1.- Rusia-Ucrania: Modernidad Vs. Tradición:
El día de ayer leí una muy interesante columna del escritor español Juan Manuel de Prada titulada Odiosa Rusia, en la que hace alusión a la visión crítica que manejan los medios Occidentales en contra de la Rusia dirigida por Vladimir Putin a la que se pinta como la URSS revivida y aumentada, como una amenaza con un totalitarismo de índole intolerante y oscurantista, y como muestra de ello no cesan de denostarle por su posición contraria al homosexualismo, que en Occidente se ha convertido en una fuerza poderosa que modifica políticas y visiones de la sociedad, medidas como el arresto de las integrantes del grupo de rock punk Pussy Riot tras escandalizar en la Catedral de Cristo Salvador en Moscú que se estiman como contrarios al dogma secular de la tolerancia, y finalmente su pretensión cumplida de recuperar Crimea, misma que había sido hecha parte de Ucrania como simple división administrativa por el Gobierno de Nikita Kruschev a fines de la década de los 50.
La realidad es que en el fondo se esconde un gran miedo, lo mismo hacia el notable y rápido éxito del ISIS liderado por Abú-Bakr Al Baghdadí, y ni se diga también por el ascenso meteórico de China como potencia económica o el miedo hacia un Irán que pueda convertirse por su propio derecho en potencia regional del Medio Oriente como ha sido la tónica a lo largo de su milenaria Historia, miedo que provocó la torpe, irreflexiva y completamente temeraria y estúpida idea de apoyar, por parte de EUA al fundamentalismo islámico ahora encarnado en quien proclama la reconstrucción de la unidad imperial del Islam Sunnita, rota en 1924 por la Primera Guerra Mundial y el Tratado de Sévres.
¿En qué radica el miedo? Existe el temor de que se presenten modelos alternativos al imperante a nivel mundial, o al que ha sido impulsado desde 1989 y la caída del Muro de Berlín: el modelo heredero de la Ilustración Francesa liberal, racionalista y positivista, y sobre todo, que dichos modelos demuestren ser exitosos.
China por ejemplo, plantea el desafío ideológico que contradice el tan trillado concepto de que la democracia y el desarrollo económico van de la mano para demostrar que la libertad económica puede florecer bajo un régimen autoritario que aparece como garante de dicho desarrollo económico y de esas libertades, a grado tal que actualmente es más fácil y tiene mayores posibilidad de prosperar, el abrir un negocio en China que en muchos de los regímenes "neoliberales" occidentales. De igual manera, el altísimo desarrollo y el alto nivel de vida alcanzado en las monarquías del Golfo Pérsico, como Arabia Saudita, Qatar o Emiratos Arabes Unidos demuestra que sociedades profundamente religiosas y tradicionalistas pueden elevarse materialmente tanto como países secularizados como Holanda o los escandinavos.
Ante esos casos, que son verdaderas cachetadas en la cara del sistema surgido tras la Revolución Francesa, destaca el camino que ha adoptado Rusia con Putin desde 1999: como lo dice en este otro artículo: Rusia: La Gran Esperanza, el gigante eslavo probó los frutos de la modernidad llegados de Occidente: Comunismo y Liberalismo, y se dio cuenta de que ambos resultaron nocivos para ella o no lograron lo prometido, por lo que se vuelve a sus tradiciones, al "Alma Rusa" a la que se refiere el Patriarca Kiril y que defendiera el Zar Alejandro I contra Napoleón y la Revolución Francesa hace 200 años. Para Occidente, y en especial para Europa, el triunfo de una Rusia tradicionalista y cristiana significaría un duro golpe en sus narices, contrastando con sociedades de alto desarrollo material, pero fosilizadas por el Estado de Bienestar que, como lo predijera Tocqueville, ha generado una población que vive en la perpetua infancia, creyendo que es libre, pero en realidad alienada en la forma más marxista del término y sometida a unas élites que han destruido las bases mismas de la cultura, la tradición, el arte y del pensamiento a fin de tener a todo mundo divertido y reducido a la mediocridad a fin de obtener lucro y convertir a las personas en un rebaño movido por el consumo.
De esta manera, el peligro principal que representan las potencias emergentes y principalmente Rusia es ideológico al representar una zancadilla a los fundamentos mismos del Mundo Occidental construido desde 1789, por ello se busca una especie de contención en contra del gigante eslavo a fin de evitar que el ejemplo de Putin se ponga de moda, aunque no han podido evitar que en el seno mismo de la Unión Europea Hungría busque su reconstrucción siguiendo el retorno a la tradición y la espiritualidad, incluso en el texto mismo de su Constitución, antes de acabar como República Checa y convertida en una nación-prostíbulo; y en América, Rafael Correa abandona un tanto el populismo chavista para orientarse hacia un conservadurismo muy similar al del ruso. Entre tanto, y pese al cada vez más vacío show de Jorge Mario Bergoglio en el Vaticano, el Tradicionalismo Católico crece poco a poco, incluso en países generalmente hostiles a la Iglesia de Roma, como EUA. Tal vez estamos a las puertas de un cambio que significará el regreso al mundo premoderno.
Pero para enrarecer más el ambiente en esta nueva Guerra Fría entre el "Moderno" Mundo Occidental y el "Premoderno" mundo de las potencias asiáticas emergentes se encuentra que mientras los europeos y en especial los Ucranianos buscan la expansión de la OTAN y cercar a Rusia ante el temor de su expansionismo, Rusia ha formado junto con China y otras tres de sus ex-repúblicas soviéticas: Kazakhastán, Kirguistán y Tayikistán formó la Organización para la Cooperación de Shanghai, a las que ahora pretende añadir a otros peces gordos que hasta ahora habían colaborado con esta organización, evidentemente de características de alianza militar, como un nuevo "Pacto de Varsovia", a Irán, la India e incluso Pakistán, tan cansado de servir de campo de batalla de los norteamericanos contra los Talibán en Afganistán que prefiere aliarse con su enemigo histórico; de concretarse esto, tendríamos a cuatro potencias nucleares de un lado que equilibrarían a la OTAN que cuenta con tres: EUA, Francia y Reino Unido. Esta nueva política de alianzas sin duda, disparará la carrera armamentista y hará renacer la tensión mundial a niveles no existentes desde 1989.
2.- ISIS, ¿lo que provocará el cambio?
Pero quizá lo que nos obligue a despertar del sueño de la Modernidad para regresar al mundo real en el que las guerras existen, en que la Religión, las tradiciones, idiosincracias y la Naturaleza son fuerzas reales que condicionan el acontecer humano se esté gestando en Medio Oriente en el Estado Islámico de Irak y Levante (ISIS por sus siglas en inglés) y las pretensiones imperiales de Abú-Bakr Al-Baghdadí.
El historiador británico Tom Holland identifica en su obra A la Sombra de las Espadas al Islam como una fuerza revolucionaria que fue responsable, con su irrupción en el siglo VII, de la desaparición definitiva del Mundo Clásico Grecorromano del Mediterráneo, más que las Invasiones Bárbaras del siglo V; después de todo, los pueblos germánicos habían buscado ser incorporados al Imperio Romano, y cuando Odoacro destronó a Rómulo Augusto en Occidente, remitió las insignias imperiales al César Zenón de Constantinopla, reconociendo a éste como emperador legítimo del orbe, así, el emperador de Oriente quedaba, al menos en la forma, nuevamente como único monarca del Imperio fundado por Octavio Augusto en el 27 a.C., Ni Ostrogodos, Visigodos, Lombardos, Francos y ni siquiera los Hunos planeaban la destrucción del Imperio Romano, sino ser incluidos en él pero manteniendo su autonomía, esto se manifestó tanto en la adopción del Cristianismo --primero en su versión Arriana, misma que era apoyada directamente por los Césares-- como del Derecho Romano, con las Leyes Romano-Bárbaras.
Bajo Justiniano, por otro lado, las campañas de Belisario y Narsés tuvieron como objeto la recuperación de las provincias occidentales del Imperio y el sometimiento de los pueblos germanos ya no comofoederati, sino como nuevos súbditos de los césares, mientras que bajo Heraclio se dio la última guerra Romano-Persa en el episodio final de la rivalidad que enfrentó a Iránios y Grecorromanos desde el siglo VI a.C. Quizá sin la irrupción del Islam, los pueblos germánicos habrían terminado por adoptar la Civilización Grecorromana cristianizada, y el aspecto del mundo hubiera sido muy diferente.
Sin embargo, la irrupción del Islam en el Mediterráneo Oriental interrumpiría el comercio que se realizaba por el Mare Nostrum, y reduciría al Imperio Romano de Oriente a ser una Nación puramente helénica, (en la que la Cultura Clásica pervivió: lo "Bizantino" es en realidad la evolución natural y cristianizada de lo clásico durante la Edad Media) y a abandonar toda acción ofensiva para concentrarse en su defensa frente al peligro musulmán hasta 1453. Ante la falta de las pretensiones universales de los Césares orientales que siguieron a Heraclio, (cortos de recursos que les hubiesen permitido el continuar con las campañas de Justiniano al perder Egipto y Cartago, las provincias más ricas, por ello, otros emperadores victoriosos posteriores, como Basilio II limitaron su actividad militar a la defensa de los Balcanes y Asia Menor, zonas a las que quedó reducido el Imperio Romano) la Europa Occidental seguiría su propio camino reduciéndose la herencia romana a una herencia cultural protegida y difundida por la Iglesia y se sentarían las bases para un cada vez mayor distanciamiento con Constantinopla y Europa Oriental, que culminaría con el Cisma del año 1054 y sobre todo, con la ruptura definitiva representada por el saqueo de los Cruzados en 1204.
El Islam, finalmente, destruiría al Imperio Romano de Oriente en 1453, en algo que también es considerado como un parteaguas y una nueva ruptura: finaliza la Edad Media y comienza la era Moderna, en la que nos encontramos --aunque convencionalmente se señala después a 1789 como el punto en que comienzan los tiempos actuales o contemporáneos-- Y ¿hoy, qué puede pasar?
El movimiento del iraquí autoproclamado Califa del Islam, surgido de un Al-Qaeda que tras el 11 de septiembre de 2001 no ha hecho más que crecer, fortalecerse y multiplicarse pese a la muy dudosa ejecución de su fundador Osama Bin Laden, representa el primero que proclama la reconstrucción del Califato Islámico, como ya antes lo he mencionado en este espacio, es un fenómeno cuyo antecedente más cercano es en el siglo XIV con los Otomanos, que se lanzaron a la unificación de un Islam dividido, reconstruyeron el Imperio Musulmán y asumieron el trono de sucesores de Mahoma; destruido ese Imperio tras la Primera Guerra Mundial, el ISIS aparece como el primer intento serio de recuperarlo desde 1924.
Ahora bien, tras aterrorizar la región en algo que no es nada nuevo en la Historia del Medio Oriente, fundamentalmente con las persecuciones a Cristianos y Yezidistas, así como a Musulmanes Chiítas o que no están de acuerdo con su ideología, los seguidores de Abú-Bakr II, es que EUA finalmente decide intervenir, lo cual no deja de ser irónico: nuevamente Washington acude a enfrentar a sus propios demonios a los que dio origen, y por tercera vez en Mesopotamia, y nuevamente en una forma que no asegurará la paz ni el fin del peligro islamista, antes bien, parece que intentará apagar el fuego con gasolina.
Tras ver el mensaje dado por Obama el pasado 10 de septiembre por la noche, la política exterior norteamericana vuelve a cometer el mismo error en el que ha caído una y mil veces para el Medio Oriente: el uso de la fuerza en vez de buscar los aliados correctos en la región: en aras de seguir buscando mantener la preponderancia de Israel en la zona, y dirigido por los intereses de las monarquías de la Península Arábiga, rehuye a acercarse a Irán y a reconocer al aliado de éste: Bashar el-Assad en Siria: por el contrario, anuncia que seguirá apoyando a la oposición siria y reconociéndola como la alternativa al ISIS... ¡estúpido! la oposición siria dio origen al ISIS y mantiene estrecha alianza con éste, apoyarlos por hacerle el asco a Assad es sólo fomentar al ahora supuesto enemigo, aunque claro, Soetoro piensa que así podrá intervenir en los asuntos de Damasco y derribar a Assad: dos pájaros de un tiro, es lo que piensa: elimino al incómodo Presidente sirio, evitando así al expansionismo persa y a la vez paro en seco a un grupo salido de mis aliados que se salió de control como es el ISIS.
Y recientemente, tenemos que Henry Kissinger lo ha reconocido: la prioridad no es detener al Estado Islámico y un probable renacimiento imperial del Islam Sunnita, sino evitar un "Nuevo Imperio Persa" dirigido por los clérigos Chiítas de Teherán. Para los norteamericanos, Irán es el enemigo regional principal, tal vez porque no se han repuesto de la humillación propinada por Khomeini en la Revolución de 1979 y por una enorme miopía política, es que los Persas siguen siendo apestados por la posición oficial norteamericana, más con el programa nuclear iraní, lo cual contrasta con lo seguido en el pasado por las potencias occidentales que veían en Irán el contrapeso del Islam Sunnita encarnado en el Califato Otomano, durante los siglos XVI a XVIII, no dudando en establecer alianzas a fin de distraer la permanente amenaza turca sobre Europa. Rusia en cambio lo ha comprendido bien y está estrechando lazos con el Gobierno Persa presidido por Hassan Rohani y es muy probable que la cooperación entre ambos vaya de lo comercial a lo militar en poco tiempo, a la vez, los Iránios cuentan con el apoyo de Pekín, indispensable para evitar la encerrona económica provocada por las sanciones occidentales.
Me parece que EUA peligrosamente se está metiendo en la ratonera: una derrota de sus armas en Medio Oriente sin duda alentaría las pretensiones imperiales del autoproclamado Califa, la operación sin duda incrementará las tensiones con Rusia e Irán pues se verá como un evidente desafío a Assad y pondrá a dudar sobre la posición real de la Casa Blanca, si es real su interés en acabar con el ISIS o éste seguirá siendo una tapadera para su verdadero interés que es irse en contra del renacimiento persa.
Obama sigue siendo un enigma y no queda claro si responde a los auténticos intereses norteamericanos o a los monarcas del Golfo que han apoyado a Al Qaeda y ahora a Abú-Bakr Al-Baghdadí en su aventura islamista, como sea, puede que esté conduciendo los acontecimientos hacia un punto de inflexión histórico que pueda representar el fin de la Modernidad con la derrota de Occidente entero. De un de repente, puede que despertemos del sueño de la Democracia, los derechos humanos, capitalismo liberal, Estado de Bienestar, Pacifismo y demás, para enfrentarnos a la verdadera naturaleza humana en sus aspectos más brillantes y grandiosos y a la vez en sus aspectos más crueles y bestiales; como Kurt Rusell lo dice en su personaje de "Snake Pilskenn" al finalizar la malograda secuela de la genial Escape de Nueva York: Escape de Los Angeles, al detonar un dispositivo que aplica un pulso electromagnético en todo el mundo dejando inoperante toda la tecnología electrónica de la Tierra: "Bienvenidos a la Raza Humana", algo así nos pasará y nos daremos cuenta que la Modernidad y sus oropeles nos costaron sufrimientos terribles, mucho más pesados que todos los anteriores: la Modernidad nos trajo los genocidios, las revoluciones violentas y las dos Guerras Mundiales, la devastación del Medio Ambiente y la sobreexplotación de los recursos.
Como sea, Putin y Abú-Bakr II --aún éste con toda su crueldad y ferocidad-- tienen algo que los líderes occidentales no tienen: clara conciencia en su objetivo, que es ni más ni menos que el de cambiar la Historia. Eso los hace, sin duda, enormemente peligrosos.
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