"Los beneficios de un eventual acuerdo entre China y EEUU serían de gran alcance (…) si pudiera extenderse a otros aspectos de la política energética y las esferas económica y financiera, la amenaza de una alianza militar entre China y Rusia desaparecería y la perspectiva de un conflicto mundial disminiuiría", escribe.
Para Soros, "EEUU tiene poco que ganar y mucho que perder tratando las relaciones con China como un juego de suma zero", ya que cuenta con "poco poder de negociación".
Frente al auge económico del gigante asiático, Washington podría intentar "obstruir el progreso de China, pero eso sería muy peligroso", ya que el presidente chino, Xi Jinping, "ha asumido responsabilidad personal por la economía y la seguridad nacional", estima el inversor estadounidense.
Según Soros, si las reformas económicas de Xi fracasan, China podría "fomentar conflictos externos para mantener al país unido y mantenerse a sí mismo en el poder" y esto "podría llevar a China a alinearse con Rusia no solo financieramente, sino también política y militarmente".
"En ese caso, el conflicto externo podría escalar en una confrontación militar contra un aliado de EEUU como Japón, y no es ninguna exageración afirmar que nos encontraríamos en el umbral de una Tercera Guerra Mundial", afirma.
Con todo, el fundador de las Open Society Foundations cree que "puede pasar una década o más hasta que una alianza militar ruso-china sea capaz de enfrentarse directamente a los Estados Unidos".
"Hasta entonces, esperamos ver una continuación de la guerra híbrida y la proliferación de conflictos periféricos", agrega.
Soros describe una situación de carrera armamentística global: "los presupuestos militares están aumentando rápidamente en Rusia y en China, y siguen estando a un nivel muy alto en EEUU"; en el caso concreto de China "el rearme sería una manera de estimular la demanda interna".
"China ya está mostrando su músculo militar en el mar de China, actuando de manera unilateral y a menudo bastante beligerante, lo que es motivo de justificada preocupación en Washington", asegura Soros.
Frente al auge económico del gigante asiático, Washington podría intentar "obstruir el progreso de China, pero eso sería muy peligroso", ya que el presidente chino, Xi Jinping, "ha asumido responsabilidad personal por la economía y la seguridad nacional", estima el inversor estadounidense.
Según Soros, si las reformas económicas de Xi fracasan, China podría "fomentar conflictos externos para mantener al país unido y mantenerse a sí mismo en el poder" y esto "podría llevar a China a alinearse con Rusia no solo financieramente, sino también política y militarmente".
"En ese caso, el conflicto externo podría escalar en una confrontación militar contra un aliado de EEUU como Japón, y no es ninguna exageración afirmar que nos encontraríamos en el umbral de una Tercera Guerra Mundial", afirma.
Con todo, el fundador de las Open Society Foundations cree que "puede pasar una década o más hasta que una alianza militar ruso-china sea capaz de enfrentarse directamente a los Estados Unidos".
"Hasta entonces, esperamos ver una continuación de la guerra híbrida y la proliferación de conflictos periféricos", agrega.
Soros describe una situación de carrera armamentística global: "los presupuestos militares están aumentando rápidamente en Rusia y en China, y siguen estando a un nivel muy alto en EEUU"; en el caso concreto de China "el rearme sería una manera de estimular la demanda interna".
"China ya está mostrando su músculo militar en el mar de China, actuando de manera unilateral y a menudo bastante beligerante, lo que es motivo de justificada preocupación en Washington", asegura Soros.
Si los intentos de la Casa Blanca por crear una alianza con China y alejarla así de un eje Moscú-Pekín fracasan, "EEUU estaría justificado a desarrollar una alianza lo suficientemente fuerte con los vecinos de China que una alianza ruso-china no se atreviese a desafiar por la fuerza militar", aunque con todo "sería claramente inferior a una alianza estratégica entre Estados Unidos y China", precisa.
"Una alianza con los vecinos de China nos devolvería a la guerra fría, pero aún así, sería preferible a una Tercera Guerra Mundial", juzga el inversor estadounidense.
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