Putin ofrece a la UE congelar el precio a cambio de contratos a largo plazo
El mercado registra una bajada temporal aunque los expertos prevén nuevas subidasGiro inesperado en los mercados energéticos. Los futuros de gas (TTF) holandés, que marca la referencia a nivel europeo, se han desplomado en los últimos días hasta un 42%, cayendo casi por debajo de los 100 euros, a 104 euros/MWh (megavatios por hora), tal y como se puede apreciar en el gráfico. La evolución del gas natural inglés sigue casi el mismo ritmo que el holandés y ha sufrido un fuerte descenso hasta situarse en 253 libras. El descenso de esta materia prima ha sido casi igual de repentino y veloz que la subida protagonizada en las últimas semanas, aunque esta vez se reducen los temores a una falta de suministro.
Todo esto se debe a la entrada masiva por medio de cargueros, un total de 20, frente a los 15 que lo hicieron el día previo a Nochebuena, de GNL (gas natural licuado) procedente de Estados Unidos, Qatar, Nigeria y Argelia en la red europea de regasificadoras, después de que el presidente ruso, Vladimir Putin, tomase la decisión de invertir las rutas del gas que fluye desde Alemania a Polonia y Rusia, mediante el gasoducto Yamal-Europa, gestionado por Gazprom. Otros 14 cargueros esperan la orden para poner rumbo a Europa.
Pese al poder de negociación que tiene Rusia sobre el suministro a Europa, el viejo continente cuenta con una posición de fuerza igualmente poderosa ya que es el principal cliente del gas ruso. Según sus datos, Rusia envía alrededor del 95% de sus exportaciones totales a Europa, más del 90% a través de gasoductos, lo que representa alrededor del 30%-35% de los suministros de Europa en general, a la par con Noruega. En cuanto al sector del petróleo, el 50% de las exportaciones de crudo del país también van hacia la Europa occidental y el 65% lo hace a través de oleoductos. Representa alrededor del 25% al 30% de los suministros de Europa en general.
Todo esto se debe a la entrada masiva por medio de cargueros, un total de 20, frente a los 15 que lo hicieron el día previo a Nochebuena, de GNL (gas natural licuado) procedente de Estados Unidos, Qatar, Nigeria y Argelia en la red europea de regasificadoras, después de que el presidente ruso, Vladimir Putin, tomase la decisión de invertir las rutas del gas que fluye desde Alemania a Polonia y Rusia, mediante el gasoducto Yamal-Europa, gestionado por Gazprom. Otros 14 cargueros esperan la orden para poner rumbo a Europa.
Pese al poder de negociación que tiene Rusia sobre el suministro a Europa, el viejo continente cuenta con una posición de fuerza igualmente poderosa ya que es el principal cliente del gas ruso. Según sus datos, Rusia envía alrededor del 95% de sus exportaciones totales a Europa, más del 90% a través de gasoductos, lo que representa alrededor del 30%-35% de los suministros de Europa en general, a la par con Noruega. En cuanto al sector del petróleo, el 50% de las exportaciones de crudo del país también van hacia la Europa occidental y el 65% lo hace a través de oleoductos. Representa alrededor del 25% al 30% de los suministros de Europa en general.
Propuesta rusa
El vice primer ministro ruso, Alexander Novak, que ocupó la cartera de energía hasta mediados de noviembre de 2020, ha asegurado que Rusia podría aumentar la producción y el suministro de gas hacia Europa con la condición de que la Unión Europea firme contratos a largo plazo, también conocidos como PPAs. Tal y como ha declarado en una entrevista con la cadena RBC "estamos preparados para incrementar los volúmenes de producción y suministro. La base de recursos que existe en Rusia nos permite satisfacer la demanda de los consumidores europeos en cualquier volumen. Pero, por supuesto, este no es un proceso rápido, porque la política que se ha llevado a cabo en la Unión Europea tenía como objetivo reducir la demanda".
Asimismo, ha insistido que la condición para ello son los contratos a largo plazo, ya que "para aumentar la producción se requieren grandes inversiones", ha subrayado en la entrevista. Novak ha señalado además que "la Unión Europea da preferencia a los contratos al contado" y que "esto llevó a la situación del verano de 2021, cuando fue necesario bombear gas hacia las instalaciones de almacenamiento subterráneas, un gas natural licuado suministrado por contratos al contado con el que Europa contaba y que fue a parar a otros mercados", ha explicado sobre la subida del precio del gas.
El viceprimer ministro ruso también añadió que otra razón para el colapso energético ha sido el invierno de 2020, en el que "no se pudieron crear reservas de gas del volumen requerido durante el periodo de verano" y ha pronosticado que el fin del alza de los precios se dará cuando "se creen buenas reservas, que cubran la demanda en Europa en su totalidad".
El portavoz de la empresa Gazprom, Serguei Kuprianov, ya aseguró el pasado 25 de diciembre que la compañía estaba dispuesta a "suministrar volúmenes adicionales de gas" a Europa, al mismo tiempo que descalificó las críticas por una supuesta insuficiencia en el suministro, a las que ha tachado de "absolutamente infundadas e inadmisibles".
Kuprianov aprovechó también la ocasión para arremeter contra Europa e indicar que "todos los problemas en Europa occidental son autoinflingidos y no deben culpar a Gazprom por eso". "Todas las acusaciones de que Rusia y Gazprom no proporcionamos suficiente gas al mercado europeo son falsas e inaceptables", insistió.
Previsión para 2022
La caída de los precios del gas también está presionando a la baja las tarifas eléctricas en toda Europa. Por ejemplo, en Alemania, la electricidad para enero ha caído ya en torno a un 36%, hasta los 220 euros por megavatio hora, mientras que la tarifa eléctrica de Francia para el próximo mes ha caído hasta un 28%.
Por el momento no se vislumbra un final inmediato para la crisis energética que ha sacudido y sigue sacudiendo Europa estos últimos meses y es que ni siquiera los propios expertos se ponen de acuerdo. Los más optimistas aseguran que los precios de la luz volverán a la normalidad en torno a la primavera de 2022, sin embargo, los más pesimistas creen que la factura de la electricidad no se verá corregida o reducida hasta el año 2024. En cualquier caso, todos ellos sostienen que la tendencia alcista de los precios continuará, al menos, durante los primeros meses del año que comienza en las próximas horas.
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