Con las negociaciones con el viceprimer ministro chino, Liu He, en marcha, Donald Trump volvió ayer a usar su red social para negar su generosidad con el gigante asiático. "No ha pasado nada con ZTE, excepto que concierne a un acuerdo comercial más amplio", dijo Trump como respuesta a la polémica suscitada por su intención de relajar las sanciones que pesan sobre el fabricante de equipos de telecomunicación chino.
El inquilino de la Casa Blanca dejó caer el domingo que pediría al Departamento de Comercio que revisase estas condiciones ya que estas represalias estaban destruyendo empleos en la segunda mayor economía del mundo. Un giro en su postura que levantó críticas de algunos senadores, como el republicano Marco Rubio, quien insistió que el problema con ZTE no es comercial sino de seguridad nacional y espionaje.
Aun así, el presidente de Estados Unidos insistió en que China "tiene mucho que ofrecer" para evitar que Was-hington y Pekín escalen su pulso arancelario. "Aún no hemos visto las demandas de China, que deberían ser pocas, ya que Administraciones previas de Estados Unidos han negociado tan mal, sentenció Trump.
El viceprimer ministro Liu permanecerá en Washington hasta el sábado en busca de consenso, mientras un buen número de compañías estadounidenses buscan exenciones sobre los posibles aranceles sobre productos chinos con un valor aproximado de 50,000 millones de dólares.
La minorista de productos electrónicos Best Buy quiere que los televisores procedentes de China se salven de estos gravámenes. Sanden International ha advertido que tendrá que despedir a 39 de sus 431 trabajadores si los aranceles del 25% se aplican a los componentes que utiliza para fabricar compresores de aire acondicionado para automóviles.
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