El diario israelí Jerusalem Post, en un artículo divulgado el miércoles, afirma aunque las tropas israelíes nunca han tenido una presencia militar en Afganistán, país devastado por la guerra, pero las fuerzas extranjeras lideradas por Estados Unidos utilizaron los armas, drones, vehículos militares y sistemas de fabricación israelí durante los 20 años de la ocupación del país asiático.
“Si bien muchas empresas de defensa israelíes se han mantenido en silencio sobre el uso de sus productos en Afganistán, según múltiples informes, países como el Reino Unido, Alemania, Canadá y Australia han utilizado sus productos durante años”, resalta el informe.
Afganistán no es el caso único, pues Israel está implicado directa o indirectamente en casi todas las sediciones y crisis en los países de la región. Según el sitio web de la cadena televisiva libanesa Al-Mayadeen, en Irak, durante las últimas dos décadas, Israel ha intentado utilizar todos los mecanismos para garantizar la desintegración sectaria, de modo que el país se debilite y se vea obligado a normalizar las relaciones con el régimen Tel Aviv.
En Yemen también se permitió intervenir para tener la oportunidad de dominar el país más pobre del mundo árabe, especialmente sus vías fluviales.
Siria es otro país que se ha sumido en la guerra desde hace 10 años. Israel participó en esta guerra al ofrecer ayuda a los grupos rebeldes y terroristas, además de llevar a cabo ataques directos contra el suelo sirio, con el fin de cambiar el sistema político de este país a favor del establecimiento de un ejército que sucumbe al proyecto hegemónico de Israel y Estados Unidos, pero sus esfuerzos fueron en vano.
La crisis económica y política en El Líbano forma parte de las principales prioridades de Israel. Una de las opciones del régimen de ocupación es intentar recuperar el control de la situación a su favor ante la influencia del Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá).
El plan de Israel para el Golfo Pérsico es infiltrarse en los países árabes ribereños y avivar sus divergencias con los vecinos. La creciente presencia de este régimen en África es otro ejemplo de sus proyectos intervencionistas, que esta vez busca proteger los intereses de EE.UU. y el Occidente ante China y Rusia.
Al otro lado del mundo, Israel utiliza el arma económica para infiltrarse en los países latinoamericanos. Esto se suma a un papel separatista que Tel Aviv ha jugado en el conflicto de Nagorno-Karabaj.
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