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viernes, 22 de marzo de 2024

"Una entrada directa en el conflicto ucraniano": ¿qué tan interesado está Occidente en negociar?

Las declaraciones del presidente Emmanuel Macron sobre el envío de soldados franceses a Ucrania pueden ser una respuesta al avance ruso en el Donbás. Sin embargo, con o sin ayuda externa, Kiev afrontará un año difícil militar y políticamente, afirman expertos entrevistados por Sputnik.

Las fuerzas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) están presentes en el territorio de Ucrania para llevar a cabo diversas actividades operativas y de apoyo de inteligencia a las Fuerzas Armadas de Kiev, pero no participan en operaciones en el campo de batalla, dijeron fuentes occidentales esta semana al periódico español El País.

"La OTAN ayuda a Ucrania en prácticamente todos los ámbitos posibles, desde el suministro de armas hasta la información sobre los objetivos rusos, la trayectoria de los bombarderos enemigos y el entrenamiento de miles de soldados ucranianos en Europa", escribió el periódico.

El compromiso de las fuerzas estadounidenses sería el más destacado entre los aliados de la OTAN presentes en Ucrania, dijeron las fuentes. Por otro lado, no se ha confirmado la presencia de soldados de la Alianza atlántica en el frente y su participación en combates directos contra fuerzas rusas.

Esta información confirma lo que Moscú viene denunciando desde hace tiempo: el conflicto ucraniano se configura como una guerra por poderes liderada por Occidente, con el objetivo de debilitar a Rusia, en un intento de imponerle una derrota estratégica.

Sin embargo, las recientes declaraciones del presidente francés Emmanuel Macron sobre el despliegue público y directo de tropas francesas en Ucrania elevarían el compromiso occidental en esta batalla a un nuevo nivel.

Macron declaró que cree que "no se debe descartar ninguna opción" para "garantizar que Rusia no salga victoriosa de este conflicto". A pesar de los intentos de relativizar su posición, las declaraciones del presidente francés llevaron al debate público la posibilidad de una confrontación militar directa no solo entre Moscú y la OTAN, sino también entre dos potencias nucleares: Rusia y Francia.

Según datos revelados por el Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia, París está considerando enviar alrededor de 2.000 soldados a territorio ucraniano. El jefe de la inteligencia rusa, Serguéi Narishkin, no dudó en señalar que las tropas francesas se convertirían en objetivos prioritarios para las Fuerzas Armadas de su país.

Para el especialista del Centro Avanzado de Evaluación Situacional (NAC) de la Escuela de Guerra Naval (E-S-G), Persio Gloria de Paula, los recientes avances rusos en la región del Donbás han llevado a los líderes occidentales como Macron a considerar el envío de tropas a Ucrania.

"La idea de Occidente sería enviar tropas para, en primer lugar, permitir a los soldados ucranianos que están en posiciones defensivas, avanzar hacia el frente y, en segundo lugar, contener el avance ruso", dijo Glória de Paula a Sputnik.

"La línea de defensa más importante que Ucrania ha podido construir está en el Donbás. Una vez que Rusia la supere por completo, el avance podría ser muy rápido", aseguró.

De hecho, tras la liberación de la ciudad de Avdéyevka en febrero de 2024, las fuerzas rusas han avanzado constantemente en la región del Donbás. Según el periódico estadounidense The New York Times, las líneas de defensa ucranianas en la región "son sorprendentemente débiles", compuestas por trincheras "escasas y rudimentarias".

Independientemente del objetivo militar, enviar tropas francesas sería una maniobra muy arriesgada por parte de Occidente, que abriría la posibilidad de un conflicto militar a gran escala con Rusia, consideró Glória de Paula.

"Significaría una entrada directa en el conflicto. Incluso si fuera con la intención de congelar el conflicto por la fuerza, las zonas en las que estarían estacionadas las tropas occidentales ya son zonas de combate", observó el especialista. "Y creer que Rusia aceptaría congelar el conflicto por la fuerza es cuestionable".

Por otro lado, las declaraciones de Macron podrían señalar la voluntad de Occidente de negociar una salida al conflicto con Rusia, en una estrategia conocida en las relaciones internacionales como "escalada para desescalar", es decir, aumentar las tensiones para forzar una negociación que conduzca al fin del conflicto.

"Una parte importante de Occidente ya está interesada en negociar y detener el conflicto. Y puede haber deseo de agravar la situación para intentar obtener una posición más favorable en la mesa de negociaciones con los rusos", consideró Glória de Paula. "Pero sería una estrategia arriesgada".

Según el experto, la voluntad de una parte de Occidente de acudir a la mesa de negociaciones "se expresa en el cambio del discurso sobre las capacidades ucranianas: si antes Occidente hablaba de una Ucrania capaz de llevar a cabo una contraofensiva, ahora declaran que está al borde del colapso y necesita tropas, admitiendo una realidad que ya estaba vigente, pero que quedó muy bien disfrazada por la guerra de información de este conflicto, que sobrestimó las capacidades ucranianas".

Un año desafiante para Ucrania

Con o sin la materialización de las intenciones de Macron, Ucrania deberá afrontar importantes desafíos militares y políticos en 2024, afirma la académica en Relaciones Internacionales de la Universidad Federal Fluminense, Raquel Missagia.

"Para Ucrania, el escenario es bastante complicado. Elementos como la gran dificultad para enviar personal militar al frente, la reducción de la ayuda militar extranjera y la falta crónica de municiones, apuntan a un año muy delicado por delante", afirmó Mass en entrevista con Sputnik.

Desde un punto de vista político, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski tiene dificultades para mediar en los conflictos dentro de su gobierno y mantener la movilización de la población civil.

"Ya hemos tenido un cambio en el mando de las Fuerzas Armadas con la destitución de [Valéri] Zaluzhni y el nombramiento de Olexandr Sirski, ya hemos tenido un resultado complicado de la contraofensiva del año pasado, por lo que hay un caldero de cuestiones que afectaron la opinión pública local", explicó la especialista.

Un debate especialmente difícil este año para los ucranianos será el de la movilización de nuevas tropas en las Fuerzas Armadas. Según Missagia, Zelenski tiene "dificultades para demostrar a la sociedad que el país puede armar soldados de manera eficiente".

"Los dirigentes [ucranianos] necesitan convencer al pueblo movilizado de que no morirán rápidamente en el frente porque están mal equipados o no reciben la formación adecuada", afirmó Missagia. "Porque este tipo de percepción acaba llevando a que la gente evite el servicio militar obligatorio".

Este esfuerzo convincente se ve obstaculizado por las incertidumbres respecto del mantenimiento del apoyo externo al esfuerzo bélico de Ucrania. Además de las tensiones políticas con aliados como Polonia por cuestiones comerciales y económicas, Ucrania debe enfrentar la agitación del año electoral en Estados Unidos, su principal socio externo.

"Pero el mayor problema para Zelenski es que la sociedad civil ucraniana ya no está en 2022. El sentido de urgencia de la población civil está disminuyendo. Por lo tanto, será un año muy complejo para Kiev, que puede encontrarse en una situación en la que necesitará empezar a pensar en un esfuerzo de negociación, aunque todavía no hay señales de las autoridades locales al respecto", concluyó la experta.

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