Cosmonautas rusos han encontrado bacterias vivas en la superficie externa de la Estación Espacial Internacional. Una de ellas, Bacillus pumilus, es conocida en el suelo de la Tierra y podría ser la prueba de que el origen de la vida se encuentra más allá, en el espacio
Se han encontrado bacterias vivas fuera de la Estación Espacial Internacional, declaró el cosmonauta ruso Antón Shkaplérov a la agencia TASS esta semana. Además comentó que cosmonautas que estuvieron antes limpiaron el segmento ruso de la EEI durante las caminatas especiales y mandaron muestras a la Tierra. Las pruebas demostraron que contienen bacterias que no estaban en el módulo cuando se puso en órbita.
“En las muestras se han encontrado bacterias que no estaban en el módulo de la EEI cuando se produjo el lanzamiento”, declaró Shkaplérov a TASS. “Así que han ido volando por el espacio y se han colocado en casco exterior”.
También explicó que en misiones similares se encontraron bacterias que podían sobrevivir a temperaturas entre -150 ºC y +150 ºC. Parece que provienen de la Tierra pero todo apunta a que sobrevive en los duros ambientes del espacio.
Según explica Elena Shubralova, especialista del Instituto Central de Investigación de Ingeniería Mecánica, una de las bacterias ha sido identificada como Bacillus pumilus. También se puede encontrar en el suelo de la Tierra pero el microorganismo del espacio era “más activo”, explica la experta.
No se trata de la primera vez que los cosmonautas rusos encuentran al Bacillus pumilus. Esta misteriosa bacteria se deja ver en casi en todas las misiones. Independientemente de si viene del espacio o de la Tierra, queda claro que es capaz de sobrevivir ante una radiación intensa.
En un experimento realizado en la EEI en 2011, las esporas de Bacillus pumilussobrevivieron casi durante 20 meses. Los científicos lanzaron la bacteria en una cohete. No solo quedó embadurnada la superficie del cohete sino que también los surcos de las cabezas de los tornillos de los módulos experimentales que llevaba.
El cohete alcanzó una aceleración de 18G durante su reentrada en al atmósfera terrestre, y se calentó a temperaturas superiores a los 1.000 ºC. Cuando aterrizó las moléculas de ADN estaban intactas y también eran capaces de transmitir la información genética a otras células bacterianas. El experimento mostró que los cohetes espaciales pueden llevar ADN terrestre a otros planetas.
La misteriosa bacteria tiene otras increíbles cualidades. Investigadores en Singapur han descubierto recientemente que las esporas de Bacillus pumilus son capaces de sobrevivir en duras circunstancias. Los investigadores han estado lanzando rayos-X a las bacterias y los primeros resultados fueron sorprendentes. “Cuando miramos a los datos no podíamos entender por qué acabábamos con más bacterias que con las que empezábamos”, dice Derrick Yong, investigador en el Instituto de Manufactura de Tecnologías de Singapur.
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