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domingo, 12 de enero de 2020

Portaviones de EEUU rodean México en preparación a una guerra ordenada por Trump

Así es, al parecer el gobierno de los EE.UU. ha ordenado a tres de sus portaviones que se desplacen a cercanías de aguas territoriales mexicanas, dos en el atlántico y otro más en el Pacífico, esto en presunta preparación a una guerra contra los cárteles de la droga mexicanos, cárteles que recientemente el presidente estadounidense, Donald Trump, ha calificado de organizaciones terroristas y contra las cuales va a emitir una declaración oficial calificándolas de éso mismo, lo cual deja abierta la puerta al gobierno estadounidense para iniciar acciones militares contra esos grupos dedicados al narcotráfico.


Y se supone que para tal propósito es que acaba de ordenar a esos tres portaviones desplazarse hacia aguas cercanas al territorio mexicano, aunque aquí cabe preguntarse: ¿es necesario que los portaviones se desplacen cerca de la frontera marítima mexicana para iniciar las hostilidades contra los cárteles de la droga mexicanos?, pues sinceramente no lo creo por que EEUU y México hacen frontera común, además, en Texas hay una importante base naval estadounidense, base desde donde pueden lanzar sus misiles Tomajók hacia territorio mexicano sin necesidad de desplazar los portaviones a alta mar, sobre todo considerando que los cárteles de la droga están más cerca de territorio estadounidense que al interior de México pues estos grupos delictivos se ubican principalmente en los estados norteños de la república mexicana, estados que hacen frontera precisamente con EEUU. Así que, si el gobierno estadounidense tuviera realmente la intención de golpearlos no necesitaría desplazar sus portaviones al golfo de México y al océano Pacífico para atacarlos con misiles de crucero.

Aunque claro, una cosa es atacarlos con misiles y otra muy diferente sería atacarles directamente utilizando para ello a las fuerzas armadas estadounidenses o a grupos de mercenarios contratados por Blackwater (ahora llamada Academi) o cualquier otra organización similar, pues eso implicaría una ocupación militar de México, cosa muy diferente a solo lanzar misiles.

Suponiendo que solo se utilizaran armas aéreas para atacar a los cárteles de la droga, ya todos hemos visto como los misiles Tomajók, el arma preferida de los estadounidenses cuando se trata de atacar a distancia, son un completo fiasco, y dos de cada tres misiles fallan y no aciertan en el blanco o simplemente no funcionan correctamente y terminan por caer al suelo en cualquier lado.

Además, cuando se trata de atacar a países que dispongan de un mínimo grado de defensa antiaérea, estos misiles, los Tomajók, son en su mayoría interceptados y eliminados antes de alcanzar sus objetivos, tal como ya pasó varias veces en Siria. Aunque claro, México no dispone de una defensa antiaérea mínimamente respetable, y los cárteles de la droga pues mucho menos.

Pero, ¿qué pasaría si EEUU atacara a los cárteles de la droga con misiles Tomajók u otro similar? pues que habría muchas víctimas inocentes, pues ya hemos visto como estos misiles son muy ineficientes y de escasa precisión. Además, ¿a quién atacarían? ¿A las familias de los narcotraficantes?, ¿a sus casas?, pues no olvidemos que los cárteles de la droga mexicanos no son como los grupos extremistas que operan en Siria o Afganistán que se ocultan en cuevas, montañas y el desierto; no, estos, los mexicanos, habitan en sus casas (mansiones en realidad), con sus familias, así que un ataque contra estos grupos sería un ataque contra toda su familia y, lo más lamentable, es que habría muchas víctimas inocentes; o sea, habría muchas víctimas entre los vecinos y transeúntes que pasaran por ahí pues estos misiles son muy imprecisos y seguramente golpearían lugares cercanos a los objetivos originalmente designados.

Por otro lado, también los estadounidenses podrían utilizar drones de ataque para lanzar estos misiles contra los grupos integrantes de los cárteles de la droga mexicanos; esto ya lo hemos visto en la misma Siria, así como en Afganistán, lugares donde se han utilizado los drones clase MQ-9 Reaper; en dichos ataques no solo han muerto combatientes yihadistas, sino que también han fallecido muchos civiles inocentes; eso demuestra que los ataques estadounidenses con drones y misiles de crucero no son tan exactos precisamente y, sobre todo, considerando que los capos de la droga se ocultan en las grandes ciudades, se entiende que de utilizar estos métodos contra ellos sin duda habría muchas víctimas inocentes.

Pero dejando a un lado el hecho deleznable en sí mismo de violar la soberanía de otro país y de realizar una operación militar sin su consentimiento, queda el otro hecho de que en este caso se trata de un país vecino, un país vecino que históricamente ha sufrido las vejaciones de su vecino del norte; pero también debemos de considerar que dentro del territorio de los mismos EEUU, y en los estados que formaron parte de México pero que le fueron arrebatados por los yankees, hay una muy importante población de origen hispano, pero sobre todo de mexicanos; y es aquí donde uno se pregunta: ¿Cómo reaccionarán ellos ante una eventual agresión de los estadounidenses contra sus paisanos del lado sur de la frontera?.

No olvidemos que muchos de esos compatriotas actualmente ya ostentan la ciudadanía estadounidense y su voto puede ser decisivo, y seguramente lo será, en las próximas elecciones presidenciales de EEUU. Así que, si Donald Trump emprendiese una acción militar contra México tomando como pretexto a los cárteles de la droga mexicanos, esa acción resultaría contraproducente para su reelección, situación que supuestamente le preocupa y situación por la cual emprende esta acción militar contra los cárteles de la droga para así ganarse la simpatía de los votantes norteamericanos; pero si se decidiese a emprender esta agresión contra México seguramente el efecto sería contrario al deseado y terminaría por perder la presidencia de los EEUU.

Además, todavía falta por ver cómo reaccionarían los mexicanos que viven en los EEUU; además de que votarían contra la relección de Trump quien sabe que otras acciones podrían tomar.

Por otro lado, tampoco debemos de perder de vista que en los estados que antiguamente fueron territorio mexicano actualmente hay una mayoría de población hispana, pero principalmente mexicana. Además, debemos recordar que a día de hoy se vive un proceso secesionista en esos estados; es decir, en California, Texas, Arizona, Utah, etcétera, hay movimientos civiles muy fuertes que piden su separación política y territorial de EEUU.

Si se diera esta agresión que Donald Trump planea contra México, muy probablemente exacerbaría esos sentimientos independentistas y acabarían separándose de los EEUU, lo que desencadenaría una guerra civil, guerra que terminaría por fragmentar en varios países independientes a los EEUU de América.

California por sí misma es la quinta potencia económica a nivel global, así que no necesitan de los EEUU para ser un país grande y fuerte; otro tanto podemos decir de Texas y Florida.

Estos cárteles de la droga además de que son un cáncer para México, ahora también se convierten en un peligro para el mismo país, púes a raíz de sus actividades ilícitas y deleznables ahora ponen en peligro la misma integridad territorial de México, así como a su población.

Pero tampoco debemos perder de vista que su misma existencia es motivada por la sed insaciable que tiene la sociedad estadounidense de drogas, pues si ellos no las consumieran los cárteles mexicanos tampoco tendrían razón de ser, pues su negocio no sería rentable, pero sin embargo es rentable precisamente por que los estadounidenses les compran su droga, muy contrario al discurso oficial gringo, discurso que no se cansa de acusar a México de que haya tanto drogadicto en EEUU, así como de supuestas muertes de ciudadanos estadounidenses por culpa de los cárteles de la droga, así como por el consumo mismo de las drogas, pero nadie les obliga a consumirlas, las consumen por su propio gusto.

Pero puede ser que los gringos no solo quieran atacar a los cárteles de la droga con ataques aéreos, tal vez también querrán atacarlos de forma terrestre y para ello tendrían que ocupar militarmente México, cosa que la sociedad mexicana no estaría dispuesta a aceptar, y tampoco sus autoridades, lo que podría derivar en un conflicto militar entre ambas naciones; y esto se sabría como empieza pero no como termina, pues como ya comenté, en EEUU hay muchos millones de mexicanos, además de que México también dispone de una población muy numerosa de cerca de 120 millones de personas.

Hace solo unos días el presidente de México se pronunciaba al respecto y aclaraba que no iba a permitir, ni a autorizar, una operación militar estadounidense en México; que cooperación si podría haber, pero no intervención militar.


Y el presidente mexicano se pronunciaba en estos términos pues es perfectamente consciente de los planes de los estadounidenses en México, razón por la cual se lanzó contra algunos gobernadores del norte de México, gobernadores que piden una intervención militar gringa en el país; razón por la cual los llamó traidores y les amenazó con una acción legal en su contra por alta traición a la patria.

No se entiende como a estas alturas de la historia todavía haya mexicanos que piden una intervención militar estadounidense en México; Aunque estos sujetos no deberían ser llamados mexicanos y se les debería retirar la ciudadanía y echarlos del país.

Estos cárteles de la doga mexicanos ya que se sienten muy valientes deberían irse a la frontera, pasarse al otro lado y ahí pelear contra los gringos, pues por su causa ahora México está en peligro y ellos serán los únicos culpables de lo que pase, aunque claro, para lo que les debe importar.

Ojala, si realmente Trump lanza este ataque contra los cárteles de la droga acierte en sus objetivos y solo elimine a los narcotraficantes y no a los civiles inocentes; si ese fuera el caso creo que, aunque muy cuestionablemente, estaría haciendo un bien a México, aunque se correría el peligro de un conflicto internacional entre ambos países.

En todo caso si Trump realmente está dispuesto en llevar esto acabo, que el gobierno mexicano coopere como dijera AMLO y permita estos ataques aéreos y proporcione los lugares exactos donde hay que golpear y, asimismo, elimine en tierra a las ratas que intenten escapar.  Porque estos cárteles de la droga no hacen ningún bien a México y solo constituyen una lacra para la sociedad y un cáncer que hay que exterminar por el bien del país.

Hace tan solo unos días atrás Andrés Manuel López obrador visitaba un complejo militar industrial para supervisar la producción de armas y municiones para el ejército y fuerza aérea mexicanos; de esta manera estaba lanzando un mensaje subliminal al gobierno de los EEUU en el sentido de que México está preparado para defender el honor de la patria; pero, sobre todo, lanzaba un mensaje directo a los cárteles de la droga en el sentido de que el estado mexicano está listo para enfrentarles y eliminarlos del país por completo.

Ojala y Donald Trump no emprenda ninguna acción militar en territorio mexicano, y si lo hiciera que solo se limite a atacar a los cárteles de la droga tal como supuestamente es el plan y, en todo caso, que el gobierno mexicano actúe de manera inteligente y sensata y trate de evitar una guerra contra los EEUU aunque sin por ello renunciar al honor y derecho propio de los mexicanos.

Estos portaviones estadounidenses también podrían tener un doble propósito: por un lado atacar a los cárteles de la droga mexicanos y, por el otro, emprender una acción militar contra Venezuela. Si, así es, quizá el objetivo principal de estos portaviones no sea México sino Venezuela.

Pero en todo caso, una guerra para nada va a traer un beneficio electoral para Donald Trump si eso es lo que busca, pues los ciudadanos estadounidenses de origen hispano no se lo van a perdonar y lo van a castigar en las urnas, no olvidemos que ya son la primera minoría en los EEUU, es decir, después de los anglosajones ellos son el segundo sector más grande de la población estadounidense.

El portaviones de la Marina de los Estados Unidos, El U-S-S Nimitz, dejó su puerto base de Kitsap-Bremerton en Washington durante la semana pasada y ahora patrulla las aguas de la costa occidental de México. También el portaaviones nuclear de clase Nimitz, el U-S-S Theodore Roosevelt, dejó su puerto de origen en San Diego en California la semana pasada y ahora está patrullando las aguas de la costa occidental de México. Y asimismo, el portaaviones nuclear de la clase Nimitz, el U-S-S Harry S. Truman, también dejó su puerto de origen en Newport-Virginia este la semana pasada y ahora patrulla las aguas de la costa este de México conocida como West Lant  (abreviatura de Atlántico occidental), cuyos despliegues de guerra se producen apenas quince días después de que mujeres, bebés y niños pertenecientes a la extensa familia mormona del senador republicano Mitt Romney, del Partido Republicano, fueran brutalmente asesinados en México, una masacre llevada a cabo por el cártel de la droga conocido como Cartel de la Nueva Generación de Jalisco (CJNG), organización criminal que ahora es la más poderosa en México con presencia confirmada en 22 estados mexicanos, así como en los Estados Unidos, América Central y América del Sur.

Sabiendo lo que pronto vendrá, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, declaró: Nunca aceptaremos la designación estadounidense de los cárteles de la droga como terroristas, una referencia a una designación de terrorismo que permitiría a EEUU iniciar legalmente una guerra abierta en México contra sus cárteles de droga.

Pero fue una declaración rápidamente rechazada por el presidente estadounidense Donald Trump horas más tarde cuando declaró: “No quiero decir lo que voy a hacer, pero serán designados”; para enseguida asegurar que: “estamos perdiendo 100000 personas al año por lo que está sucediendo y lo que está pasando en México”

Como podemos ver, supuestamente Trump está decidido a iniciar esta guerra contra los cárteles; pero también podemos observar como el doble discurso y el doble rasero siempre está presente en la política exterior estadounidense; pues exageran las cifras e ignoran la responsabilidad compartida que tienen las autoridades estadunidenses y la sociedad de aquel país en este problema.

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