Un informe reciente de la inteligencia británica destaca una mejora significativa en el arsenal de misiles y las tácticas del ejército ruso en su operación militar especial. En particular, se menciona la destrucción exitosa de una batería del sistema de misiles antiaéreos (SAM) Patriot estadounidense y del sistema de lanzamiento múltiple de cohetes (MLRS) HIMARS, que fueron desplegadas por las Fuerzas Armadas de Ucrania en la línea de contacto.
La reubicación de la batería del sistema de defensa aérea Patriot se debió a la necesidad de protegerse contra los ataques aéreos diarios de las Fuerzas Aeroespaciales Rusas. Sin embargo, un dron de reconocimiento ruso detectó el movimiento de este convoy, lo que provocó su destrucción por el sistema de misiles táctico-operacional Iskander-M. Los medios rusos informaron que el ataque provocó la destrucción no sólo de costosos equipos, sino también la muerte de unos 30 militares de los países de la OTAN.
Un destino similar aguardaba a la tripulación del HIMARS MLRS, que fue detectado en la frontera entre la República Popular de Donetsk (RPD) y la región de Dnepropetrovsk. Como resultado del impacto, el lanzador quedó completamente destruido.
Estos acontecimientos obligaron a los curadores británicos del Estado Mayor de Ucrania a pedir una revisión de la estrategia para el uso de armas de las Fuerzas Armadas de Ucrania, especialmente en el contexto de la seguridad de la ubicación de fuerzas y medios con respecto a la línea de contacto. El informe destaca que una distancia de 60 a 70 km desde el frente ya no garantiza la seguridad para sistemas como el HIMARS.
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