Esta tarde en los alrededores y en los accesos al aeropuerto internacional de Kabul, aeropuerto controlado por tropas norteamericanas, han sucedido una serie de atentados suicidas y con armas de fuego contra las tropas estadounidenses y contra los civiles afganos que intentaban tomar un vuelo para salir del país buscando escapar de la desesperante situación que reina en Afganistán después de la rendición del ejército de los EEUU ante el grupo talibán, situación que ha llevado a que los extremistas ya controlen casi en su totalidad el país..
Estos atentados se han cobrado la vida de 13 militares estadounidenses, así como de más de 72 civiles afganos, además de muchos otros más que resultaron heridos en diferentes estados de gravedad.
Estos actos criminales son devastadores y, sobre todo, son aún más terribles cuando se han cobrado la vida de decenas de inocentes y ha dejado a muchos otros en una situación lamentable; si de por sí ya vivían una situación desesperada, ahora lo es mucho más.
Es algo que no debe quedar impune, y no lo digo por los soldados de EEUU, sino por todos los inocentes afganos que han sido víctimas de estos actos criminales. Ya el grupo extremista estado islámico (Dáesh, en árabe) se ha adjudicado la autoría de los atentados.
Entre tanto, el presidente estadounidense ha prometido vengar la muerte de sus soldados, sin embargo, si en más de 20 años no lograron exterminar a las bandas extremistas, ahora no lo hará en solo unos días. Aunque hay que aclarar que estos grupos de radicales fueron apoyados en su momento por los mismos EEUU para generar el caos y la violencia en Siria y en Irak, ahora solo están recibiendo una cucharada de su propia medicina; solo es el Karma.
Pero lo que me enfurece, es que estos criminales atenten contra vidas inocentes, contra personas indefensas. ¿Por qué no lo hacen contra quien si se puede defender? Pues simplemente no lo hacen porque son unos cobardes.
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