Tras un polémico período de sanciones y veto a Huawei en suelo estadounidense, la Administración Trump rectifica y da luz verde a la cooperación de las compañías de EEUU con el gigante chino para el desarrollo del 5G. Un experto chino explica por qué mantener la competitividad sin contar con China hoy en día es un objetivo demasiado ambicioso.
Trump estaba decidido a debilitar al enemigo imponiendo sanciones en casa, pero su estrategia no ha funcionado. El descontento de las grandes firmas, e incluso de parte de la clase política, ha llevado al Gobierno a dar un paso atrás y a permitir de nuevo que la cooperación entre empresas estadounidenses y chinas tenga lugar.
El punto de no retorno llegó tras la revelación de los senadores Marco Rubio y Tom Cotton contra la decisión tomada por el Gobierno de EEUU de incluir a Huawei en la lista negra a fin de impedir que China se hiciera con tecnología estadounidense. Cabe recordar que en concordancia con esta, el año pasado las compañías estadounidenses evitaron toda interacción con socios chinos para evitar ser sancionados.
Pero los planes de Trump no salieron como esperaba, y es que China es un rival fuerte, con una presencia creciente de compañías especializadas en telefonía móvil en el proyecto 3GPP y a la cabeza de cuatro instituciones especializadas de la ONU.
En el prometedor campo del 5G, la base de las nuevas comunicaciones, las empresas chinas son el líder mundial indiscutible, con cerca del 35% de todas las patentes. EEUU se ha rendido ante la evidencia de que sin la participación de China ya no es posible prosperar en las telecomunicaciones mundiales, considera el profesor Xu Canhao, de la Escuela de Ciencia y Tecnología de Computadores de la Universidad Soochow.
"Actualmente pertenece a Huawei una parte muy importante de las patentes mundiales en el ámbito del 5G. Se trata de patentes fundamentales y, en general, los estándares del 5G ya están formados. EEUU puede empezar a reinventar la rueda, pero entonces necesitará los nuevos estándares del 5G. Pero eso es un trabajo colosal, y es evidente que supone una tarea insuperable", explica Xu Canhao a Sputnik.
Es cierto que en algunos casos EEUU ha tomado su senda y ha desarrollado con éxito soportes o formatos alternativos en algunos campos tecnológicos. Por ejemplo, cuando en Europa se desarrolló el estándar de comunicación móvil GSM 900/1800, Washington optó por el GSM 850/1900; y las operadoras móviles estadounidenses apostaron por el estándar CDMA cuando en el viejo continente GSM quedó como única opción.
Sin embargo, el 5G nos lanza a otra dimensión en que hay varias industrias interconectadas: hablamos del internet de las cosas, la realidad aumentada, los coches autogestionados, la inteligencia artificial... Y en estas condiciones, tener unos estándares comunes para todos es claramente un valor seguro.
En este sentido, el interlocutor de Sputnik opina que "la cuestión clave es la cooperación internacional. Ahora mismo ningún país puede alcanzar plenamente el objetivo de crear redes 5G por sí solo. La construcción de redes 5G es un proceso complejo".
Hay que destacar que China, consciente de la importancia de hacer un esfuerzo común entre países en esta nueva etapa, se ha mostrado dispuesta a colaborar más allá de sus fronteras, y de hecho ha firmado más de 90 contratos comerciales con otros países para exportar a estos su equipamiento para desarrollar el 5G.
"Huawei no es el único con competencias clave en este campo. También hay empresas como ZTE, Samsung, Nokia, Ericsson. Todas ellas poseen muchas patentes clave de las que es imposible prescindir. Por lo tanto, la cooperación internacional en esta área es un componente muy importante, y no hay una sola empresa que pueda tener una posición de monopolio en el mercado de la construcción de redes 5G", prosigue el experto chino.
La decisión de EEUU de abrirse a la cooperación con China en este ámbito se puede interpretar como la asunción de todo esto. A raíz del mensaje enviado al Departamento de Comercio de EEUU en el que los citados senadores se manifestaban en contra de la lista negra, las compañías vuelven a tener la oportunidad de interactuar con el socio chino.
Eso sí, este cambio permitirá la colaboración solo para formar los estándares internacionales, y es que la intención de Washington es mantener el liderazgo mundial en tecnología. Algo que se antoja complicado con el gigante asiático funcionando a pleno rendimiento.
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