Tras 20 años de la presencia militar en Afganistán, las tropas de EE.UU. y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) han comenzado en los últimos meses su salida definitiva del país asiático, dejando a este país sumido en la violencia. Entretanto, los talibanes han aumentado sus ofensivas en el territorio afgano y alegan haber ocupado más de 100 distritos, lo que ha causado la preocupación.
Según datos proporcionados el martes por el portal ruso de aviación Avia.Pro., los talibanes han logrado tomar hasta el momento 715 coches militares estadounidenses Humvee SUVs, alrededor de un centenar de camiones blindados ligeros, sistemas de artillería pesada e incluso varios tanques.
Capturaron también 17 obuses remolcados D-30 de 122 mm, 141 camiones Navistar International, y 21 vehículos blindados resistentes a las minas, topadoras, excavadoras y otros equipos.
Se informa además sobre la captura de al menos dos tanques del Ejército afgano y decenas de tortillerías y cañones antiaéreos, algunos de los cuales permanecían en Afganistán tras la guerra afgano-soviética en 1979.
A pesar de que, según lo acordado en el pacto firmado entre EE.UU. y los talibanes en Doha, capital de Catar, Washington debería haber retirado todas sus tropas, como máximo, hasta el pasado mes de mayo, el presidente estadounidense, Joe Biden, hasta el momento, ha retrasado dos veces tal promesa. El pasado viernes, el mandatario norteamericano dijo que “no podremos hacerlo todo [para] septiembre. Todavía quedarán algunas fuerzas”.
Del último informe de Avia.Pro. surge la idea de que Estados Unidos está ayudando a los talibanes para desestabilizar la zona y justificar así su presencia.
Según afirman varios expertos y observadores, la vuelta del grupo armado Talibán al poder demuestra la ayuda encubierta de EE.UU. a este grupo armado y es una evidencia que el país norteamericano pretende legitimar su presencia en la región orquestando una nueva ola de inseguridad en Afganistán.
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