A través de una nota emitida el jueves por la noche en su cuenta en Twitter, el general de brigada Hosein Dehqan alertó a la Administración saliente de Estados Unidos por sus recientes acciones provocativas en el Golfo Pérsico al enviar dos bombarderos estratégicos B-52 a sobrevolar la zona.
La autoridad de alto rango militar iraní adujo que los estadounidenses, “asustados por eventuales ataques de represalias”, están en alerta máxima y recurren a “hacer propaganda”.
Dehqan aclaró a Washington que todas sus bases militares en la región están al alcance de los misiles de Irán, pues recomendó al presidente saliente norteamericano que no amargue a su pueblo las fiestas de Navidad y el Año Nuevo.
“Aconsejo al expulsado de la Casa Blanca que no convierta el Año Nuevo en un luto para los estadounidenses”, precisó el asesor castrense.
El aventurismo militar de EE.UU. tiene lugar mientras la República Islámica de Irán se prepara para conmemorar el 3 de enero el primer aniversario del asesinato del destacado comandante de la Fuerza Quds, del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica de Irán, el teniente general Qasem Soleimani, y sus compañeros en un ataque terrorista, perpetrado en el aeropuerto de Bagdad, capital de Irak, por orden de Donald Trump.
Días después de dicho asesinato, el ocho de enero, Irán tomó represalias con un ataque con misiles balísticos a dos bases militares de EE.UU. en Irak, incluida la de Ain al-Asad, operada por las tropas estadounidenses desde 2003. Pero a Washington le preocupa que el país persa quiera tomar más venganza, pues, de hecho, el Líder de la Revolución Islámica de Irán, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, enfatizó que el ataque a las bases de EEUU “fue solo una bofetada y no venganza”.
La República Islámica de Irán reivindica su derecho a tomar las medidas necesarias para defenderse e insiste en que Washington debe rendir cuentas por su crimen.
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