De acuerdo con una investigación de The New York Times, pese a que los funcionarios militares y de inteligencia israelíes supieron del plan de Hamás, lo desestimaron como posibilidad por considerarlo demasiado difícil de llevar a cabo para el grupo radical palestino.
El documento, de unas 40 páginas, al que las autoridades israelíes dieron el nombre en clave de Muro de Jericó, esbozaba, punto por punto, exactamente el tipo de invasión devastadora, que provocó la muerte de unas 1.200 personas, además de distintos rehenes.
De acuerdo con el diario estadounidense, el documento describía casi todo el plan que Hamás llevó a al realidad a principios de octubre de 2023, como un asalto metódico diseñado para desbordar las fortificaciones que rodean la Franja de Gaza, tomar ciudades israelíes y asaltar bases militares clave, incluido un cuartel general de división.
El documento también preveía una descarga de cohetes al comienzo del ataque, drones para destruir las cámaras de seguridad y ametralladoras automáticas a lo largo de la frontera, acompañados de hombres armados que entrarían en masa en Israel en parapentes, motocicletas y a pie, todo lo cual ocurrió el 7 de octubre.
El plan del grupo palestino, destaca el NYT, circuló ampliamente entre los líderes militares y de inteligencia israelíes, pero los expertos determinaron que un ataque de esa escala y ambición estaba más allá de las capacidades de Hamás, según documentos y funcionarios.
Con todo, no está claro si el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, u otros altos dirigentes políticos del Estado hebreo también vieron el documento.
Los oficiales reconocen en privado que si el Ejército hubiera tomado en serio estas advertencias y hubiera redirigido importantes refuerzos hacia el sur, donde Hamás atacó, Israel podría haber frenado los ataques o incluso evitarlos.
En cambio, destaca el diario, las Fuerzas Armadas de Israel no estaban preparadas ante la avalancha de Hamás activada desde la Franja de Gaza.
El Muro de Jericó, agrega el NYT, pone al descubierto una cascada de errores cometidos a lo largo de un año, que culminó en lo que los funcionarios consideran ahora el peor fallo de los servicios de inteligencia israelíes desde el ataque sorpresa que condujo a la guerra árabe-israelí de 1973.
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