Por Guillermo Barba
Hace un mes afirmamos en este espacio que los datos de manufacturas y servicios en Estados Unidos estaban arrojando datos preocupantes y que, de hecho, una nueva recesión era cuestión de tiempo. Las estadísticas más recientes continúan confirmando un camino de desaceleración de la economía estadounidense, que, como sabemos, es una muy mala noticia para la mexicana.
El problema mayor es que tanto los políticos como los medios de comunicación predominantes continúan diciendo que todo marcha bien. Nada más alejado de la realidad.
A principios de este mes, la Reserva Federal (Fed) de Atlanta recortó drásticamente su pronóstico de crecimiento para el cuarto trimestre de 2015 al dejarlo en solo 0.7 por ciento, desde 1.3 por ciento en que lo tenía a finales de diciembre. Su modelo conocido como GDPNow ofrece una estimación al día, mucho antes de la publicación de las cifras oficiales definitivas pero que sirven de orientación.
Otras señales de alerta provienen de indicadores como el Índice de Gerentes de Compras (PMI, por sus siglas en inglés) de Chicago, que tuvo otro mes desastroso en diciembre al tocar los 42.9 puntos. Este mínimo de seis años y medio fue la séptima contracción en 2015, y quedó muy por debajo de las expectativas que lo situaban en la marca de los 50 puntos. Una lectura por arriba de ese nivel significa expansión, y por abajo, contracción.
Este reporte, si bien es regional, es una muestra de lo que ocurre en la economía estadounidense y preocupa porque contiene tanto compañías tanto manufactureras como de servicios.
En este mismo sentido van tanto el PMI Manufacturero de los Estados Unidos, que cayó a 51.2, un mínimo desde octubre de 2012, como el Índice Manufacturero del Institute of Supply Management (ISM) que ya se está contrayendo al tener una lectura de 48.2 puntos.
De igual manera, una mala noticia es que el Índice de Importaciones Manufactureras del ISM también está en zona de contracción, en 45.5 unidades.
Para cerrar nuestra revisión de los “focos amarillos” que se siguen multiplicando en Estados Unidos —y por ende, en México—, debemos voltear a ver el mensaje que nos manda la llamada curva de rendimientos de los treasuries estadounidenses. Y es que los diferenciales de rendimiento entre los papeles de deuda con vencimiento de corto plazo y los de largo continúan disminuyendo.
Si la economía norteamericana estuviera en expansión, la curva estaría haciéndose más inclinada, no se estaría aplanando. A diferencia de las ocasiones anteriores en que una inversión de la curva ha anticipado recesiones en ese país, esta vez es poco probable que eso ocurra debido a la política de tasas de interés en cero por ciento que mantuvo la Fed desde 2008 hasta diciembre pasado. Así que no hace falta esperar a dicha inversión para que una recesión llegue.
Con todo lo anterior, queda claro que, o bien la Fed sabe algo que nosotros no, o de plano se la está jugando. ¿Por qué? Porque su Comité de Mercado Abierto inició en diciembre lo que se supone sería un ciclo alcista en las tasas de interés.
Si bien el alza de tipos fue mínima (0.25 puntos porcentuales), lo cierto es que según las minutas de la última reunión de su Comité de Mercado Abierto hubo preocupación entre algunos de sus miembros por la “salud” de la economía. Para ser claros, hay temor de que el alza de tasas haya llegado en el peor de los momentos, es decir, con una desaceleración que podría terminar en recesión, como aquí anticipamos.
Mientras eso sucede en el país vecino, aquí el gobernador del Banco de México sigue mostrando cierto optimismo en que Estados Unidos “jale” nuestra economía.
El problema con ello es que no parece haber razones fundadas para esperar algo como eso. El riesgo es que, al no estar preparados, los mexicanos se vuelvan a ver tomados por sorpresa por una crisis. El tipo de cambio se sigue presionando, pero podría ser solo la antesala de algo más grande.
Urge que el banco central y el gobierno mexicano consideren las medidas pertinentes, pero la gente y las empresas no deben esperar. La autodefensa financiera con acciones como el control de gastos, presupuesto equilibrado, liquidación de deudas, etc., son el camino a seguir para estar prevenidos.
Guillermo Barba es economista, autor del blog Inteligencia Financiera Global. Es comentarista y articulista en importantes medios de comunicación.
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