Un destino peor que la muerte aguarda a los misiles Tomahawk que EEUU utilizó para atacar a Siria y que fueron entregados a Moscú prácticamente intactos por las tropas sirias, señaló el periodista Joe Pappalardo en su artículo publicado por el portal Popular Mechanics.
El Ministerio de Defensa de Rusia presentó los fragmentos de dos misiles que fueron lanzados contra Siria el 14 de abril por EEUU. El coronel general del Estado Mayor ruso Serguéi Rudskói declaró que los datos recibidos tras una minuciosa investigación de los Tomahawk podrían ser utilizados para mejorar las armas rusas.
En su artículo, Pappalardo trató de pronosticar cuál será el destino de los misiles capturados.
"Un destino peor que la muerte aguarda al material bélico que fue recuperado intacto del campo de batalla. La lucha entre los ingenieros rusos y los de EEUU no acabó con la Guerra Fría", señaló el autor del artículo.
Pappalardo recordó que hace un año los periodistas de Popular Mechanicsvisitaron el laboratorio del segundo mayor contratista del mundo, BAE Systems, situado en Hampshire (Reino Unido).
En este laboratorio los ingenieros británicos trabajan para elaborar métodos que ayuden a contrarrestar a los misiles enemigos. Esta visita a BAE Systems mostró a los periodistas cómo el material bélico capturado en un campo de batalla puede convertirse en "un activo de inteligencia".
De acuerdo con Pappalardo, BAE no compra los sistemas antiaéreos de Rusia o China. Ellos trabajan con los misiles que capturan en los campos de batalla los servicios de inteligencia de EEUU y sus aliados y que luego entregan a la empresa británica. Estos misiles después se exponen a una serie de prolongadas pruebas.
"Los misiles capturados también se utilizan como conejillos de Indias", sostuvo Pappalardo.
El periodista afirmó que Rusia tiene laboratorios parecidos al de BAE, donde los investigadores rusos pueden examinar antenas de comunicación intactas de los Tomahawk y ensayar la resistencia de sus propios sistemas de defensa a los efectos de la tecnología estadounidense.
Asimismo, los ingenieros de Rusia son capaces de probar cuán vulnerables son las antenas ante las inferencias. Los datos de los motores a su vez pueden ayudar a aprender a detectarlos con luz infrarroja.
Una lección de la historia
Pappalardo destacó que todos los misiles disparados tienen un diseño que previene la revelación de mucha información sensible en caso de que este proyectil aterrice intacto en territorio del enemigo.
No obstante, hay piezas dentro de los misiles modernos que un enemigo inteligente puede utilizar (…) A pesar de eso el valor real de un misil capturado no es que el enemigo producirá un misil similar. Su valor real radica en que tras estudiarlo el adversario puede encontrar una manera de interceptarlo", explicó el periodista.
A este respecto, Pappalardo mencionó una lección de la historia. En 1998 seis misiles Tomahawk cayeron en Pakistán durante un ataque perpetrado contra las bases operadas por Osama bin Laden. Tras este incidente, los científicos pakistaníes y chinos estudiaron estos misiles detalladamente y utilizaron los datos que pudieron recolectar en sus propios programas de armas.
En este laboratorio los ingenieros británicos trabajan para elaborar métodos que ayuden a contrarrestar a los misiles enemigos. Esta visita a BAE Systems mostró a los periodistas cómo el material bélico capturado en un campo de batalla puede convertirse en "un activo de inteligencia".
De acuerdo con Pappalardo, BAE no compra los sistemas antiaéreos de Rusia o China. Ellos trabajan con los misiles que capturan en los campos de batalla los servicios de inteligencia de EEUU y sus aliados y que luego entregan a la empresa británica. Estos misiles después se exponen a una serie de prolongadas pruebas.
"Los misiles capturados también se utilizan como conejillos de Indias", sostuvo Pappalardo.
El periodista afirmó que Rusia tiene laboratorios parecidos al de BAE, donde los investigadores rusos pueden examinar antenas de comunicación intactas de los Tomahawk y ensayar la resistencia de sus propios sistemas de defensa a los efectos de la tecnología estadounidense.
Asimismo, los ingenieros de Rusia son capaces de probar cuán vulnerables son las antenas ante las inferencias. Los datos de los motores a su vez pueden ayudar a aprender a detectarlos con luz infrarroja.
Una lección de la historia
Pappalardo destacó que todos los misiles disparados tienen un diseño que previene la revelación de mucha información sensible en caso de que este proyectil aterrice intacto en territorio del enemigo.
No obstante, hay piezas dentro de los misiles modernos que un enemigo inteligente puede utilizar (…) A pesar de eso el valor real de un misil capturado no es que el enemigo producirá un misil similar. Su valor real radica en que tras estudiarlo el adversario puede encontrar una manera de interceptarlo", explicó el periodista.
A este respecto, Pappalardo mencionó una lección de la historia. En 1998 seis misiles Tomahawk cayeron en Pakistán durante un ataque perpetrado contra las bases operadas por Osama bin Laden. Tras este incidente, los científicos pakistaníes y chinos estudiaron estos misiles detalladamente y utilizaron los datos que pudieron recolectar en sus propios programas de armas.
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