Japón aprueba una propuesta para reforzar sus capacidades defensivas ante los ataques con misiles balísticos lanzados desde un territorio enemigo.
La propuesta, elaborada por altos legisladores del gobernante Partido Liberal Demócrata, incluido el exministro de Defensa Itsunori Onodera, ha sido aprobada este viernes y se presentará al primer ministro Shinzo Abe a principios de la próxima semana.
Las recomendaciones serán discutidas por el Consejo de Seguridad Nacional de Japón, que se espera que finalice las nuevas políticas de defensa para finales de septiembre.
Una opción de ataque contra lanzadores móviles requiere una estrecha vigilancia con satélites que Japón no posee actualmente, lo que significa que tendría que depender de la ayuda de sus aliados, como Estados Unidos.
Según ha publicado este viernes la agencia británica Reuters, la compañía de defensa estadounidense Raytheon ha estado presionando a los legisladores del Partido Liberal Demócrata con una propuesta para elegir su radar SPY-6 en lugar de usar el sistema de Lockheed Martin.
“El Gobierno tomará una decisión al respecto a finales de septiembre y nuestro pensamiento se reflejará en eso”, ha comentado Onodera.
Equipar a las Fuerzas de Autodefensa de Japón ante misiles de largo alcance es un tema controvertido para un país que renunció al derecho de hacer la guerra después de su derrota en la Segunda Guerra Mundial. La propuesta también podría enojar a China y Rusia, que podrían estar dentro del alcance de cualquier nueva arma de ataque.
Abe presiona por un ejército más musculoso, argumentando que Japón necesita responder a un entorno de seguridad en deterioro en el este de Asia a medida que EE.UU. avanza en la región y su enfrentamiento con China está aumentando las tensiones.
Tokio aumentó su presupuesto de defensa para los años 2020 y 2021, alcanzando un récord de 50300 millones de dólares, sobre todo para financiar la compra de los cazas F-35 estadounidenses.
El Gobierno nipón justificó entonces el plan de defensa y el significativo incremento en los gastos militares por lo que consideró la “profunda preocupación” que entrañan las actividades militares de Pekín en el mar de la China Oriental. Las dos potencias asiáticas mantienen una disputa territorial sobre un grupo de islas conocidas como Islas Senkaku en Japón e Islas Diaoyu en China.
La propuesta, elaborada por altos legisladores del gobernante Partido Liberal Demócrata, incluido el exministro de Defensa Itsunori Onodera, ha sido aprobada este viernes y se presentará al primer ministro Shinzo Abe a principios de la próxima semana.
Las recomendaciones serán discutidas por el Consejo de Seguridad Nacional de Japón, que se espera que finalice las nuevas políticas de defensa para finales de septiembre.
Una opción de ataque contra lanzadores móviles requiere una estrecha vigilancia con satélites que Japón no posee actualmente, lo que significa que tendría que depender de la ayuda de sus aliados, como Estados Unidos.
Según ha publicado este viernes la agencia británica Reuters, la compañía de defensa estadounidense Raytheon ha estado presionando a los legisladores del Partido Liberal Demócrata con una propuesta para elegir su radar SPY-6 en lugar de usar el sistema de Lockheed Martin.
“El Gobierno tomará una decisión al respecto a finales de septiembre y nuestro pensamiento se reflejará en eso”, ha comentado Onodera.
Equipar a las Fuerzas de Autodefensa de Japón ante misiles de largo alcance es un tema controvertido para un país que renunció al derecho de hacer la guerra después de su derrota en la Segunda Guerra Mundial. La propuesta también podría enojar a China y Rusia, que podrían estar dentro del alcance de cualquier nueva arma de ataque.
Abe presiona por un ejército más musculoso, argumentando que Japón necesita responder a un entorno de seguridad en deterioro en el este de Asia a medida que EE.UU. avanza en la región y su enfrentamiento con China está aumentando las tensiones.
Tokio aumentó su presupuesto de defensa para los años 2020 y 2021, alcanzando un récord de 50300 millones de dólares, sobre todo para financiar la compra de los cazas F-35 estadounidenses.
El Gobierno nipón justificó entonces el plan de defensa y el significativo incremento en los gastos militares por lo que consideró la “profunda preocupación” que entrañan las actividades militares de Pekín en el mar de la China Oriental. Las dos potencias asiáticas mantienen una disputa territorial sobre un grupo de islas conocidas como Islas Senkaku en Japón e Islas Diaoyu en China.
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