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domingo, 25 de febrero de 2018

Las armas nucleares y Oriente Próximo

Arabia Saudí se está moviendo rápidamente para convertirse en el próximo país de Oriente Medio con energía nuclear. El Reino está a punto de llegar a un acuerdo con Estados Unidos para la compra de reactores nucleares a pesar de las preocupaciones sobre su negativa a aceptar restricciones estrictas contra la proliferación de armas nucleares.

El príncipe heredero Mohamed Bin Salman, quien es el gobernante de facto del país, tiene planes ambiciosos para diversificar la fuente de energía del país y está tanteando el mercado para comprar reactores de energía nuclear. El potencial de alcanzar lucrativos acuerdos es demasiado bueno como para dejar pasar la oportunidad y se cree que la administración de Trump está reflexionando sobre flexibilizar la ley estadounidense para conseguir contratos con Arabia Saudí, que estarían valorados en miles de millones de dólares. El Reino hasta ahora se ha negado a estar sujeto a las estrictas regulaciones estadounidenses que restringen el reprocesamiento y el enriquecimiento de uranio para la producción de armas nucleares.

Con competidores como Rusia y China agazapados tras de sí, Trump está ansioso por llegar a un acuerdo con el gobierno saudí y dar nueva vida a la industria nuclear estadounidense.

Las empresas encargadas de construir centrales nucleares a lo largo de la desierta franja del Golfo Arábigo del Reino serán anunciados en los próximos meses, pero no es seguro si Estados Unidos será el que consiga llegar a un acuerdo final. Israel, a pesar de tener su propio arsenal nuclear, se opone firmemente a que cualquier otro país de Oriente Medio adquiera armas nucleares, pues su objetivo es ser el estado más fuerte y competitivo de la región.

La política de EE.UU. también busca limitar la proliferación de armas nucleares, especialmente en Oriente Medio, pero Trump podría no tener más opción que reducir las restricciones con Arabia Saudí.

Aunque Arabia Saudí ha insistido en que su programa será pacífico, también se han negado a descartar el derecho a enriquecer uranio al nivel de fabricar armamento. Un alto funcionario saudí fue citado por el Wall Street Journal al admitir esto.

“No digo que Arabia quiera enriquecer uranio mañana o en cualquier momento, pero no quieren comprometerse con nada que les prohíba hacerlo”, dijo el alto funcionario anónimo.

Sus comentarios han generado especulaciones sobre que uno de los propósitos del programa nuclear sea competir con Irán y mantener la opción de desarrollar armas nucleares. Con un poco de tecnología superpuesta, estaría en una posición sólida para avanzar en esa dirección si el Reino así lo deseara.

No está claro en qué medida Trump podrá convencer al Congreso para que acepte el acuerdo. De conformidad con la legislación estadounidense, cualquier exportación de tecnología nuclear implica la firma de un documento de no proliferación conocido como acuerdo 123. Emiratos Árabes Unidos firmó uno en 2009, que se dice que es el más restrictivo y que se ha convertido en el estándar de oro.

Los saudíes, sin embargo, han rechazado el estándar de oro y la administración Trump ahora debe presentar un nuevo plan que no bloquee completamente el camino de Riad para adquirir armas nucleares.



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