Según un estudio realizado por militares y geólogos estadounidenses en 2010 y citado por CNN, Afganistán posee una reservas minerales valoradas en 1 billón de dólares y lo más importante es que algunos de estos minerales son claves para la economía del siglo XXI.
En concreto se trataría de minerales como hierro, cobre, tierras raras y, quizá el más importante de todos, litio. De acuerdo con el Departamento de Defensa estadounidense, Afganistán podría tener una de las principales reservas mundiales de este escaso mineral, un componente clave de las baterías recargables y otras tecnologías necesarias para frenar el cambio climático.
Sin embargo, extraer estos minerales y comercializarlos no será una tarea fácil. Hace 11 años el Pentágono y el Departamento de Estado de EEUU advirtieron de que su explotación se enfrenta a obstáculos como las ubicaciones remotas, la débil infraestructura del país, la escasez de vehículos y equipos pesados, y la fuerte presencia de insurgentes. Y la situación no ha mejorado.
"Afganistán es sin duda una de las regiones más ricas en metales preciosos tradicionales, pero también en los metales [necesarios] para la economía emergente del siglo XXI", dijo a CNN Rod Schoonover, científico y experto en seguridad que fundó el Ecological Futures Group.
El experto además reconoció que la exploración y explotación de estos minerales podría acelerarse si países como China, India o Pakistán deciden hacer negocios con el nuevo régimen talibán.
El potencial del litio y las tierras raras
Según el Banco Asiático de Desarrollo, para 2020 el 47,3% de la población de Afganistán vivía por debajo de la Línea Nacional de Pobreza.
Un informe del Banco Mundial citado por Cinco Días también revela que en 2018 el 75% de los ingresos del país, unos 7.000 millones de dólares, provinieron de la ayuda internacional. Sin embargo, tanto EEUU como el Fondo Monetario Internacional ya anunciaron el congelamiento de las reservas extranjeras de Afganistán y la suspensión de las transferencias de fondos al país.
Sin la ayuda internacional, los talibanes ahora tendrán que hacer gala de sus mejores dotes negociadoras y gerenciales para suplir esos ingresos. Por eso las enormes reservas minerales que posee el país jugarán un papel clave. Sin embargo, su impacto en la economía afgana no será inmediato.
La Agencia Internacional de Energía estima que además de las grandes inversiones y el conocimiento técnico que se necesita para explotar las minas de litio y tierras raras, el proceso que va desde el descubrimiento de una mina hasta su explotación tarda unos 16 años en promedio.
Sin embargo, estos obstáculos pudieran desaparecer si China, el líder mundial en explotación de las tierras raras, entra en escena. Pekín ya ha dicho que mantendrá el contacto y las comunicaciones con el nuevo gobierno Talibán.
La demanda mundial de metales como el litio y el cobalto, así como de elementos de tierras raras como el neodimio, está aumentando rápidamente. Esto se debe a que los países intentan sustituir los autos tradicionales por automóviles eléctricos y desarrollar otras tecnologías limpias para reducir las emisiones de carbono.
En la actualidad China, la República Democrática del Congo y Australia acaparan el 75% de la producción mundial de litio, cobalto y tierras raras. Y si Afganistán logra superar la inestabilidad política y obtener el reconocimiento internacional de los talibanes como nuevo Gobierno, el país asiático podría unirse a este selecto club y jugar un papel clave en la economía del siglo XXI.
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