Desde entonces, los servicios de inteligencia y los medios de prensa de medio mundo tratan de determinar exactamente cuál es el armamento con el que cuenta un Estado Islámico cada vez más poderoso. Caben pocas dudas de que los yihadistas poseen, además de los vehículos descritos, tanques T-55 y cazas de origen ruso, tomados en bases militares sirias. También numerosos fusiles de asalto, tanto Kalashnikov del ejército sirio como rifles estadounidenses M-16 encontrados en los arsenales de Mosul.
Muchas de estas armas han sido documentadas por la organización «Conflict Armament Research», que el mes pasado envió una misión de investigación a Irak y Siria, y que esta semana ha publicado un informe con sus conclusiones. «Nuestro estudio es limitado, no podemos decir lo que tiene el Estado Islámico, solo lo que hemos visto», explica a ABC Damien Spleeters, uno de los investigadores, a su paso por Estambul tras su regreso de la misión. «Es posible que tengan material que no usan. Lo que hemos podido certificar son las armas que les han quitado los combatientes kurdos en batalla, lo que significa que son cosas que sí utilizan», indica.
«En Siria hemos visto armamento ligero, pistolas, rifles y ametralladoras. También armas montadas sobre vehículos, pero eso es menos interesante para nosotros, porque ya sabemos que son de origen ruso que le han quitado al ejército sirio», explica Spleeters. Las armas ligeras, en cambio, cuentan una historia mucho más interesante: «Varios rifles AK que hemos documentado tenían el número de serie borrado. Uno era de 1960, otro de 1964 y otro de 1970. Sin embargo, fueron enviados al mismo tiempo al mismo usuario, pero alguien está tratando de esconder su origen», dice. «Es posible que sea el mismo Estado Islámico, o tal vez otra gente. No sabemos por qué», indica.
Fusiles norteamericanos
También han registrado la presencia de abundantes M-16, cuyo origen norteamericano es indiscutible («Tenían el número de serie», relata el investigador). Fueron recuperados por los combatientes kurdos en Kobane, en el norte de Siria, dos semanas después de la caída de Mosul. «No podemos documentar la cadena de suministro al cien por cien, pero lo más probable es que vengan de Irak», dice Spleeters. «Esto demuestra que el Estado Islámico tiene cierta fluidez» a ambos lados de la frontera, ya que «es capaz de transferir armas de un frente a otro en un periodo de tiempo tan corto».
El investigador, de nacionalidad belga, llama la atención también sobre la presencia de cohetes M-79 de origen yugoslavo, que, según ha podido reconstruir su organización, fueron transferidos a Arabia Saudí en 2013. Los saudíes, asimismo, se lo dieron a algunos grupos rebeldes de lo que entonces todavía era considerado el Ejército Sirio Libre. «Ahora están en manos del Estado Islámico, lo que es interesante: muestra cómo uno intenta ayudar a las facciones moderadas y estas armas acaban en otras manos totalmente diferentes», comenta Spleeters. «Es posible que los rebeldes se los hayan dado, o que los hayan capturado. El hecho es que estas armas no estaban destinadas a ellos, y ahora las tienen y las están usando contra los kurdos», asegura.
Esto ha desatado los temores de que los yihadistas del EI hayan podido hacerse también con otra arma similar más sofisticada, el misil antitanque guiado TOW, que los EE.UU. han estado suministrando a los rebeldes al menos desde el pasado marzo. Algo que niegan desde las filas opositoras sirias. «Ni un solo TOW ha caído en las manos equivocadas», declaró este fin de semana Ubai Shabandar, un asesor de la Coalición Nacional Siria, al diario «The Washington Post». «La grandísima mayoría de la ayuda militar facilitada por los EE.UU. está siendo usada por el Ejército Sirio Libre para luchar contra el Estado Islámico en el norte de Siria. Hay un estricto proceso de supervisión que asegura que la ayuda militar a los luchadores por la libertad sirios se use de forma responsable sobre el terreno», afirmó.
«Al mostrarlos, asustan a la gente»
Pero ese mismo diario mencionó el pasado 25 de agosto una posibilidad aún más terrorífica: que estos yihadistas se hayan hecho con el control de sistemas portátiles de defensa antiaérea (o MANPADs, por sus siglas en inglés), tomados tras la conquista de la base aérea del ejército sirio en Tabqa. Estos pequeños misiles de un solo uso son muy eficaces a la hora de abatir aviones, y se teme que los yihadistas intenten en algún lugar de Oriente Medio algo similar al derribo del vuelo MH17 de Malaysian Airlines sobre Ucrania.
«Nosotros no hemos visto nada de esto», señala Spleeters, que indica que su grupo solo ha podido documentar lo que los combatientes kurdos decidieron mostrarles. Sin embargo, este investigador está convencido de que el Estado Islámico está en posesión de varios MANPADs. «Es obvio», dice. Estos yihadistas «han estado activos en Siria durante más de un año, y otros grupos los tienen, así que ellos deben tenerlos también», comenta.
Es más: existe al menos una fotografía en la que se ve a un miembro del EI empuñando uno. «No podemos certificar la autenticidad de nada que venga del Estado Islámico», dice el investigador. «Pero ya el mero hecho de que lo muestren por motivos propagandísticos asusta a la gente. Por ejemplo, muchas compañías aéreas dejarán de sobrevolar Siria», afirma, con el consiguiente impacto económico. En cualquier caso, hay pocas dudas de que la amenaza militar que representa el Estado Islámico es formidable.
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