China ha desarrollado con éxito un nuevo motor ‘hipersónico’ que impulsará sus armas más lejos y a velocidades increíblemente rápidas.
La Corporación de Ciencia y Tecnología Aeroespacial de China (CASC, por sus siglas en inglés) ha anunciado el desarrollo exitoso de este motor de combustible sólido después de ocho vuelos de prueba, y dice que el revolucionario motor ya está listo para ser acoplado a una nueva generación de misiles aire-aire, publicó el 5 de junio el diario estatal chino Global Times.
El motor tendría que moverse a más de 6200 kilómetros por hora, hecho que indica que su montaje a cualquier proyectil convertirá a este en un objetivo casi inalcanzable para los sistemas de defensa existentes.
Tales motores, cuando estén acoplados a los misiles existentes, podrían potencialmente triplicar su alcance. Las armas existentes de 100 km podrían tener su alcance ampliado a 320 km.
El nuevo motor puede aumentar notablemente el rango de tiro y la movilidad de los misiles aire-aire y los misiles antibuques equipados con aviones sigilosos de China, incluyendo los cazas furtivos J-20, dijo Song Zhongping, experto militar chino, a Global Times.
Los misiles de crucero y los aviones experimentales, incluidos los drones (aeronaves no tripuladas), también pueden adoptar esa tecnología para realizar viajes a gran velocidad dentro de la atmósfera, sostuvo el diario citando a Wang Yanan, editor jefe de la revista Aerospace Knowledge.
China ha decidido enfocarse en combustibles sólidos, ya que son más estables y no requieren complicados procesos de abastecimiento de combustible. Esto significa que tales armas estarían “de guardia” para un despliegue rápido.
Tanto China como Rusia están reforzando sus programas de vehículos hipersónicos. Expertos militares creen que con estas tecnologías Pekín y Moscú buscan contrarrestar la nueva estrategia militar de EE.UU. en Asia y su plan para desplegar el polémico sistema de Defensa Terminal de Área a Gran Altitud (THAAD, por sus siglas en inglés) en Corea del Sur.
Rusia y China han expresado en reiteradas ocasiones su oposición al despliegue del THAAD en suelo surcoreano. Pekín se opone a esta ampliación del potencial militar de EE.UU. en la península coreana porque, a su juicio, podría utilizarse como herramienta de espionaje. Moscú, a su vez, lo tilda de un acto “desestabilizador”.
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