Este domingo, el Alto Representante de la Unión Europea para Política Exterior, Josep Borrell, avisó de que la Unión Europea responderá con nuevas sanciones si finalmente Rusia envía armas nucleares a Bielorrusia. Mientras que la OTAN denunció la retórica "peligrosa e irresponsable" del Kremlin y tachó de "engañosas" las alusiones a una participación de los aliados en una escalada nuclear.
La ronda de sanciones contra Minsk, anunciada a principios de enero por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, está bloqueada en los órganos de trabajo del Consejo por las diferencias sobre aprobar exenciones al comercio de potasa bielorrusa para producir fertilizantes en países africanos, una medida que contempla la Unión Europea para combatir la propaganda rusa de que las sanciones europeas afectan a la seguridad alimentaria global.
Para países como Polonia o los bálticos no se debe usar ningún pretexto para aliviar sanciones contra oligarcas rusos y bielorrusos, mientras que la mayoría de Estados miembros abogan por aplicar estas derogaciones porque "no abren un puerta grande" y combaten la narrativa del Kremlin. "Hay muchas garantías para evitar abusos. Nadie quiere llenarle los bolsillos a los oligarcas", ha indicado una fuente diplomática.
En todo caso, en el seno de la Unión Europea reconocen la dificultad para acordar las medidas contra Minsk, que llevan atascadas ya dos meses en los órganos de trabajo, aunque consideran que los últimos acontecimientos puede influir para dar un empujón al debate.
"Tenemos un paquete preparado, casi acordado entre los Veintisiete. Bielorrusia ya ha hecho más que suficiente alineándose con Rusia en esta guerra. Esperamos poder avanzar ya con esto", han indicado otras fuentes diplomáticas consultadas.
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