Rusia estaría enfilando fuerzas para recuperar su influencia en el Mediterráneo tras la firma de un contrato entre la empresa estatal rusa Soyuzneftegaz y el Gobierno sirio para la exploración de la plataforma continental siria. Lo que a primera vista parece ser otro gesto de Moscú destinado a demostrar que sigue apoyando el régimen de Bashar al Assad en Siria, podría ser el comienzo de una estrategia de Rusia para controlar el suministro energético hacia Europa, asegura el columnista de 'Foreign Policy' Keith Johnson.
Según el periodista, la estrategia de Rusia al invertir en Siria es "fortalecer el control sobre el suministro de energía a Europa, que ha perdido gradualmente", y así fortalecer su estatus de potencia mundial en resurgimiento, dice el periodista.
La estrategia de Rusia al invertir en Siria es fortalecer el control sobre el suministro de energía a Europa
Las enormes reservas de gas natural descubiertas recientemente en la cuenca levantina del Mediterráneo son de interés para Israel, el Líbano, Chipre y, más recientemente, Siria, y cada país tiene sus propios planes para la explotación de esos yacimientos, dice Johnson.
Sin embargo, el desarrollo de la producción y exportación de gas requiere inversiones importantes y buenas relaciones entre los dos países que, según Johnson, "es justamente lo que hace falta". Además, la situación actual en la región –especialmente en Siria– no contribuye a la realización de proyectos de tal escala.
"¿Pero por qué la Rusia rica en energía se sumerge en estas aguas turbulentas? Este país sigue siendo el segundo país del mundo en producción de gas y el volumen de sus reservas de gas en el oeste de Siberia es cinco veces la cantidad de recursos que se producen en la cuenca levantina", escribe el columnista de 'Foreign Policy'.
La primera razón, asegura Johnson, es que Rusia, que ha dominado tradicionalmente el mercado europeo de la energía, se arriesga a perder esta posición pronto. Europa comienza a comprar activamente gas de esquisto y gas licuado de otros países, y ahora puede ser capaz de adquirir gas del Mediterráneo.
Esto explica el aumento de la actividad de las empresas rusas –en particular, Gazprom, Rosneft y Novatek– que están tratando de "conseguir un trozo del Mediterráneo". A cambio de gas, Moscú ofreció ayuda económica a Chipre.
Además, Gazprom firmó este año un acuerdo con Israel que le da el derecho exclusivo a vender gas de la plataforma israelí Tamar, recuerda Johnson. Sin embargo, según algunos analistas políticos, Rusia no solo busca preservar el mercado europeo, sino evitar la aparición de serios competidores y retardar la explotación de nuevos campos de gas.
La avanzada rusa en Oriente Medio es parte del plan de Vladímir Putin para devolverle a Rusia la influencia geopolítica mundial que poseía la Unión Soviética
Pero hay otra razón, dice el periodista. "En un sentido más amplio, la avanzada rusa en Oriente Medio es parte del plan de Vladímir Putin para devolverle a Rusia la influencia geopolítica mundial que poseía la Unión Soviética", escribe Johnson. Los líderes rusos y soviéticos "durante siglos consideraron el Mediterráneo oriental como una continuación del Mar Negro", y Moscú, fortaleciendo los lazos con la región, quiere recuperar esta esfera de influencia, agrega Johnson.
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