Fuente: NASA
De acuerdo con las estadísticas oficiales internacionales, el año pasado 13 países diferentes lanzaron 24 naves espaciales a la órbita alrededor de la Tierra con el objetivo de obtener imágenes de nuestro planeta. Por cuarta vez consecutiva, el líder en el número de lanzamientos fue China, con ocho satélites. Rusia realizó tres lanzamientos.
Mientras tanto, para el año 2020 Rusia planea dejar de comprar datos a las naves espaciales extranjeras y asegurarse todos los tipos de sondeo de la Tierra: radares, sistemas ópticos, etc. Para ello, según declara Valeri Zaichko, de Roscosmos, se prevé un considerable aumento de los satélites de teledetección remota, y pasar de cuatro a 26.
Sin embargo, estos datos abarcan tan sólo una parte de la actividad espacial. Existe también existe la cosmonáutica tripulada, donde el liderazgo de Rusia ha estado claro. Sin embargo, los hechos hablan por sí mismos.
En primer lugar, China tardó un año menos que la URSS en recorrer el camino desde el primer lanzamiento tripulado hasta colocar astronautas en órbita. La primera tripulación soviética habitó la estación 'Saliut-1' en 1971, diez años después del vuelo de Gagarin. Mientras que en 2012 se vieron a los primeros 'taikonautas' a bordo de la estación china 'Tiangong-1', nueve después del primer lanzamiento tripulado en la historia china de Yang Liwei.
Además, se sabe que la nave espacial china 'Shenzhou' se basa en la nave soviética 'Soyuz'. Entre tanto, el vehículo chino fue modificado y mejorado de manera tan radical que hoy en día sería justo hablar de una nave propia china. En particular, prevé el desacoplamiento en órbita para que un módulo con astronautas pueda volver a la Tierra mientras que el otro continúa en el espacio trabajando como un laboratorio automático. Una de las las principales diferencias entre el discípulo y el maestro es la mejor capacidad energética de 'Shenzhou' y un mayor volumen interior.
Casi todo está listo en China para el lanzamiento de su primera sonda de aterrizaje en la superficie de la Luna. Hacia el año 2020 el gigante asiático prevé lanzar al satélite una misión tripulada de gran envergadura.
Otro hecho importante. Las estaciones orbitales de largo plazo (DOS) son el orgullo de la cosmonáutica tripulada rusa. Sin embargo, la Estación Espacial Internacional se ha montado en mayor parte con naves estadounidenses de uso múltiple, y además el segmento propio ruso no está desplegado por completo. A la hora de hablar de las DOS desde el punto de vista cuantitativo, China está todavía muy lejos de Rusia, pero la cantidad, al igual que la experiencia, es una cuestión de tiempo: para el año 2020 China prevé montar en la órbita alrededor de la tierra una DOS trimodular 'Tiangong-3' con una masa cercana a las 60 toneladas.
En este punto es importante señalar la cuestión de las altas tecnologías, cuya participación en la industria espacial de ambos países es determinante. Según comunicó a principios de octubre el órgano oficial de prensa de China “Rénmín Rìbào”, “actualmente China ocupa el tercer lugar del mundo en volumen general de inversiones en investigación y producción, reduciendo poco a poco la diferencia con los países desarrollados y avanzando en la consolidación de su condición como un gran país en el área de ciencia y tecnología”.
En el 2012 China sumó el 14,2 % de los gastos mundiales en investigación y desarrollo experimental. El país asiático solo fue superado por Estados Unidos, cuya participación fue del 31,1% y la Unión Europea, con un 24,1%. La participación de Rusia fue del 1,9 %.
Al mismo tiempo, las autoridades chinas persisten en promover la idea de dejar de ser “la planta de montaje” mundial y convertirse en un país de vanguardia en el desarrollo y producción de altas tecnologías. Algunos estados vecinos ya comienzan a quejarse de la huida creciente de sus científicos a China, así hablan, en particular, los funcionarios japoneses.
Entonces, ¿cuál es la situación de Rusia? Según afirma Tamara Kasiánova, primera vicepresidenta del Club de Directores Financieros de Rusia, el principal problema de los científicos rusos consiste en la ausencia de unas condiciones adecuadas, incluidas las financieras. Al mismo tiempo, Yuri Karash, de la Academia Rusa de Cosmonáutica, ha señalado que “a los ingenieros y proyectistas rusos no les faltará inteligencia para resolver las más innovadoras y ambiciosas tareas del espacio que puedan plantearse en las próximas etapas del desarrollo científico y tecnológico”.
Sin embargo, el tiempo no espera. Hoy en día, a nivel cualitativo la cosmonáutica china es igual a la rusa. El volumen del 'discípulo' todavía está lejos del 'maestro', pero la aspiración por ser un líder mundial a nivel espacial y la actual política científico-técnica pronto permitirán a China nivelar esta diferencia.
De acuerdo con las estadísticas oficiales internacionales, el año pasado 13 países diferentes lanzaron 24 naves espaciales a la órbita alrededor de la Tierra con el objetivo de obtener imágenes de nuestro planeta. Por cuarta vez consecutiva, el líder en el número de lanzamientos fue China, con ocho satélites. Rusia realizó tres lanzamientos.
Mientras tanto, para el año 2020 Rusia planea dejar de comprar datos a las naves espaciales extranjeras y asegurarse todos los tipos de sondeo de la Tierra: radares, sistemas ópticos, etc. Para ello, según declara Valeri Zaichko, de Roscosmos, se prevé un considerable aumento de los satélites de teledetección remota, y pasar de cuatro a 26.
Sin embargo, estos datos abarcan tan sólo una parte de la actividad espacial. Existe también existe la cosmonáutica tripulada, donde el liderazgo de Rusia ha estado claro. Sin embargo, los hechos hablan por sí mismos.
En primer lugar, China tardó un año menos que la URSS en recorrer el camino desde el primer lanzamiento tripulado hasta colocar astronautas en órbita. La primera tripulación soviética habitó la estación 'Saliut-1' en 1971, diez años después del vuelo de Gagarin. Mientras que en 2012 se vieron a los primeros 'taikonautas' a bordo de la estación china 'Tiangong-1', nueve después del primer lanzamiento tripulado en la historia china de Yang Liwei.
Además, se sabe que la nave espacial china 'Shenzhou' se basa en la nave soviética 'Soyuz'. Entre tanto, el vehículo chino fue modificado y mejorado de manera tan radical que hoy en día sería justo hablar de una nave propia china. En particular, prevé el desacoplamiento en órbita para que un módulo con astronautas pueda volver a la Tierra mientras que el otro continúa en el espacio trabajando como un laboratorio automático. Una de las las principales diferencias entre el discípulo y el maestro es la mejor capacidad energética de 'Shenzhou' y un mayor volumen interior.
Casi todo está listo en China para el lanzamiento de su primera sonda de aterrizaje en la superficie de la Luna. Hacia el año 2020 el gigante asiático prevé lanzar al satélite una misión tripulada de gran envergadura.
Otro hecho importante. Las estaciones orbitales de largo plazo (DOS) son el orgullo de la cosmonáutica tripulada rusa. Sin embargo, la Estación Espacial Internacional se ha montado en mayor parte con naves estadounidenses de uso múltiple, y además el segmento propio ruso no está desplegado por completo. A la hora de hablar de las DOS desde el punto de vista cuantitativo, China está todavía muy lejos de Rusia, pero la cantidad, al igual que la experiencia, es una cuestión de tiempo: para el año 2020 China prevé montar en la órbita alrededor de la tierra una DOS trimodular 'Tiangong-3' con una masa cercana a las 60 toneladas.
En este punto es importante señalar la cuestión de las altas tecnologías, cuya participación en la industria espacial de ambos países es determinante. Según comunicó a principios de octubre el órgano oficial de prensa de China “Rénmín Rìbào”, “actualmente China ocupa el tercer lugar del mundo en volumen general de inversiones en investigación y producción, reduciendo poco a poco la diferencia con los países desarrollados y avanzando en la consolidación de su condición como un gran país en el área de ciencia y tecnología”.
En el 2012 China sumó el 14,2 % de los gastos mundiales en investigación y desarrollo experimental. El país asiático solo fue superado por Estados Unidos, cuya participación fue del 31,1% y la Unión Europea, con un 24,1%. La participación de Rusia fue del 1,9 %.
Al mismo tiempo, las autoridades chinas persisten en promover la idea de dejar de ser “la planta de montaje” mundial y convertirse en un país de vanguardia en el desarrollo y producción de altas tecnologías. Algunos estados vecinos ya comienzan a quejarse de la huida creciente de sus científicos a China, así hablan, en particular, los funcionarios japoneses.
Entonces, ¿cuál es la situación de Rusia? Según afirma Tamara Kasiánova, primera vicepresidenta del Club de Directores Financieros de Rusia, el principal problema de los científicos rusos consiste en la ausencia de unas condiciones adecuadas, incluidas las financieras. Al mismo tiempo, Yuri Karash, de la Academia Rusa de Cosmonáutica, ha señalado que “a los ingenieros y proyectistas rusos no les faltará inteligencia para resolver las más innovadoras y ambiciosas tareas del espacio que puedan plantearse en las próximas etapas del desarrollo científico y tecnológico”.
Sin embargo, el tiempo no espera. Hoy en día, a nivel cualitativo la cosmonáutica china es igual a la rusa. El volumen del 'discípulo' todavía está lejos del 'maestro', pero la aspiración por ser un líder mundial a nivel espacial y la actual política científico-técnica pronto permitirán a China nivelar esta diferencia.
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