones surgen como una amenaza potencial para la eficacia de sus operaciones.

Según un análisis de Noah Robertson publicado en diciembre de 2023 en Defense News, el sistema de defensa estadounidense se caracteriza por su complejidad burocrática, que solo se altera bajo la dirección de sus máximas autoridades. Robertson sostiene que la transformación de la mentalidad institucional hacia una nueva doctrina militar, especialmente en lo que se refiere a la implantación de tecnologías emergentes como los enjambres de drones, suele requerir una crisis para precipitar el cambio.

Aunque el Departamento de Defensa de Estados Unidos ha demostrado su capacidad para gestionar emergencias a corto plazo, aún falta la “chispa” necesaria para la integración masiva de sistemas avanzados no tripulados, como se propone en los proyectos Replicator y AMASS.

Robertson también señala que, aunque ya se han asignado los fondos para Replicator, la mayor parte se destina a investigación, desarrollo y pruebas, lo que deja un margen limitado para la adquisición de nuevas tecnologías. Existe el riesgo de que las reasignaciones presupuestarias y la competencia con otros proyectos militares reduzcan los recursos disponibles para Replicator a largo plazo.

Otro punto crítico es la dependencia del proyecto Replicator de componentes fabricados en China para la construcción de los drones. Esta paradoja pone de manifiesto una vulnerabilidad estratégica, ya que el objetivo principal del proyecto es precisamente desarrollar capacidades para contrarrestar la influencia militar de China.

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