En una rueda de prensa celebrada este martes en Hungría, Lavrov ha informado que tras su salida de Afganistán, Estados Unidos busca enviar una parte de su infraestructura, armamento y tropas a los países de Asia Central para poder lanzar ataques contra el territorio afgano.
El funcionario ruso, ha advertido que el Kremlin no quiere ver a tropas de EE.UU. en su frontera sureña, argumentando que la presencia estadounidense en Asia Occidental convertirá esta región en un objetivo para ataques militantes.
Lavrov ha añadido que ningún país en la región o de cualquier otro lugar “está interesado en convertirse en un objetivo para que los estadounidenses implementen sus propias iniciativas, pues dudo mucho que alguien lo necesite”.
De igual modo, el alto jefe de Diplomacia rusa ha recordado que los miembros de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (O-T-S-C) incluyendo Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y Rusia han firmado un acuerdo, en virtud del cual todos los miembros deben aprobar el despliegue de tropas extranjeras en el territorio de un estado miembro.
El ministro ruso de Asuntos Exteriores ha hecho estas declaraciones en reacción a un informe del diario estadounidense The Wall Street Journal publicado el 19 de agosto, respecto a la posibilidad de que se desplieguen las tropas estadounidenses en Asia Central.
Rusia, que considera a EE.UU. como la principal fuente de inestabilidad en todo el mundo, ha avisado a sus aliados, vecinos y amigos en Asia Central sobre las consecuencias de albergar bases militares estadounidenses en sus territorios.
Moscú culpa a Washington y sus aliados en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), por el actual caos vivido en Afganistán. A pesar de 20 años de la presencia militar occidental. Kabul, capital afgana, cayó el pasado fin de semana a manos de los talibanes, después de la salida apresurada de las tropas extranjeras, encabezadas por EE.UU.
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