LOS ENEMIGOS SE RECONCILIAN, AL MENOS POR EL MOMENTO
El ayatolá Ali Jamenei
Jamenei apoya la cooperación del Ejército en la ofensiva de norteamericanos, kurdos e iraquíes
El avance del Estado Islámico (EI) en Irak no sólo ha alarmado a Irán sino que le está obligando a reconsiderar sus alianzas. Según el servicio en persa de la BBC, el líder supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei, ha respaldado la cooperación militar con Estados Unidos para hacer frente a esa amenaza. De confirmarse, la decisión supondría un importante giro para política exterior de la República Islámica, uno de cuyos pilares desde la revolución de 1979 ha sido la enemistad institucional con Washington.
“Jamenei ha autorizado a su máximo jefe militar para coordinar operaciones con fuerzas estadounidenses, iraquíes y kurdas”, afirma la cadena británica citando fuentes no identificadas en Teherán. Se refieren al general Qasem Soleimani, comandante de la Fuerza Quds, la unidad de élite de los Guardianes de la Revolución (también conocidos como Pasdarán), y considerado el responsable del dossier iraquí.
Hace apenas tres meses, cuando el EI inició su ofensiva sobre el norte de Irak y se hizo con el control de Mosul, Jamenei advirtió a EE UU contra “cualquier tipo de intervención en Irak”. El líder iraní intentaba evitar también que el conflicto se tratara como una guerra entre suníes y chiíes. Pero cuando en agosto los yihadistas redoblaron su envite asaltando las posiciones kurdas y llegando hasta la frontera con Irán, los responsables iraníes se vieron obligados a revisar su estrategia.
A la repulsión que provocan en Occidente la ideología totalitaria y la brutalidad del EI, se suma en el caso de Teherán una rivalidad doctrinal mucho más enconada. Aunque ese grupo extremista suní no representa una amenaza física inmediata, considera herejes a los chiíes, la rama del islam de la que el régimen iraní se ha erigido en faro. De hecho, los chiíes y sus lugares de culto fueron uno de sus primeros objetivos de los yihadistas cuando tomaron Mosul, desatando su huida.
FUENTE
El País, España
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