"Probablemente, la contraofensiva no avanza a la velocidad que preferiríamos", declaró Douglas Sims a los periodistas.
Sims añadió que las tropas ucranianas tuvieron que librar "batallas bastante duras".
Ucrania promocionó su "contraofensiva" desde fines de 2022. Primero se programó para la primavera boreal y luego se postergó para las vísperas del verano boreal. Kiev argumentó que el aplazamiento se debió a la escasez de armas, mientras presionaba a sus financiadores occidentales para que suministraran armas cada vez más pesadas, incluidos tanques, drones y aviones de combate.
El 9 de junio el presidente ruso, Vladímir Putin, comunicó a los periodistas que la tan anunciada contraofensiva ucraniana en la zona de la operación militar especial ya había comenzado. Al día siguiente, en respuesta a la declaración del mandatario ruso, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, declaró que las operaciones de contraofensiva ya estaban en marcha y no dio más precisiones. Sin embargo, desde el Ministerio de Defensa de Rusia estimaron que Ucrania no ha logrado sus objetivos en ninguna dirección.
Los medios de comunicación occidentales empezaron a señalar que el Ejército ucraniano tuvo muchos problemas durante la contraofensiva. Así, el periódico estadounidense The New York Times citaba a expertos que afirmaban que la artillería y la aviación rusa no permitían a Kiev cubrir sus fuerzas con defensa antiaérea. La publicación también señaló que las acciones de Moscú convirtieron la "ofensiva" de Kiev en un "tedio lento y sangriento".
A su vez, CNN resaltó que la ofensiva de Kiev no tuvo el éxito que esperaban los aliados occidentales de Ucrania, mientras que las fuerzas armadas rusas están mostrando una competencia que supera sus expectativas.
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