En una entrevista concedida este lunes a la agencia rusa de noticias Sputnik, Leván Dzhagarián, embajador de la Federación Rusa en Teherán, capital persa, ha destacado que Rusia y la República Islámica comparten posturas en muchos acontecimientos regionales e internacionales.
“Mantenemos posturas afines, cuando no idénticas, con respecto a varias cuestiones internacionales y regionales. Quisiera reafirmar, de cara a la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái, prevista para septiembre próximo en Dusambé, que Rusia avala la petición de Irán para adherirse a la alianza como miembro de pleno derecho”, ha subrayado.
Tanto Rusia como China han respaldado una y otra vez la plena membrecía de Irán en la Organización de Cooperación de Shanghái desde que Teherán solicitara el ingreso en el bloque en 2008.
La Organización de Cooperación de Shanghái es una organización intergubernamental fundada en 2001 en la ciudad china de Shanghái por los líderes de China, Kazajistán, Kirguistán, Rusia, Tayikistán y Uzbekistán.
Irán, La India, Paquistán, Afganistán y Mongolia son países observadores del organismo, mientras que Turquía, Bielorrusia y Sri Lanka cooperan con la Organización de Cooperación de Shanghái como interlocutores.
Los integrantes del bloque tienen lazos y cooperaciones en materia cultural, económica y militar. Sus miembros se ven obligados a reaccionar militarmente, si hay una guerra contra un miembro. Además, comparten inteligencia y seguridad entre sus Ejércitos, así como maniobras y ejercicios de entrenamiento.
Es un organismo multilateral muy importante porque representa en la actualidad a 3000 millones de personas en el planeta y a cuatro potencias nucleares —Rusia, China, Paquistán y La India—.
Bloque de Shanghái es un contrapeso al unilateralismo de EEUU
El bloqueo, tal y como ha sido ideado por China y Rusia, se trata de un contrapeso enorme al poder económico, político y militar de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Asimismo, conforme a muchos analistas, la Organización de Cooperación de Shanghái es lo suficientemente poderosa como para contrarrestar el unilateralismo político y económico de Estados Unidos y de la Unión Europea.
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