El Miércoles, 27 de enero una gran fuerza de Hezbolá entró en la ciudad siria de Daraa, un evento críticamente peligroso para la seguridad de Israel. El camino a la ciudad, que se encuentra cerca de la frontera con Jordania y al otro lado del Golán de Israel, fue abierto ante Hezbolá por nada menos que las fuerzas rusas. Esta fue una violación flagrante de los compromisos del presidente Vladimir Putin con el primer ministro Binyamin Netanyahu y el rey jordano Abdullah de no permitir a las fuerzas iraníes ni a las respaldadas por Irán, como Hezbolá y las milicias chiíes de Irak y Afganistán, alcanzar sus fronteras como consecuencia de la intervención militar de Rusia en la guerra de Siria.
Daraa está a sólo 32 km del Golán y a 12 km de la frontera con Jordania. Las fuerzas de Hezbolá en esta ciudad están, por tanto, a distancia de ataque fácil desde el norte de Israel y Jordania.
Lo que ocurrió el miércoles fue que un considerable contingente de Hezbolá entró en Daraa, al día siguiente de que una unidad de Siria bajo el mando de oficiales rusos capturaran la ciudad de Sheikh Maskin, cortando las fuerzas rebeldes al este de Daraa de sus compañeros hacia el oeste.
El control de Sheikh Maskin es la clave para el cruce que conduce a Damasco, en el norte, al pueblo druso en las montañas de es-Suwaida en el este, y a Quneitra en las defensas del norte del Golán opuestas a Israel.
La batalla por Sheikh Maskin fue la primera en el conflicto sirio que se luchó directamente bajo el mando ruso. Su caída desató las cuentas de oficiales rusos al mando de las tropas sirias en diferentes partes de Siria.
Hasta el momento, Israel no ha reaccionado con el avance de la fuerza de Hezbolá, a pesar de las declaraciones públicas del primer ministro Benjamin Netanyahu y el ministro de Defensa Moshe Yaalon de que esto nunca se permitiría que sucediera.
Fuentes militares de Debkafile explican esta reticencia por una mala lectura persistente de la crisis siria en los rangos más altos del establishment de defensa israelí. El Jefe de Inteligencia Militar, el comandante General Herzl Halevi, que tiene una buena comprensión de su complejidad, es una voz solitaria contra el ministro de Defensa y Jefe de Estado Mayor, teniente general Gady Eisenkot.
En Amman, sin embargo, el rey Abdullah y sus generales estaban tanto alarmados como furiosos. Fuentes militares de Debkafile informan que la mañana del miércoles, el rey salió envió disparado un mensaje urgente al presidente Putin exigiendo una explicación de la acción de los oficiales rusos en cuanto a la apertura de la puerta de Daraa a los combatientes hostiles de Hezbolá.
Jordania ha luchado contra Hezbolá y sus conspiraciones durante tres años, desde que sus fuerzas de seguridad incautaron un alijo de armas que Hezbolá había introducido de contrabando en el reino por una célula terrorista para montar ataques en la provincia norteña de Irbid. Amman está ahora preocupado de que Hezbolá esté lo suficientemente cerca para hacer una captura de Al-Ramtha, el único paso fronterizo entre Siria y Jordania. Eso sería una pluma en el sombrero del apoderado libanés de Irán, como el primer paso fronterizo árabe en caer ante una fuerza de Hezbolá fuera del Líbano, y uno, por otra parte, que se encuentra de través de la principal fuente de agua regional, el río Yarmouk.
A partir de la mañana del jueves 28 de enero, Abdullah no había recibido respuesta a su misiva a Putin, sino que un mensaje vino a través de Ammán del presidente sirio Bashar Assad.
Usando un canal de inteligencia por la puerta trasera, envió un aviso en el nombre del general Bahjat Suleiman, ex embajador de Siria a Jordania hasta que fue expulsado en mayo de 2014, de que el rey Abdullah ahora debe afrontar las consecuencias de su largo apoyo a los rebeldes del sur de Siria.
Al monarca también se le aconsejó prepararse para la llegada de miles de combatientes rebeldes que huyen de las fuerzas combinadas de Siria y Hezbolá que los empujan hacia la frontera jordana.
Las próximas horas serán críticas para el desarrollo de una crisis similar en la frontera entre Israel y Siria en la región del Golán.
Fuente: Debkafile
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