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jueves, 4 de junio de 2020

Sin Rusia no se puede: por qué Trump quiere ver a Putin en el club de potencias mundiales


El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declaró que el sentido común exige la presencia de Rusia en el formato G7 porque la mitad de los encuentros de este club está dedicada a Rusia y sería más fácil resolver sus problemas si la parte rusa estuviera presente. Sputnik analizó por qué G7 no puede funcionar efectivamente sin Rusia.

G7 es uno de los clubes de líderes de potencias mundiales más importantes, y actualmente está compuesto por los representantes de siete países. Son Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia, Japón, Reino Unido y Canadá. Se ve claramente que esta es una unión de países occidentales, salvo Japón, aunque este país es un aliado fiel de Washington. En el pasado, este club se llamaba G8 cuando Rusia formaba parte de él.

La historia de este grupo de países se remonta a la década de 1970, cuando primero se formó el G6 y, luego, con el ingreso de Canadá se convirtió en G7. Después de la disolución de la URSS y la aparición de Rusia como nuevo jugador en la escena mundial en los 90 aparece el formato G7 más uno, que con el paso de tiempo pasó a ser conocido como G8. El formato permaneció así hasta 2014, cuando los demás expulsaron a Rusia del formato a causa de la incorporación de Crimea.

Durante el tiempo que Moscú participó en este club, el formato funcionó más efectivamente. Ayudaba a solucionar diferentes problemas políticos y económicos que surgían en el camino del desarrollo común de sus miembros. Es más, este formato ayudaba a mantener el frágil equilibrio de poder en el mundo porque las potencias internacionales fueron capaces de resolver las discrepancias entre sí a través de esta plataforma. 

Con la expulsión de Rusia la confrontación geopolítica entre Moscú y los países del grupo se agravó significativamente. Sin embargo, incluso después de la salida de Rusia el G7 continuó discutiendo los temas directamente vinculados con Rusia y que son imposibles de resolver sin su participación: son las cuestiones de economía y comercio, la solución de conflictos armados en diferentes países, etcétera.

El G8 solía ser un organismo de la gestión de problemas políticos y económicos a nivel global, mientras el G7 se convirtió en un club aristocrático de líderes de países occidentales. Teniendo en cuenta que la mayoría de las cuestiones discutidas están vinculadas con Moscú, el formato sin la participación del país euroasiático se convirtió en uno poco efectivo. A lo largo de los últimos años el G7 perdió su relevancia. Al mismo tiempo, otro formato, el G20, empezó a cobrar importancia. 

Fuerte resistencia al regreso de Rusia

El deseo de Donald Trump de invitar a Rusia a la cumbre del G7, incluso como un país invitado y no como un miembro permanente, fue criticado por diferentes expertos, políticos y periodistas de EEUU. Pero no es de sorprender: el público estadounidense, en su mayoría, tiene una posición muy mala y bastante sesgada hacia Rusia. Si esto dependiera de ellos, harían todo lo posible para no permitir que Rusia participe.

En cuanto a los países miembros del G7 las opiniones acerca del regreso de Rusia están divididas. Pero la mayoría está en contra. Entre ellos, el Reino Unido, que quiere que Moscú deje de portarse "de manera agresiva y desestabilizadora". Canadá tiene una opinión parecida. Desde el punto de vista de su gestión política, Rusia continúa sin respetar las normas internacionales. Según el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, el G7 es un lugar de "diálogo entre aliados y amigos".

Alemania, por su parte, recientemente recordó que Rusia fue excluida del G8 por lo que el país germano considera una anexión de la península. Es decir, fue expulsada por haber respetado la voluntad de la población de la península, por haber protegido a los crimeos. El portavoz del Gobierno alemán, Steffen Seibert, reiteró que la base para la decisión de excluir a Rusia todavía existe. Entretanto, el primer ministro de Italia, Giuseppe Conte, opinó en 2018 que Rusia debería regresar al formato G8.

El presidente francés, Emmanuel Macron, declaró en 2019 que readmitir Rusia a G7 sin haber resuelto la crisis en Ucrania sería un "error estratégico" y subrayaría la "debilidad" del grupo. Pero es una aseveración bastante extraña teniendo en cuenta que el Gobierno ruso reiteró en numerosas ocasiones que no participa directamente en el conflicto en el este de su vecino.

Por otra parte, el presidente Trump desde hace mucho tiempo aboga por el regreso de Rusia al club.

Este año el presidente estadounidense es el anfitrión de la cumbre, por lo cual puede invitar a cualquier país, pero solo como un invitado. El regreso de Rusia como miembro de pleno derecho requeriría el consenso de los siete participantes, pero Reino Unido y Canadá han dejado claro que no lo permitirían. Al menos a corto plazo es imposible porque los tres vetarían esta decisión.

G7 o G20, ¿cuál es más efectivo?

Donald Trump ya señaló que no ve que los países miembros de G7 entienden bien lo que pasa en el mundo. Desde su punto de vista, este formato se volvió obsoleto. Por lo tanto, el presidente estadounidense anunció su intención de invitar a la cumbre otoñal a Australia, la India y Corea del Sur y, lo más importante, a Rusia. Brasil informó que también había recibido la invitación.

Estas invitaciones pueden servir como un llamamiento de alterar el formato de una vez por todas.

Si dichos países aceptan la invitación, participarán en el encuentro como invitados. Trump ya ha dejado claro que quiere que los representantes de estos países tomen parte en el proceso de discusiones de la manera más activa posible. Efectivamente, la cita de los líderes del G7 puede convertirse de manera no oficial en la cumbre del G12. No es la primera vez que países invitados participan en el evento, pero esta vez promete ser muy especial.

La elección de estos cinco países tiene su lógica. Se decidió invitar a un país tan pequeño como Corea del Sur porque es una potencia económica importantísima; la India fue elegida porque es uno de los principales países de Asia; Australia, porque sirve como el baluarte de Occidente en el océano Pacífico; Brasil tiene el mayor PIB en América Latina y Rusia es un país con un peso político enorme en los asuntos internacionales.

Pero falta un país que debería participar en la cumbre por ser la mayor potencia asiática pero que no fue invitado: China. En los últimos años las relaciones entre la PRC y EEUU dejan mucho que desear. Hasta se desencadenó una guerra comercial entre los dos. Parece que sus malas relaciones con Pekín no le permitieron a Trump invitar a una potencia tan importante al encuentro de este club.

La representante de la Cancillería rusa, María Zajárova, celebró la decisión de invitar a nuevos países a la cumbre, pero también enfatizó que es imposible realizar procesos de importancia global sin la participación de China.

El formato G7 necesita ser modificado. Otras potencias políticas y económicas de diferentes regiones del mundo deben tomar parte en las reuniones multilaterales. En este sentido, el formato del G20 resulta ser mucho más efectivo que el G7 porque cuenta con la participación de Rusia, China y otros países importantes de otras partes del planeta como Brasil, Argentina y México.

Si en el pasado el G7 discutía las cuestiones políticas y el G20 abordaba cuestiones económicas, ahora este último lo resuelve todo. Es de esperar que con el paso del tiempo el G20 cobre mucha más importancia, mientras que el G7 paulatinamente se vuelva cada vez menos relevante.

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