El presidente de la Reserva Federal (Fed), Jerome Powell, ha calificado la actual recesión en Estados Unidos provocada por la actual crisis como "significativamente la peor desde la Segunda Guerra Mundial". Por ello, ha pedido más estímulos fiscales y monetarios para mitigar el impacto de la crisis.
"El apoyo fiscal adicional podría ser costoso, pero vale la pena si ayuda a evitar daños económicos a largo plazo y provoca una recuperación más fuerte. Es un compromiso para nuestros políticos, quienes ejercen poderes de impuestos y gastos", ha señalado en una teleconferencia en el Peterson Institute for International Economics.
Para Powell, el alcance y la velocidad de esta recesión no tienen precedentes modernos. "Estamos viendo una fuerte disminución en la actividad económica y en el empleo, y ya se han borrado las ganancias laborales de la última década. Desde que la crisis entró en vigor hace solo dos meses, más de 20 millones de personas han perdido sus empleos", ha explicado.
Por ello, aunque ha considerado que la respuesta económica ha sido "oportuna como apropiada", ha añadido que "puede que no sea el capítulo final, dado que el camino a seguir es altamente incierto y está sujeto a riesgos negativos significativos".
Las previsiones económicas son inciertas en el mejor de los casos, y el virus plantea una nueva serie de preguntas sin respuesta: ¿con qué rapidez y sostenibilidad se controlará? ¿Se pueden evitar nuevos brotes a medida que caducan las medidas de distanciamiento social? ¿Cuánto tiempo tardará en volver la confianza y reanudar el gasto normal? ¿Y cuál será el alcance y el momento de nuevas terapias, pruebas o una vacuna?
En su opinión, las respuestas a estas preguntas contribuirán en gran medida a establecer el momento y el ritmo de la recuperación económica. "Dado que las respuestas son actualmente desconocidas, las políticas deberán estar listas para abordar una gama de posibles resultados", ha dicho.
Las recesiones más profundas y más largas pueden dejar un daño duradero a la capacidad productiva de la economía y las insolvencias de los hogares y las empresas pueden pesar sobre el crecimiento en los próximos años, ha advertido. Y los largos períodos de desempleo pueden dañar o afectar a la carrera de los trabajadores y a la deuda de las familias.
Por ello, el peligro es que una recesión prolongada y una recuperación débil puedan desalentar la inversión empresarial y la expansión, y limitar aún más la creación de empleo, así como el crecimiento del stock de capital y el ritmo del avance tecnológico. "El resultado podría ser un período prolongado de bajo crecimiento de la productividad e ingresos estancados", ha indicado.
Así, Powell ha señalado que es necesario evitar un daño duradero, por lo que la Fed seguirá usando sus "herramientas al máximo hasta que la crisis haya pasado y la recuperación económica esté en marcha". Aunque ha recordado que "la Fed tiene poderes de préstamo, no poderes de gasto" y que sus medidas generan liquidez pero no evita los problemas de solvencia de muchas empresas. Por ello, ha insistido en la necesidad de más estímulos económicos y fiscales directos por parte del Congreso.
Sobre la la posibilidad de seguir estimulando la economía mediante los tipos de interés negativos, Powell ha vuelto a descartar totalmente esa posibilidad. "La visión sobre los tipos negativos no ha cambiado, no es algo que estemos considerando. Todos los miembros del Comité Federal de Mercado Abierto no creen que los tipos negativos sean una herramienta de política monetaria apropiada para Estados Unidos. Creemos que nuestras herramientas funcionan", ha concluido.
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