Bloque ruso-iraní vs. EEUU en la lucha antiterrorista
Hoy, la región de Oriente Medio es testigo de un enfrentamiento entre el bloque oriental, formado por Rusia, Irán, Siria e Irak, y el bloque occidental liderado por EE.UU., a través de la llamada Colación Internacional Contra Daesh.
El objetivo de ambos, como han declarado sus autoridades, es combatir el terrorismo, no obstante, son evidentes sus diferencias estratégicas y sus tácticas. En el siguiente artículo, pretendemos estudiar el porqué de la formación de una Coalición Moscú-Teherán-Bagdad-Damasco, además de abordar la eficiencia que han tenido o pueden tener estas dos formaciones.
Coalición oriental contra el terrorismo
Más de cuatro años después del inicio del conflicto en Siria, país en el que operan decenas de grupos terroristas, hoy, dos formaciones declaran sus intenciones de querer acabar con este flagelo de una vez y por todas. Hace poco más de un año, EE.UU. formó una coalición para materializar ese objetivo, no obstante, los numerosos datos publicados demostraban su incapacidad o su falta de intención a la hora de cumplir con lo anunciado, es decir, combatir a los terroristas.
Ante esa situación, en la que los terroristas están ganando terreno en Irak y Siria, hace unas semanas, Rusia e Irán dieron su visto bueno a la formación de un comando de coordinación en Bagdad (capital de Irak) para hacer frente a Daesh. El presidente ruso, Vladimir Putin, llamó a todos los países que estén dispuestos a combatir el terrorismo a que se sumen a esa coalición. Un bloque que ya está desafiando el poderío de la Coalición Occidental en el campo de la lucha antiterrorista.
De hecho, el desarrollo de la situación en Siria e Irak allanó el terreno para el acercamiento entre Irán y Rusia ante los acontecimientos internacionales y regionales. Ambos países, por diferentes motivos, como geopolíticos, intereses propios y de seguridad nacional, entre otros, se han opuesto a la influencia política, económica y militar de Occidente en sus alrededores. Por esta razón, en los últimos años, Teherán y Moscú han adoptado una coincidente postura crítica ante las estrategias y políticas unilaterales estadounidenses y de sus aliados en las ecuaciones internacionales, especialmente en la región de Oriente Medio. Ambos son conscientes de que el derrocamiento del Gobierno de Damasco permitiría al dominio de Washington en la región.
La importancia de ese país para Irán y Rusia es tal que Moscú, al contrario del caso de Libia, entró con todo su poderío en la escena del conflicto, y junto a Teherán se resistieron a las demandas de Occidente, los gobiernos reaccionarios de la región y de Turquía para facilitar un cambio de gobierno en Siria, que contemplaba la salida del presidente Bashar al-Asad.
Además del posible aumento de la influencia de EE.UU. y sus aliados con el derrocamiento de Asad, Rusia e Irán han tenido una preocupación aún mayor, es decir, la llegada al poder de los extremistas, ya que una parte importante de la oposición siria está patrocinada por Arabia Saudí, el régimen de Israel, Catar y Turquía. De materializarse esta situación, supondría una gran amenaza, además de la que pueda suponer para Irán y Rusia. Por un lado, Moscú se preocupa por la repetición de hechos pasados que tuvieron lugar en el Cáucaso Norte a manos de los extremistas y, por otro, Teherán, es bien consciente del peligro de las políticas antichiíes de estos.
Así que ambos países coinciden en hacer todo lo posible para apoyar a los ejércitos de Siria e Irak en su lucha contra los terroristas y acabar de una vez con esta crisis en la región. En el ámbito militar, Irán está brindando asesoramiento a Siria, mientras Rusia ha puesto a disposición sus portaaviones con cazas Sujoi-33, Mig-29, entre otros.
Con la postura común de Irán y Rusia, Siria e Irak, que son considerados los promotores de la lucha contra el terrorismo, aceptaron la formación de una coalición. Una realidad que coincidió con la campaña de desprestigio de Occidente encabezada por EE.UU.
Eficiencia del bloque oriental contra el occidental
El 10 de septiembre de 2014, EE.UU. lanzó una coalición que pretendía atacar a los terroristas. En este sentido, llevó a cabo 6700 ataques aéreos, los cuales costaron unos 4 mil millones de dólares. No obstante, el resultado no fue el esperado, y Daesh aumentó su control sobre nuevos territorios. Según Washington, los terroristas de Daesh tienen el mismo número de combatientes que hace un año. Por lo que se puede considerar que sus ataques han sido en vano y que solo han generado más destrucción en el país árabe.
También existe otro punto de vista para las operaciones de la coalición occidental; por lo general, cuando se producían sus ataques, era en situaciones en las que el ejército sirio estaba ganando terreno ante los rebeldes, con lo cual pretendían impedir su avance; una realidad escalofriante que ha revelado un informe filtrado de la Agencia de Inteligencia de Defensa estadounidense. En 2012. Washington sabía que si apoyaba a los rebeldes sirios, provocaría la aparición de grupos extremistas como Daesh. Así que no le convenía acabar con los terroristas contradiciendo sus propios objetivos.
Ante este escenario, Rusia e Irán entran en la escena con la formación de un bloque antiterrorista, una coalición que, desde sus primeros días, ha estado dando resultados positivos. Diferentes análisis confirman que Rusia, en sus operaciones contra el grupo terrorista Daesh en Siria, ha sido capaz de lograr en semanas lo que EE.UU. no consiguió en más de un año.
El periódico alemán Deutsche Wirtschafts Nachrichten publicó: "El Estado Mayor General de Rusia informa de la destrucción de 50 importantes instalaciones del EIIL. Incluso, si hubiera destruido solo una parte de dicha cantidad, todo indica una cosa: Rusia, en semanas, puede superar en eficacia a EE.UU., que lleva allí más de un año".
Además de los ataques directos de los rusos contra los terroristas, el Ejército sirio ha lanzado una vasta ofensiva terrestre en el norte del país, apoyado desde el aire por la aviación rusa. La operación se lleva a cabo en la provincia de Hama y en la región de Latakia. Las fuerzas sirias cuentan además con el respaldo de la Marina rusa, fondeada en el mar Caspio, desde donde ha lanzado varias baterías de misiles contra la insurgencia. Los ataques han motivado la retirada de los terroristas de sus posiciones en diferentes partes de Siria.
La ofensiva ha sido tan dura que más de 40 grupos terroristas, mediante una declaración conjunta, han pedido a los países de la región formar una alianza contra Rusia e Irán. Asimismo, Irak ya pidió oficialmente una operación antiterrorista similar en su territorio. Ante esa situación, EE.UU. y sus aliados, tanto europeos como de Oriente Medio, exigieron a Moscú y a Teherán que pusieran fin a sus operaciones en Siria. En este sentido, el secretario de Defensa estadounidense, Ashton Carter, advirtió que Rusia comenzará pronto a sufrir bajas, por su apoyo militar a un viejo aliado, el presidente sirio Bashar al-Asad. A la vez, afirmó que Washington no cooperará con Moscú en la lucha contra Daesh, en caso de que este siga apoyando a las tropas sirias.
Con todo lo expuesto, se puede concluir que ambos bloques ya involucrados en la crisis siria tienen sus propios intereses, no obstante, mientras el oriental aboga por el fin del terrorismo, el occidental mantiene su política de distinguir entre terroristas llamándoles buenos y malos, por lo que, indirectamente, están echando leña al fuego de la crisis no solo en Siria, sino también en Oriente Medio.
Hoy, además, la cuestión de Siria e Irak va más allá de la lucha contra el terrorismo y se puede considerar como el epicentro del choque entre Oriente y Occidente, un hecho que nos recuerda a la Guerra Fría.
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