Estados Unidos y el Reino Unido atacaron con dureza a Moscú por su intervención militar en territorio ucraniano y le exigieron dar marcha atrás, mientras que el embajador ruso defendió las medidas tomadas por el Kremlin y acusó a Occidente de estar detrás de la actual inestabilidad en Ucrania.
El encuentro, solicitado de urgencia por Reino Unido, arrancó ya con un importante retraso, después de que las dos partes se enzarzasen sobre el formato que debía utilizarse.
Las potencias occidentales presionaron para tener un debate en abierto, mientras que Rusia sólo quería una sesión a puerta cerrada, según dijeron a Efe fuentes diplomáticas.
Finalmente, los miembros del Consejo mantuvieron una breve reunión accesible a las cámaras -en la que también intervino el embajador ucraniano- y luego pasaron a consultas en privado.
Las intervenciones de todas las partes dejaron claro el abismo que separa las posturas de Occidente y de Moscú en todo lo referente a Ucrania, mientras que China -el otro miembro permanente con derecho a veto- no intervino.
La embajadora estadounidense, Samantha Power, acusó a Rusia de intervenir en Ucrania con "una acción provocadora", sin base legal y que resulta "tan peligrosa como desestabilizadora".
Esos actos "pueden empujar a una situación tensa más allá del punto de ruptura", advirtió Power, que pidió a Moscú que retire las tropas desplegadas en territorio ucraniano e inicie un diálogo político con Kiev.
EE.UU., apoyado en todo por el Reino Unido, consideró fundamental además el envío de una misión de mediación internacional a Crimea para tratar de calmar la situación.
La persona llamada a priori a liderar esa iniciativa -el enviado especial del secretario general de la ONU, Robert Serry,- trató hoy sin éxito de llegar a la región autónoma y decidió dar por finalizada su misión en Ucrania.
Serry se reunirá mañana con Ban Ki-moon en Ginebra para estudiar los próximos pasos.
La misión internacional, en todo caso, no cuenta con el respaldo de Moscú, que se declaró contrario a una "mediación impuesta" y que además cuestiona la independencia del holandés Serry.
El embajador ruso ante la ONU, Vitaly Churkin, defendió las medidas tomadas por su país por la "gran preocupación" que han provocado en el este de Ucrania y especialmente en Crimea las decisiones del nuevo Gobierno de Kiev.
Churkin recordó que el presidente, Vladimir Putin, aún no ha tomado una decisión definitiva sobre el posible uso de la fuerza en territorio ucraniano y arremetió una vez más contra Europa y Estados Unidos por haber animado a la revolución contra el Gobierno elegido democráticamente por los ucranianos.
El embajador ruso intervino en el Consejo de Seguridad inmediatamente después de su homólogo ucraniano, Yuriy Sergeyev, quien denunció la "agresión" de Rusia contra su país y su integridad territorial.
"Las tropas rusas han entrado ilegalmente en territorio de Ucrania", indicó Sergeyev, quien subrayó que el número de efectivos "aumenta cada hora" y que, en declaraciones a la prensa, aseguró que puede haber 15.000 soldados rusos desplegados en Crimea.
El representante de Kiev instó a los líderes de las potencias mundiales -y en especial a Estados Unidos y Reino Unido- a hablar con Putin para convencerle de que dé marcha atrás.
Sergeyev recordó que Washington y Londres firmaron en 1994 junto a Moscú el llamado memorando de Budapest, por el se comprometieron a defender a Ucrania a cambio de la entrega de su arsenal nuclear procedente de la era soviética.
Poco antes de que arrancase la reunión del Consejo de Seguridad, Ban mantuvo una conversación telefónica con Putin, en la que le pidió un diálogo urgente con Kiev y le trasladó su preocupación por los últimos acontecimientos.
Las autoridades ucranianas aseguran que Moscú ha rechazado todas sus peticiones para celebrar consultas sobre la crisis.
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